Vitoria redobla por San Prudencio
Los vecinos de la capital alavesa se vuelcan en la celebraci¨®n del d¨ªa de su patr¨®n
Miles de vitorianos se vuelcan desde anoche en la celebraci¨®n del d¨ªa de su patr¨®n, San Prudencio. Los tambores y trompetas suenan desde las 21.00 de este domingo, cuando comenz¨® la retreta. Hoy, con la resaca de la tamborrada y de una noche en la que centenares de cocineros coparon el centro de la ciudad, miles de alaveses se han acercado a las campas de Armentia para honrar a su santo, comprar rosquillas y disfrutar de los revueltos de perretxikos y caracoles, el men¨² t¨ªpico de estas fechas. La tamborrada infantil se celebrar¨¢ esta tarde, acompa?ada de una chocolatada organizada por los pasteleros de la ciudad.
La tradici¨®n y el esp¨ªritu festivo que caracterizan la popular romer¨ªa de San Prudencio han llenado las campas de Armentia en torno a los puestos de pastel vasco, talo y sidra. El patr¨®n de los alaveses, San Prudencio, les ha vuelto a regalar a los suyos una jornada festiva marcada por los paraguas, para no perder la costumbre, pero como ya est¨¢n acostumbrados a que el sol no brille este d¨ªa, decenas de personas han empezado a acudir a Armentia desde primera hora de la ma?ana.
Los m¨¢s madrugadores han sido alaveses entrados en canas, con calzado c¨®modo, ropa de abrigo y paraguas en mano. El popular refr¨¢n que dice "a quien madruga Dios le ayuda" no se ha cumplido en este caso porque son los que peor tiempo se han llevado de su visita matutina a Armentia. Algunos vendedores ambulantes han intentado aprovechar esta singularidad del d¨ªa de San Prudencio para ganar un dinero y han ofertado paraguas a 3 euros a los alaveses que se dirig¨ªan a pie a las campas. Ha sido misi¨®n imposible porque llevan a?os haciendo este mismo recorrido cada 28 de abril y ya est¨¢n prevenidos sobre el atrezo que es necesario un d¨ªa como hoy.
Lo han tenido m¨¢s f¨¢cil los vendedores de talos (4 euros), los de bollos pre?ados (1,50), los de sidra (6 euros la botella) y los de rosquillas de an¨ªs (uno, la bolsa). Como la humedad del d¨ªa imped¨ªa sentarse en las campas a ver el paisaje, a tomar el sol o a comer un bocadillo, los miles de alaveses que se han acercado a Armentia han recorrido uno a uno los cientos de puestos instalados alrededor de la bas¨ªlica.
El olor a queso curado, a almendras garrapi?adas y a chorizo a la sidra ha hecho rugir est¨®magos y aflojar carteras, aunque no tantas como quisieran quienes desde ayer han trabajado para vender sus productos en Armentia. Muchos vendedores de pastel vasco intentaban disputarse la mejor porci¨®n de entre los golosos con carteles que les distingu¨ªan como los mejores de Euskadi. Algunos, muy cautos, no dec¨ªan en qu¨¦ a?o se hab¨ªan erigido ganadores.
Aunque el d¨ªa de hoy no invitaba a las bebidas fr¨ªas, la sidra ha sido otra de las grandes protagonistas de la jornada, la compa?era perfecta para digerir la tradicional torta de harina de ma¨ªz que siempre lleva una sorpresa en su interior. Los morros m¨¢s finos han sido tentados con trufas con vino y en general, todo el mundo ha encontrado un sitio en el que pararse a salivar.
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