Una trovadora en el siglo XXI
Mara Aranda recupera instrumentos de las Cantigas de Santa Mar¨ªa La artista avanza nuevos proyectos en torno a las tres culturas
Mara Aranda navega en aguas de tres culturas tan inmensas como la cristiana, la jud¨ªa y la musulmana con la naturalidad con que m¨²sicos de una y otra religi¨®n tocan juntos en grabados del siglo XII. ¡°Me interesan desde el punto cultural e hist¨®rico¡±, puntualiza. Atr¨¢s queda la imagen dual de L¡¯Ham de Foc, grupo valenciano de notable proyecci¨®n internacional en el que conflu¨ªan las m¨²sicas modales de la tradici¨®n mediterr¨¢nea y del medievo occidental en composiciones propias y en la que ella era la voz y el 50% de la imagen.
Desde 2007 es Mara Aranda sin m¨¢s y su obra se multiplica en distintas direcciones. Sola o en formaciones distintas, en funci¨®n de las necesidades de una compleja personalidad musical, donde su voz resulta inconfundible. El disco de inminente aparici¨®n de La Capella de Ministrers, titulado La m¨²sica encerrada y en el que es la ¨²nica voz, refleja la atenci¨®n que actualmente dedica a la cultura hebrea y enlaza con Sephardic legacy, uno de sus tres discos de 2013.
Ambas giras est¨¢n a punto de juntarse y se entrecruzan con los conciertos de presentaci¨®n de Salam con Al Andaluz Project, su banda hispanogermana donde tres voces femeninas representan las tres culturas; el programa Sefarad en el coraz¨®n de Al-?ndalus, con m¨²sicos marroqu¨ªes, o Lo Testament, su ¨¢lbum de viejas y nuevas creaciones a partir de la tradici¨®n valenciana y mediterr¨¢nea. ¡°Para m¨ª son parte de un todo y no me dispersan, me enriquecen¡±, afirma.
En una casa de Llaur¨ª, peque?a localidad en medio de la feraz Ribera valenciana, Mara Aranda y su pareja, el m¨²sico madrile?o Jota Mart¨ªnez, conviven con una cuidada colecci¨®n de m¨¢s de cien instrumentos medievales que crece a?o tras a?o. ¡°Queremos recuperar los m¨¢s de 50 que aparecen en el Codex de las Cantigas de Santa Maria de Alfonso X El Sabio¡± explica. No son originales, sino hechos ex novo, ¡°porque los aut¨¦nticos no se pueden encontrar¡±, justifica mientras muestra la ¨²ltima adquisici¨®n. Se trata de una sinfon¨ªa, instrumento de cuerda de la misma familia que el organistrum, ¡°abuelo de la zanfona y que se utilizaba en los monasterios para componer y acompa?arse¡±. Los encargan a diferentes luthiers que los construyen tomando como modelo las ilustraciones de libros o los relieves y esculturas de las fachadas de las catedrales.
¡°Todos se tocaban en su ¨¦poca¡±, aclara, pero ¡°pero ignoramos c¨®mo sonaban¡±. Se tienen que conformar con partituras, ¡°que tienen una notaci¨®n antigua y por tanto, la interpretaci¨®n que hacemos de ellos es aproximada¡±. No es pasi¨®n de mero coleccionista. ¡°Precisamente ahora preparamos un disco relativo a los instrumentos de la colecci¨®n, primero de un conjunto en el que tendr¨¢ protagonismo uno de estos instrumentos en cada entrega¡±.
Mientras se hacen las fotos, toma un bendir de la colecci¨®n y canta una canci¨®n de una trovadora medieval (les llamaban trobairitz, aclara). No parece que Mara Aranda se traslade a aquella ¨¦poca, sino que aquella trobairitz haya resurgido en pleno siglo XXI.
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