La Real se ahoga en el ¨²ltimo segundo
La fe permite al Granada rescatar en Anoeta un punto que le sabe a gloria
Unos luchaban por un mayo florido y otros por un agosto descansado. La Real sosten¨ªa el m¨¢stil de una Liga Europa bals¨¢mica y el Granada, el que le salvara del descenso como un n¨¢ufrago se agarra al ¨²ltimo madero de la embarcaci¨®n. Vela inclin¨® el velero para su costado mediada la segunda mitad con un disparo seco y luminoso que bati¨® a Karnezis. Estaba claro que la calidad puede tomarse sus respiros. Pero el n¨¢ufrago, agarrado a su ¨²ltimo resto, empat¨® en el ¨²ltimo minuto de la prolongaci¨®n con un disparo mordido de Ighalo que le dio media vida en su busca de un mago florido
Viven asuntos distintos, muy dispares: el primero busca un verano feliz, el segundo, una primavera duradera. Por eso la Real se lanz¨® al abordaje del n¨¢ufrago para hundirlo prematuramente, no para rescatarlo, con un Canales genial, hiperactivo y sutil, que lo mismo buscaba el taconazo intuitivo, el pase diagonal o el disparo envenenado. Vela pon¨ªa el picante, Griezmann el toque personal siempre sorprendente y a Seferovic se le iba la mano con la sal estropeando todos los platos. Anoeta no dio cr¨¦dito cuando a los ocho minutos, el suizo convirti¨® un cabezazo a placer en el ¨¢rea peque?a en un aut¨¦ntico dolor de cabeza. M¨¢s tarde, volvi¨® a meter la mano en el salero y estrope¨® una jugada cocida con la inteligencia de Griezmann. Seferovic, titular sorprendente, debi¨® sentirse el delantero centro m¨¢s infeliz del mundo porque la Real sali¨® como un ca?¨®n reci¨¦n cargado, conducido por las manecillas del reloj de Rub¨¦n Pardo, la inteligencia de Canales y la verticalidad de Vela y Griezmann.
Estaba claro que la Real quer¨ªa un verano tranquilo y la placidez habita en el quinto puesto, que te evita eliminatorias previas y te concede el pase directo a la fase de grupos de la Liga Europa. Esos 20 primeros minutos le pillaron al Granada sin paraguas: desordenado, desorientado, perdido como un ni?o en Anoeta. El equipo ten¨ªa cualquier cosa menos asociaci¨®n y menos a¨²n organizaci¨®n.
La Real, habitualmente, atiza el fuego, luego se olvida de la hoguera y al final azuza las brasas. Juega a impulsos, en la confianza de que sus pu?ales (Vela y Griezmann) dar¨¢n alguna vez en la diana. Pero en los rescoldos de la Real encontr¨® un buen hogar el Granada que, empujado por Iturra, se sac¨® al enemigo de la espalda y amenaz¨® a Bravo con alguna mala sa?a. Era como un oleaje desordenado que a veces miraba a la playa y otras volv¨ªa a alta mar.
Real Sociedad, 1-Granada, 1
Real Sociedad: Bravo; C. Mart¨ªnez, M. Gonz¨¢lez, ??igo Mart¨ªnez, De la Bella; Bergara, Rub¨¦n Pardo (Elustondo, m. 82); Vela, Canales, Griezmann (Agirretxe, m. 74); y Seferovic (Chory Castro, m. 66). No utilizados: Zubikarai, Xabi Prieto, Granero y Zurutuza.
Granada: Karnezis, Nyom (Foulquier, m. 82), Ilori, Murillo, Brayan Angulo; Iturra (Ighalo, m. 82), Fran Rico, Recio; Riki (Buenanotte, m. 72), El Arabi y Piti. No utilizados: Roberto, Mainz, Coeff y Fatau.
Goles: 1-0. M. 77. Vela. 1-1. M. 92. Ighalo.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Expuls¨® a Recio (m. 54) por doble amonestaci¨®n y a Mikel Gonz¨¢lez (m. 56) por roja directa. Amonest¨® a Seferovic, Riki y Murillo e Ighalo.
Incidencias: 13.813 espectadores en Anoeta.
Y el oleaje se llev¨® a un par de n¨¢ufragos. Primero a Recio, que en apenas seis minutos se gan¨® dos amarillas y se fue para la bocana de vestuarios. Y despu¨¦s a Mikel Gonz¨¢lez, que lleg¨® como un tren con retraso y arroll¨® a Iturra. El jefe de la estaci¨®n, o sea el ¨¢rbitro, le sac¨® la bandera roja y lo mando a la bocana del otro vestuario. Todo ocurri¨® en dos minutos y en apenas 120 segundos el escenario cambi¨®: de pronto Anoeta era m¨¢s grande, pero ni Alcaraz ni Arrasate cambiaron su dibujo. ¡°Hagamos lo mismo con uno menos¡±. Arrasate movi¨® ficha m¨¢s tarde para buscar la velocidad de Chory Castro a cambio de la estatua de Seferovic y luego volvi¨® al principio, o sea al nuevo cl¨¢sico dando entrada a Agirretxe por un alica¨ªdo Griezmann.
Parece mentira lo mucho que ocupan dos jugadores en el campo a juzgar por el espacio que descampan. Y por eso el partido se rompi¨®. El bal¨®n viajaba en un metro enloquecido aunque lleno de viajeros cansados. Tan cansada estaba la banda derecha del Granada, que De La Bella se fue por la banda como un expreso ante los defensas del Granada que viajaban en mercanc¨ªas. Y su pase lo golpe¨® Carlos Vela a la red en un santiam¨¦n. Un visto y no visto y, a la vez, un d¨¦j¨¤ vu, propio del mexicano, habitual desatascador de partidos cuando el equipo se atranca. El Granada en el ¨²ltimo suspiro encontr¨® el ¨²ltimo aliento. El suspense es as¨ª de bello y juguet¨®n.
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