100 a?os de educaci¨®n al natural
La Escola de Bosc, que naci¨® para dar clases al aire libre a ni?os con problemas respiratorios, cumple un siglo Rosa Sensat fue la primera directora
Irene y Maia, de cinco a?os, observan de cuclillas las diferentes verduras que crecen en el huerto de su escuela. Zanahorias, cebollas, apios, lechugas, alcachofas... ¡°?Mira, ha empezado a salir una zanahoria!¡±, exclama Maia, mostr¨¢ndole un brote a su compa?era. ¡°?Puede salir el caracol en el reportaje?¡±, irrumpe Laia, de la misma edad, que muestra con la mano extendida un peque?o caracol de color marr¨®n claro. Son alumnas de la Escola de Bosc, un centro situado en plena monta?a de Montju?c de Barcelona. ¡°Lo que m¨¢s me gusta del colegio es el huerto¡±, admite Irene. ¡°A m¨ª la m¨²sica y cantar canciones. ?Y este a?o cumplimos 100 a?os!", interviene dicharachera Maia.
A principio del siglo XX, en un momento con una alta mortalidad infantil, el Ayuntamiento de Barcelona decidi¨® impulsar una escuela para ni?os con problemas respiratorios con clases al aire libre. As¨ª naci¨®, el 8 de mayo de 1914, la Escola de Bosc, la primera de titularidad municipal. La pedagoga Rosa Sensat asumi¨® la direcci¨®n. La escuela fue creciendo y se abri¨® a todo tipo de alumnos hasta llegar a los 225 de entre tres y 12 a?os. Pero hay elementos que un siglo despu¨¦s permanecen. ¡°Se mantiene la educaci¨®n musical desde P-3 y el contacto con la naturaleza con clases en el exterior siempre que el tiempo lo permite¡±, resume Eva Chac¨®n, directora del centro desde 2001.
El centro descansa en un entorno privilegiado, con la Fundaci¨® Mir¨® por vecina. Escondida entre ¨¢rboles, solo una puerta de hierro delata su presencia. Un paso adentro y al visitante le inunda la fragancia de las flores de ambos lados del camino. En la zona infantil los m¨¢s peque?os juegan con la tierra o convierten pedazos de tronco en un gran entretenimiento.
La escuela ha organizado
¡°Cuando yo estudiaba aqu¨ª este patio era una zona con barracas donde viv¨ªa gente¡±, recuerda Merc¨¨ Jarque, ex alumna y ahora madre de la escuela. ¡°Mi madre conoci¨® a Rosa Sensat y se relacionaba con las maestras de la Rep¨²blica. Ten¨ªa muy claro que esta ser¨ªa mi escuela¡±. Su mejor recuerdo sobre la escuela, a?ade, es sobre la hora del patio. ¡°Jug¨¢bamos con piedras, la arena¡ Me ense?aron a observar el entorno y a tener curiosidad por las cosas¡±, explica la mujer, que trabaja en el ¨¢rea educativa de la Fundaci¨® Mir¨® y se declara apasionada de la meteorolog¨ªa y la astronom¨ªa. Sus hijas, explica, han heredado este amor por la escuela. ¡°Una de ellas, que ahora est¨¢ en Bachillerato, me dice que a?ora los ¨¢rboles y el silencio¡±.
En motivo del centenario, la escuela ha organizado multitud de actividades hasta el pr¨®ximo s¨¢bado. Tambi¨¦n se han recuperado objetos antiguos como vajilla del comedor un pupitre o una pizarra, que estaban almacenadas en el Museo de Historia de Barcelona. Adem¨¢s se bautizar¨¢n dos gigantes, Anna y Joan, fabricados para el centenario y que estos d¨ªas reciben regios a alumnos y maestros en la entrada principal.
De las exposiciones organizadas para la ocasi¨®n, Jarque, que tambi¨¦n es miembro de la comisi¨®n del centenario, muestra con orgullo unos documentos hallados que revelan el camino que hac¨ªan anta?o los estudiantes para ir a clase. Sin autobuses ni funicular, maestros y alumnos se citaban en el Paral¡¤lel, enfilaban la calle Margarit y segu¨ªan por un camino entre el bosque que todav¨ªa existe. ¡°La clase empezaba entonces y se ense?aba a observar, por ejemplo en invierno, c¨®mo se congela el agua¡±, explica la madre. Para los organizadores, los actos del quieren ¡°ser un homenaje a todos los que pasaron por la escuela y la hicieron tal y c¨®mo es¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.