Dos voces que convergen
Las fabulosas armon¨ªas entrelazadas de John Stirratt y Pat Sansone evocan el mejor pop de la Costa Oeste con el disco ¡®Fifth¡¯
Inmersos en esta impiadosa y precoz can¨ªcula que nos azota tan de repente, la mera presencia de The Autumn Defense en el Lara la noche de este lunes constitu¨ªa un b¨¢lsamo para nuestros mancillados organismos. Porque en esta Defensa del Oto?o es hermoso todo, comenzando por su mismo nombre: una llamada a las filas de la melancol¨ªa y el sosiego, a los medios tiempos pl¨¢cidos y primorosos que evocan tardes oteadas a trav¨¦s de la ventana, paseos con las manos hundidas en los bolsillos o alg¨²n brazo amigo brindando cobijo a la altura que proceda.
Fue una l¨¢stima que el coqueto teatro de la Corredera Baja de San Pablo (ese que enamora a todos los artistas for¨¢neos, desconocedores de las angosturas de sus butacas) solo registrara una t¨ªmida media entrada para saludar la primera visita de John Stirratt y Pat Sansone a la ciudad. Pero la comuni¨®n entre el tr¨ªo (Greg Wieczorek sumaba unas percusiones sutil¨ªsimas: una sola caja, algunos cacharritos y poco m¨¢s) y el patio de butacas result¨® conmovedora. ¡°Qu¨¦ silencio, qu¨¦ p¨²blico tan silencioso¡±, acab¨® murmurando Sansone, un tanto conmovido por la atenci¨®n reverencial con la que se siguieron sus evoluciones en escena.
Stirratt a la izquierda y Sansone a la derecha, con el percusionista en segundo plano y parapetado tras una vetusta maleta. El uno moreno y de aire m¨¢s trovadoresco; el otro, con esa misma media melena rubia y enmara?ada que luce Beck. Podr¨ªamos determinar qui¨¦n es m¨¢s fotog¨¦nico, pero ser¨ªa dif¨ªcil decantarse por alguna de esas dos voces pr¨ªstinas y sentimentales. La de John es m¨¢s propensa a apurar los agudos y la de Pat incurre sin temor en el vertiginoso arte del falsete. Esos par¨¢metros quedaron definidos en la inaugural Silence (qu¨¦ mejor manera de abrir una velada para el embeleso) y se repitieron en abundantes ocasiones, con los dos oficiantes reparti¨¦ndose la voz solista en turno casi escrupuloso.
Insistimos: imposible quedarse con solo uno de ellos, convertido el t¨¢ndem en la intersecci¨®n entre las melod¨ªas perfectas de Gary Louris o la clarividencia de los escoceses Teenage Fanclub, la alternativa m¨¢s cualificada en el viejo continente al encanto avasallador de la Costa Oeste. Porque Pat y John pueden fijar su residencia en Chicago, pero ¡®The sun in California¡¯ explicita las reminiscencias desde su mismo t¨ªtulo. Y la belleza atemporal de las armon¨ªas vocales, de esas dos voces que convergen, apela sin remedio a los Everly Brothers (la reciente ¡®This thing that I¡¯ve found¡¯ habr¨ªa constituido el regalo perfecto para los hermanos antes de quedarnos sin Phil) pero tambi¨¦n a The New Mendicants, el delicioso nuevo entretenimiento que comparten Norman Blake y Joe Pernice.
Esa sensaci¨®n de grupo circunstancial, de banda que solo se pone en marcha cuando el d¨²o encuentra un hueco en sus endemoniadas agendas, puede llevarnos a pensar en Autumn Defense como un pasatiempo menor. Error. Seguramente el nuevo ¡®Fifth¡¯, ¨¢lbum de t¨ªtulo nada imaginativo y contenidos memorables, incluya todo el arsenal de talento que Stirratt y Sansone apenas llegan a esbozar como integrantes de Wilco y aventuras varias. El d¨²o altern¨® ese repertorio de estreno (imperdonable perderse ¡®August song¡¯) con monumentales joyas anteriores, como un ¡®Feel you now¡¯ de aliento casi ¡®soul¡¯, tal que si aquel d¨ªa la pareja se hubiera cruzado con Bobby Womack de camino al estudio de grabaci¨®n.
La velada acab¨® con una sorprendente versi¨®n de ¡®Sentimental lady¡¯, de cuando Bob Welch mandaba en Fleetwood Mac y a la banda se le resist¨ªa el ¨¦xito, y dos propinas para un p¨²blico definitivamente entusiasta. Y hab¨ªa arrancado con la inesperada presencia como telonero de Jacobo Serra, un albacete?o criado en Londres y afincado en Madrid que es nuestro Teddy Thompson peninsular, de lo mejor que nos ha sucedido en a?os por estas tierras mesetarias. Llegar¨¢ el d¨ªa, tal vez, en que los unos produzcan al otro. Y podr¨ªan llegar a urdir una cosa realmente bella.
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