Antoni Pitxot lleva las formas y los colores de Cap de Creus a Barcelona
Can Framis acoge una muestra del pintor y amigo de Salvador Dal¨ª
Su visionaria abuela, que descubri¨® la fuerza tel¨²rica de Cadaqu¨¦s antes que nadie, adquiri¨® a finales del siglo XIX la pen¨ªnsula del Sortell para que sus hijos se multiplicaran cultivando las artes, rodeados por las sugerencias de aquel maravilloso entorno. As¨ª fue como Antoni Pitxot (Figueres, 1934), heredero de una larga saga de poetas, m¨²sicos y pintores, termin¨® nutriendo su obra con las piedras del Cap de Creus donde se instal¨® definitivamente en 1966.
Estas piedras junto con los colores del Ampurd¨¢n son los verdaderos protagonistas de la muestra La memoria y el tiempo, que le dedica la Fundaci¨®n Vila Casas en su sede barcelonesa de Can Framis. La exposici¨®n, abierta hasta el 20 de julio, recorre a trav¨¦s de 26 obras, toda la trayectoria de Pitxot, desde sus primeros paisajes de 1965 hasta Escenario, pintada especialmente para la muestra, que re¨²ne todos los personajes p¨¦treos de su microcosmos antropom¨®rfico.
La exposici¨®n recorre toda la trayectoria del pintor desde 1965
En el v¨ªdeo que abre el recorrido expositivo, tambi¨¦n se les ve en su taller en forma de grandes esculturas, como bondadosos gigantes protectores. ¡°Nunca tuvieron misi¨®n de esculturas. Las conceb¨ª como objetos para la contemplaci¨®n, como maniqu¨ª para mi inspiraci¨®n. No hay nada tan s¨®lido y permanente como las piedras¡ a veces incluso me asombra como estas acumulaciones aguantan s¨®lo con peque?os trozos de alambre¡±, asegura.
En sus telas aparecen en todos los estadios, desde las rocas v¨ªrgenes, hasta las baldosas primorosamente pintadas, pasando por los cantos rodados por el mar y lo m¨¢s sorprendente es que todas parecen estar sumergidas bajo aguas cristalinas. ¡°Aquellos guijarros moldeados por el tiempo y la naturaleza, Dal¨ª los defin¨ªa los recuerdos accesibles¡±, indica Pitxot, cuya trayectoria fue inevitablemente marcada por el encuentro con el genio surrealista, que le encarg¨® dirigir su Teatro Museo de Figueres. Adem¨¢s, el pintor es patr¨®n vitalicio y vicepresidente segundo de la Fundaci¨®n Gala-Salvador Dal¨ª.
Cuando Dal¨ª visit¨® por primera vez el estudio de Pitxot en 1972 reconoci¨® en aquellas piedras el misterio metaf¨ªsico de la creaci¨®n, el tiempo suspendido y ¡°el delirio at¨¢vico y mineral que hab¨ªa pose¨ªdo sus propias composiciones en los a?os 30¡±, seg¨²n afirma la historiadora del arte Mariona Seguranyes. ¡°Me llam¨® al d¨ªa siguiente para invitarme a exponer de forma permanente en el Museo que estaba construyendo y pedirme que le ayudara a terminarlo. Nuestra colaboraci¨®n fue l¨®gica y natural¡±, recuerda Pitxot, que se involucr¨® especialmente en la realizaci¨®n de los cuatro monstruos grotescos, formados por piedras, huesos de ballenas y troncos arrancados, que se asoman al patio principal del museo.
Desde entonces han pasado 40 a?os, durante los cuales Pitxot ha ido plasmando cada detalle de un mundo m¨ªtico y at¨¢vico, dominado por fuerzas minerales y tel¨²ricas, que conserva aspectos on¨ªricos y surrealistas junto a representaciones minuciosamente realistas. Y a pesar de que las obras han sido pintadas a lo largo de cuatro d¨¦cadas, de una tela a otra, los azules del mar y el cielo se despliegan como si fueran notas de una partitura, dando la sensaci¨®n de que se trata de una ¨²nica gran instalaci¨®n.
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