1714, desde una ¡®golondrina¡¯
Un nuevo itinerario ¡®revive¡¯ el asedio naval borb¨®nico contra Barcelona
Muestra el mar resaca pero el brazo izquierdo del marinero, fibroso en su delgadez, sujeta firme el tim¨®n por lo que la nave, por peque?a y ligera, aunque zarandeada, mantiene rumbo y distancia entre las imponentes galeras del ej¨¦rcito de las Dos Coronas. Se divisa la Torre de la Llinterna: Barcelona est¨¢ a tocar. La carga (harina, p¨®lvora, pienso, vino, corderos, pero tambi¨¦n unos embajadores) llegar¨¢ a buen puerto de la ciudad amurallada hasta el mar que sigue resistiendo el asedio terrestre. El sitio mar¨ªtimo ser¨¢ burlado una vez m¨¢s¡
Se trata de ponerle bastante imaginaci¨®n porque han pasado 300 a?os y casi no queda rastro de nada: el lobo de mar de tez morena, pelo negro azabache y cola de caballo y perilla que uno cre¨ªa temible marinero mallorqu¨ªn de los que fueron a socorrer Barcelona en 1714 es el tripulante con m¨®vil y radio de una golondrina del puerto en una ma?ana con cierto mar de fondo; mientras, un gigantesco crucero de turistas, el Silver Cloud, atracado a no demasiada distancia de un mastod¨®ntico barco de carga con bandera de Hong Kong, el Jin Hang, pueden hacer las veces de los nav¨ªos de la armada borb¨®nica franco-espa?ola; a su vez, la carga muda en una troupe de periodistas que comprobaba los ¨²ltimos retoques de la iniciativa El Port Vell, 1714, itinerario por el puerto desde el mar que pretende recrear el sitio mar¨ªtimo que sufri¨® Barcelona ante las tropas de Felipe V.
Una triple alianza entre los museos de Historia de Catalunya (MHC) y el Mar¨ªtimo de Barcelona y la empresa Las Golondrinas es la que permitir¨¢ que todos los s¨¢bados (hasta el 26 de julio, y del 6 de septiembre al 29 de noviembre) y por el precio de 10 euros (cinco los ni?os) pueda revivirse desde el mar la verdadera proeza de los marineros catalanes y mallorquines que, hasta d¨ªas antes de la rendici¨®n de la ciudad, burlaron con asombrosa facilidad el asedio felipista.
El conocimiento
Hay que subir a la golondrina con cierto esp¨ªritu aventurero y buena capacidad para generar im¨¢genes auditivas a partir de lo que explican los gu¨ªas con la documentaci¨®n recopilada por las profesoras de la Universitat de Barcelona Magda Fern¨¢ndez y Merc¨¨ Tatjer. El skyline est¨¢ irreconocible: la muralla de Mar, construida en el XVI, fue derribada entre 1865 y 1887; en el frente mar¨ªtimo se divisaba tambi¨¦n el convento de los franciscanos (hoy, plaza del Duque de Medinaceli) y el convento de los mercedarios con la iglesia de la Merc¨¨ (hoy, Capitan¨ªa Militar). En la parte de la muralla m¨¢s pr¨®xima a Montju?c estaba el baluarte de Santa Madrona y las Drassanes¡ En realidad, el castillo de Montju?c es de lo poco del atrezzo de la ¨¦poca: estuvo siempre en manos de los defensores y es la culpable, por su artiller¨ªa, que el asalto final a la ciudad se hiciera por el otro lado.
El sitio mar¨ªtimo arranc¨® el 28 de julio de 1713 pero fue un coladero may¨²sculo: ¡°Los barcos catalanes y mallorquines maniobraban mejor por ser m¨¢s peque?os y ligeros que las galeras borb¨®nicas y se escabull¨ªan en un frente que no era fijo por las corrientes, que los catalanes conoc¨ªan mejor¡±, expone Agust¨ª Alcoberro, director de la MHC, citando lo de las mareas quiz¨¢ por la asociaci¨®n de ideas a la que lleva el cimbreo de la golondrina¡
Todo el episodio del asedio mar¨ªtimo, a¨²n falto de estudios contundentes, tuvo una especie de mar de fondo tragic¨®mico. Barcelona conform¨® a toda prisa, entre julio y agosto de 1713, una flotilla de nueve barcos (cinco nav¨ªos y cuatro fragatas compradas en Mallorca), a las que a?adi¨® cuatro naves mercantiles adquiridas a los ingleses. Algunas de esas embarcaciones fueron equipadas con artiller¨ªa encontrada en los almacenes municipales, mientras que la tripulaci¨®n de cubierta se form¨® en parte con 375 ni?os hu¨¦rfanos de instituciones ben¨¦ficas de la ciudad, o sea tan lobos de mar como la mayor¨ªa de los viajeros de ayer.
Los temidos artilleros mallorquines, repartidos entre la bater¨ªa de Montju?c y la muralla de Mar, mantuvieron lejos de la costa los barcos franco-espa?oles
Vinieran mayormente de Mallorca, o de Ibiza, Cerde?a e incluso N¨¢poles, los barcos entraban y sal¨ªan con comodidad de lo que hoy es el lugar de amarre de peque?os barcos deportivos y yates de lujo y que fue el primer puerto de la ciudad. Una de las estocadas may¨²sculas la produjo la entrada de un convoy, la noche del 26 al 27 de octubre de 1713, con 25 naves de transporte de alimentos. Lo peor para las tropas borb¨®nicas fue que entre la carga hab¨ªa 50 temidos artilleros mallorquines que, repartidos luego entre la bater¨ªa de Montju?c y la muralla de Mar, mantuvieron a los nav¨ªos borb¨®nicos lejos de la costa y evitaron que, a diferencia del sitio de 1706, pudiera bombardearse la ciudad desde el mar. Se limitaban, pues, de d¨ªa, a navegar por el frente mar¨ªtimo entre las bocas de los r¨ªos Llobregat y Bes¨®s, que a¨²n pueden contemplarse hoy, pero sin enfrentarse nunca a la artiller¨ªa de la plaza. As¨ª, y con los regates mar¨ªtimos, pudo resistir tanto la ciudad.
Enfadado Luis XIV por la incompetencia de su nieto y humillado ¨¦ste, el 21 de febrero de 1714 Felipe V acab¨® pidiendo al abuelo que le asistiera con fragatas y embarcaciones armadas, as¨ª como tambi¨¦n con oficiales. De ese modo se puso al frente del bloqueo como teniente general Jean-Baptiste Ducasse, haciendo mucho m¨¢s tupido el sitio. S¨®lo alguna embarcaci¨®n muy peque?a pudo filtrarse ya, como la que en el 9 de septiembre de 1714 iba cargada de p¨®lvora, la que se consumi¨® para mantener la dur¨ªsima batalla del fat¨ªdico 11 de septiembre.
El paseo mar¨ªtimo por el cerco de 1714 permite explicar tambi¨¦n la tan espectacular, como en alg¨²n momento inquietante, transformaci¨®n del puerto: ah¨ª est¨¢ la creaci¨®n del barrio de la Barceloneta, donde deb¨ªa realojarse a los expulsados del barrio de la Ribera por la construcci¨®n de la Ciutadella y que, dise?ado en 1718, no se concret¨® hasta 1753. Los intr¨¦pidos marineros sabr¨¢n as¨ª tambi¨¦n que lo que hoy es la concurrida terminal de cruceros fue el espacio que hasta 1973, cuando se trasladaron a Sant Carles de la R¨¤pita, ocuparon las bateas o viveros de mejillones, imagen acumulativa la de racimos de bivalvos muy cercana a la de las aglomeraciones tur¨ªsticas hoy en la zona. Cuando gira la golondrina de regreso al muelle puede observarse la Torre del Rellotge, de forma y ubicaci¨®n muy pareja a la Torre de la Llanterna de 1714, primer faro (llanterna) del puerto, ubicado un poco despu¨¦s de las naves que se baraj¨® que pod¨ªan cobijar la franquicia del Museo Hermitage de San Petesburgo.
Empresarios privados hicieron mucho dinero con el comercio clandestino; entre ellos, Salvador Feliu de la Penya,?conseller segon
El sitio mar¨ªtimo de 1714 comport¨® la contrataci¨®n de corsarios, que hab¨ªan de pagar una especie de impuesto. Tambi¨¦n, como en toda guerra, empresarios privados hicieron mucho dinero con el comercio clandestino; entre ellos, Salvador Feliu de la Penya, el mism¨ªsimo conseller segon de Barcelona (m¨¢xima autoridad tras el conseller en cap, Rafael Casanova). Tatjer recomienda a los asistentes (alguno, ligeramente ya traspuesto a esas alturas) que no tarden en visitar la en ese momento entrevista Llotja de Pescadors ¡°antes de que desaparezca: su reforma fue premio FAD, pero tal y como van las cosas¡¡±, suelta sin acabar, pensado en la espada de Damocles que es para el Port Vell ese proyecto de transformarlo en marina de lujo. Igual resulta que el cerco mar¨ªtimo de Barcelona a¨²n no ha concluido.
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