Hu¨¦rfanos electorales
Los electores andan buscando una opci¨®n que impugne las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales que nos han llevado al desastre
Como era m¨¢s que previsible, en estas dos semanas de cansina campa?a electoral, la controversia pol¨ªtica ha girado abrumadoramente sobre temas, m¨¢s que dom¨¦sticos, umbilicales. Ciertamente, no ha ocurrido solo aqu¨ª, y no ha habido pa¨ªs europeo donde lo local no le haya ganado de calle la partida a lo global. Campa?as de campanario.
En una sociedad madura, y me refiero ahora a Espa?a y a Catalu?a, la discusi¨®n principal no deber¨ªa haber sido sobre la hipot¨¦tica consulta de noviembre o sobre los exabruptos de Ca?ete, sino sobre la sangrante realidad de seis millones de parados y lo que eso tenga que ver, en sus causas y en sus posibles soluciones, con la Uni¨®n Europea (UE). Hubiera sido necesaria una discusi¨®n a fondo sobre las pol¨ªticas que los gobiernos espa?ol y catal¨¢n vienen aplicando desde 2010 (en el caso de los gobiernos de Rajoy y Mas, con indisimulado entusiasmo en todo lo que supone derribo de lo p¨²blico) y sobre la posibilidad real de cambiar dichas pol¨ªticas en el marco jur¨ªdico vigente en la UE; posibilidad que muchos ciudadanos consideramos tendencialmente igual a cero.
De igual forma, resultaba inexcusable un debate sobre el euro, sus brutales efectos desindustrializadores en los pa¨ªses del sur, su contribuci¨®n a las burbujas que alimentaron la crisis econ¨®mica en que vivimos desde hace ya seis a?os y su condici¨®n de instrumento esencial de la hegemon¨ªa alemana en Europa, cuyo correlato es la extensi¨®n de la desigualdad y la pobreza en las econom¨ªas perif¨¦ricas de la eurozona. Como lo era tambi¨¦n una reflexi¨®n sobre las graves consecuencias de mantener la moneda ¨²nica si no se avanza en la uni¨®n fiscal y no se cambian radicalmente los mecanismos de funcionamiento del Banco Central Europeo y su independencia del poder pol¨ªtico, que coloca las decisiones clave en pol¨ªtica monetaria y, por ende, econ¨®mica en instancias no sometidas a control democr¨¢tico.
Por no hablar del creciente autoritarismo de la UE (incluyendo cambios de gobierno al margen de procesos electorales) y de sus pol¨ªticas (o la falta de ellas) de combate contra la corrupci¨®n y el fraude y los para¨ªsos fiscales, de transformaci¨®n de la deuda privada en deuda p¨²blica, de rescate de los bancos a costa del sufrimiento de la gente, de lucha contra la pobreza y la exclusi¨®n social, de canalizaci¨®n de los cada vez m¨¢s importantes flujos migratorios, de combate contra el cambio clim¨¢tico que, en su combinaci¨®n con el para muchos analistas imparable colapso energ¨¦tico que se nos viene encima, compromete la supervivencia de la humanidad a no muy largo plazo. ?Nada que decir sobre todo ello?
Podr¨¢ arg¨¹irse que no han faltado referencias a esos problemas en los m¨ªtines de las diferentes formaciones pol¨ªticas catalanas, pero lo cierto es que, cuando han aparecido, lo han hecho de forma tangencial y como obligado peaje que hay que pagar cuanto antes para ir de lleno a lo que realmente importa, que no es otra cosa que el proceso.
As¨ª lo han hecho convergentes y populares, felices de tener algo con lo que taparse las verg¨¹enzas de los hachazos que vienen propinando al bienestar de los ciudadanos que dicen representar. Y as¨ª lo han hecho tambi¨¦n ERC y Ciutadans, encantados de poder hablar ma?ana, tarde y noche del ¨²nico tema sobre el que tienen posici¨®n coherente y obsesi¨®n enfermiza.
Los socialistas han intentado ir m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n nacional, que tantos quebraderos de cabeza les proporciona, pero su discurso y sus propuestas siguen lastrados por su responsabilidad en lo que ha ocurrido y en la puesta en marcha de las pol¨ªticas que luego populares y convergentes profundizaron con ah¨ªnco. Y sin encarar de una vez esa responsabilidad, actuando luego en consecuencia, dif¨ªcilmente podr¨¢n levantar la losa que los aplasta.
Tambi¨¦n ICV-EUiA ha querido privilegiar el debate econ¨®mico y social, pero en este caso, ay, el problema lo tienen con parte de sus electores tradicionales y con la lectura en clave del debate territorial que, se quiera o no, se va a hacer de los resultados. La coalici¨®n podr¨ªa beneficiarse de la tendencia al alza de sus socios de Izquierda Unida, pero muchos de sus electores se preguntan por qu¨¦ contribuir con el voto a escoger un diputado que se integrar¨¢ en un grupo diferente del de la izquierda europea y que har¨¢ frente com¨²n con la derecha catalana para defender en la UE lo que ya nadie duda que es un proceso de independencia y no otra cosa.
As¨ª, me temo que son cada vez m¨¢s los electores catalanes que andan buscando una opci¨®n inequ¨ªvocamente de izquierda, impugnadora del actual modelo de uni¨®n europea y de las pol¨ªticas econ¨®micas y sociales que nos han llevado al desastre, enemiga radical del capitalismo depredador de personas y recursos naturales en que vivimos, tenaz defensora de las libertades y partidaria sin ambig¨¹edades de mantener los lazos pol¨ªticos, hist¨®ricos y culturales que comparten las clases populares de toda Espa?a en un marco pol¨ªtico federal. Y no la encuentran. Hu¨¦rfanos electorales.
Francisco Morente es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UAB.
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