Apostar por otra Europa
No ha de extra?arnos que prospere el desenga?o y el euroescepticismo
Los pron¨®sticos son deprimentes: en los comicios europeos de ma?ana volver¨¢ a registrarse una gran abstenci¨®n y ¡ªla verdad sea dicha¡ª es eso lo que a uno le pide el cuerpo. Hoy por hoy, en el marco de la crisis econ¨®mica general, la Uni¨®n Europea se percibe como un proyecto hist¨®rico encallado, gobernado por mediocridades pol¨ªticas, infectado por grupos de presi¨®n y gestionado por bur¨®cratas opulentos y lejanos a los problemas que afligen a la inmensa mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa, especialmente a la de los pa¨ªses del sur. La alargada sombra de la troika y la teutona intransigencia de do?a Angela Merkel apenas dan cuartel a la esperanza. No ha de extra?arnos que prospere el desenga?o, el euroescepticismo e incluso emerjan con vigor opciones hostiles al proceso comunitario.
A?¨¢dase a ello la penosa campa?a electoral desarrollada por los partidos pol¨ªticos y singularmente por los dos principales, decimos del PP y PSOE. Casi sin excepci¨®n han privado los asuntos dom¨¦sticos como si de una contienda municipal o auton¨®mica se tratase. Quien ha prometido una carretera, quien una televisi¨®n o m¨¢s recursos para la agricultura que, trat¨¢ndose de la valenciana, era tanto como pedir peras al olmo a la luz de cu¨¢n parcamente y desde siempre ha beneficiado Bruselas a nuestro agro. No obstante, estos comicios ser¨¢n largamente recordados por la estulticia machista del cabeza de cartel conservador, un tal Ca?ete, que iba de ganador hasta que se dispar¨® est¨²pidamente un tiro en el pie y condens¨® la mayor parte de la atenci¨®n medi¨¢tica. Contra lo que cab¨ªa esperar, de Europa apenas se ha hablado por estos pagos y menos aun polemizado.
En este clima de indiferencia o despego europe¨ªsta, con un 63,5 % de los j¨®venes interesados poco o nada por los asuntos europeos, parece procedente evocar la c¨ªvica atenci¨®n informativa, pedag¨®gica y movilizadora de la opini¨®n p¨²blica que algunos liberales de pata negra ¡ªespecie en extinci¨®n por estas tierras¡ª y unos pocos periodistas ¡ªc¨®mo olvidar a Mart¨ªn Dom¨ªnguez y Vicent Ventura¡ª llevaron a cabo tanto antes como despu¨¦s del ingreso de Espa?a en la CEE, acontecido en 1986. Un precedente que pone de relieve la lamentable laguna docente y de sensibilizaci¨®n europe¨ªsta, al tiempo que nos permite comprender en todo su alcance aquella reflexi¨®n de Jean Monnet, fundador de la UE junto a Robert Schuman y De Gaspari. ¡°Si hoy tuviese que hacerlo ¡ªdijo¡ª empezar¨ªa por la uni¨®n cultural¡±. Los programas Erasmus y Leonardo da Vinci responden con notable retraso a este criterio.
No obstante, estas deficiencias, errores y esa tr¨ªada de calamidades que son el desempleo, la deflaci¨®n y la desigualdad rampantes, seg¨²n descripci¨®n del profesor Ant¨®n Costas, la UE es todav¨ªa un referente mundial de ilustraci¨®n, tolerancia, laicidad y bienestar social. Alcanzar, adem¨¢s, esta cota de cohesi¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica ¡ªpor precaria y perfectible que se repute¡ª ha constituido una haza?a hist¨®rica que se nos antoja irreversible habida cuenta de sus ventajas no solo materiales y de la polarizaci¨®n del mundo repartido en bloques. En otras palabras: es nuestro destino irreversible y lo que nos incumbe es participar en su desarrollo y mejora mediante el ¨²nico instrumento a nuestro alcance: el voto, para el que en esta ocasi¨®n se ofrece un rico muestrario de opciones de izquierda ¡ªPSOE, Comprom¨ªs, EU, Podemos¡ª que apuestan por un mismo objetivo: una Europa m¨¢s democr¨¢tica y solidaria.
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