Un animal pol¨ªtico devorado por s¨ª mismo

Despu¨¦s de todo, Rafael Blasco (Alzira, 1945) ha terminado d¨¢ndole la raz¨®n a Joan Lerma. El entonces presidente de la Generalitat lo destituy¨® en 1989 como consejero de Urbanismo y lo posterg¨® en el PSPV-PSOE por supuestos sobornos a funcionarios a cambio de la recalificaci¨®n de terrenos. La invalidaci¨®n de las grabaciones que presuntamente lo incriminaban le permiti¨® salir indemne y proyectar la leyenda de que todo hab¨ªa sido un ajuste de cuentas org¨¢nico porque le hac¨ªa sombra al l¨ªder de los socialistas valencianos.

En esos a?os de postraci¨®n pol¨ªtica, entre 1991 y 1994, el otrora luchador del Frente Revolucionario Antifascista y Patri¨®tico (FRAP) regres¨® a su plaza de interventor municipal y dedic¨® todas sus energ¨ªas a preparar un elaborado plato fr¨ªo que lo pudiera resarcir del agravio. Dotado de una extraordinaria capacidad pol¨ªtica, Blasco realiz¨® varios intentos de regresar ideando un Partido Socialista Independiente y otras opciones que sumaran toda la calderilla electoral y pudieran decantar mayor¨ªas. La meta era reincrustarse en el poder.

Sin embargo, sus proyectos no cuajaron. Entonces apareci¨® Eduardo Zaplana, que le abri¨® la puerta del PP a cambio de que guiara sus pasos en una Administraci¨®n que Blasco hab¨ªa ayudado a dise?ar como consejero de Presidencia de Lerma. La ambici¨®n de Blasco y la biso?ez de Zaplana trazaban una simbiosis perfecta. Ser su lazarillo, con la victoria del PP en 1995, tuvo su recompensa. En 1999, como subsecretario de Planificaci¨®n en la Presidencia de la Generalitat, gobern¨® las ca?er¨ªas, trenz¨® clientelas y favoreci¨® la fagocitaci¨®n de Uni¨®n Valenciana para que el PP ocupase todo el espectro de la derecha. Luego cogi¨® el tim¨®n de Empleo (1999-2000) y Bienestar Social (2000-2003). Y dio el paso de militar en el PP.

Su agudeza visual pol¨ªtica le hizo traicionar a Zaplana en el momento justo para asegurarse el ma?ana con Francisco Camps, quien le entreg¨® la Consejer¨ªa de Territorio y Vivienda en los a?os de mayor depredaci¨®n urban¨ªstica (2003-2006) y luego la de Sanidad (2006-2007). Pero Camps creci¨® org¨¢nica y pol¨ªticamente y empez¨® a distanciarse de Blasco. En 2007 lo apart¨® a una consejer¨ªa de menos peso, Inmigraci¨®n.

Cuando el caso G¨¹rtel empez¨® a sacudir el suelo que pisaba Camps, el viejo estratega Blasco volvi¨® a los primeros planos para tratar de recomponer la estropeada imagen del presidente de la Generalitat. Era 2010. De nuevo en el puente de mando, su consejer¨ªa, ahora con el nombre de Solidaridad, gan¨® volumen, fue nombrado portavoz parlamentario y su influencia en el Gobierno valenciano se dispar¨®. Pero cuando estaba alcanzando la velocidad de crucero, pasteleando incluso en la venta del Valencia CF, empez¨® a aflorar la basura que ahora acaba de sepultarlo por segunda vez.

Con Alberto Fabra en la Generalitat, su situaci¨®n judicial fue empeorando y se convirti¨® en un apestado, hasta que la apertura de juicio por el fraude de la cooperaci¨®n termin¨® por despe?arle del partido que le permiti¨® renacer de sus cenizas y saborear aquel plato fr¨ªo que tanta bazofia iba generando por el fondo. Entonces busc¨® refugio parlamentario en el Grupo de los no Adscritos, forzando su escorzo amenazante como una navaja muy afilada. Sin embargo, el animal pol¨ªtico ya se hab¨ªa devorado a s¨ª mismo. Los lixiviados le llegaban al cuello. El viejo luchador del FRAP ahora vuelve a la c¨¢rcel como delincuente com¨²n.