?Empieza de verdad la recuperaci¨®n?
Los datos indican que se ha creado empleo, ha bajado el paro, ha aumentado el n¨²mero de afiliados a la Seguridad Social
Despu¨¦s de tanta p¨¦rdida de empleo, de riqueza, de bienestar, despu¨¦s de esta crisis tan larga y dolorosa, esta semana hemos tenido buenas noticias. Por un lado, la evoluci¨®n de los mercados de trabajo en Espa?a y en Euskadi y por otro, el paquete de medidas del Banco Central Europeo (BCE).
Los datos indican que se ha creado empleo, ha bajado el paro, ha aumentado el n¨²mero de afiliados a la Seguridad Social y se ha experimentado un aumento generalizado en el n¨²mero de trabajadores aut¨®nomos. Y todo esto est¨¢ muy bien, aunque estamos lejos de alcanzar la situaci¨®n a la que aspiramos; una situaci¨®n ideal, llam¨¦mosle de ¡°pleno empleo¡± en la que todos los que deseen trabajar, y busquen activamente empleo, puedan hacerlo o una situaci¨®n normalizada en la que la tasa de paro sea soportable, (no m¨¢s del 6-7%). Me temo que no podemos esperar que esto ocurra de forma r¨¢pida ni que necesariamente se logre por la inercia de los mecanismos econ¨®micos. Para conseguir que los j¨®venes y los mayores de 45 a?os que est¨¢n buscando un puesto de trabajo lo encuentren es preciso asegurar que las estructuras econ¨®micas generen incentivos que empujen a los consumidores, empresas, sector p¨²blico y sector financiero en la direcci¨®n adecuada. Todav¨ªa estamos lejos de conseguirlo; hay muchos factores en juego y muchas instituciones que deben funcionar con acierto, desde las m¨¢s cercanas hasta las europeas.
Por eso, precisamente, me ha gustado, la actuaci¨®n del BCE. No tanto porque crea que las medidas concretas, que son acertadas, puedan influir decisiva y r¨¢pidamente en la reactivaci¨®n que anhelamos sino porque es una se?al de que el BCE se ha ¡°asustado¡± y empieza a actuar tratando de evitar cualquier amago de deflaci¨®n y ayudando a que el dinero llegue a las empresas y a los ciudadanos a precios bajos. Ahora s¨®lo falta que la demanda de cr¨¦dito solvente despegue con m¨¢s fuerza. La se?al, que llega de Europa, de que la austeridad no puede ser la ¨²nica receta es alentadora.
La lucha contra el fraude y la corrupci¨®n son fundamentales y urgentes como lo es el an¨¢lisis en detalle de algunas ideas que se van aceptando como correctas sin serlo. Algunas de ellas surgen fruto de la comprensible desesperaci¨®n de mucha gente que lo est¨¢ pasando mal pero no necesariamente tienen que ser acertadas. Al estar situadas en un extremo no van a servir para conseguir una econom¨ªa bien fundamentada. Es normal que en situaciones cr¨ªticas nuestras opiniones sean m¨¢s extremas. Pero hay que saber reconocerlo y no generalizarlas. Hay ejemplos ilustrativos de este tipo de creencias generalizadas. Utilizar¨¦ solo uno.
Los astron¨®micos salarios y las prebendas de muchos responsables de entidades financieras, junto con la chapucera gesti¨®n de otros, son ¨¦ticamente reprobables y perversos para el buen funcionamiento de una sociedad. Dicho esto me pregunto cu¨¢ndo llegar¨¢ el momento de aceptar que el rescate de los bancos y cajas financiado por todos no produjo un beneficio exclusivo para los banqueros y los grandes accionistas. El rescate sirvi¨® tambi¨¦n a peque?os accionistas y gran cantidad de depositantes. ?O es que no queremos acordarnos?
Doy por hecho que todos queremos vivir en una sociedad pr¨®spera, con una justa distribuci¨®n de la renta, sostenible ambientalmente, con expectativas positivas para los j¨®venes... Para conseguirlo, los gobiernos tienen que demostrar decisi¨®n, visi¨®n e ideas correctas. Y todos debemos exigirlo con determinaci¨®n evitando caer en lo que calificar¨¦ como ¡°trampas intelectuales¡±.
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