Butacas a miles de kil¨®metros
El escritor convierte restaurantes en una extensi¨®n de su casa y alimenta su pasi¨®n por los libros
1. Caf¨¦ Comercial. Tiene el sabor de las conversaciones y de los antiguos caf¨¦s. Es donde quedo para hacer entrevistas o para charlar sobre libros. Con mi amigo Antonio, el camarero, suelo hablar de pol¨ªtica porque me interesa mucho su opini¨®n sobre la realidad espa?ola (Glorieta de Bilbao, 7).
2. La butaca de mi biblioteca. Me veo a m¨ª mismo como lector. Ni siquiera como escritor, pues al escribir tengo ojos de corrector. Por eso, sentarme en la butaca de mi biblioteca a leer el libro de otro es una de las razones para vivir desde los 15 a?os. En pocos sitios estoy tan a gusto ni me siento m¨¢s a miles de kil¨®metros de distancia de m¨ª mismo.
3. Librer¨ªa Visor. Es un placer buscar t¨ªtulos espec¨ªficos o novedades, igual que hago en otras como Antonio Machado o Alberti. En Visor hay un a?adido m¨¢s porque es mi editorial. Me hace una ilusi¨®n especial ver un libro reci¨¦n publicado (Isaac Peral, 18).
4. El Puchero. Este restaurante es a veces una extensi¨®n del sal¨®n de mi casa. No estoy especialmente dotado para la cocina y soy un ni?o mimado que a veces me dejo comida en el plato. Los camareros saben que disfruto con unos huevos con patatas como el mejor de los manjares. Adem¨¢s, hablo con ellos de f¨²tbol (Larra, 13).
5. Diablos Azules. Es el bar de copas en el que me gusta tomar un Emilio, que es como llaman a uno de los mejores gint¨®nics de Madrid. Caen por all¨ª amigos sin necesidad de quedar. Ayudan mucho a la poes¨ªa con lectura de j¨®venes autores. Hay una camarera a la que quiero como a una hija y otra a la que quiero como a una novia (Apodaca, 6).
Paseos y charlas
La novela Lo que dice tu nombre no impide que Luis Garc¨ªa Montero (Granada, 1958) ejerza de articulista, poeta o catedr¨¢tico en la Universidad de Granada. El Premio Nacional de la Cr¨ªtica en 2003 mantiene la costumbre de pasear y charlar durante horas
6. Puerta del Sol. Los ¨²ltimos a?os he vivido momentos de emociones c¨ªvicas muy fuertes all¨ª, como, por ejemplo, algunas de las concentraciones del 15-M o el final de la manifestaci¨®n en homenaje a las v¨ªctimas del franquismo. La ¨²ltima fue la del la petici¨®n de la rep¨²blica tras la abdicaci¨®n del rey. Por un instante pens¨¦ que pod¨ªamos volver al 14 de abril de 1931, cuando se proclam¨® la Segunda Rep¨²blica en ese mismo escenario.
7. Estadio Santiago Bernab¨¦u. Soy aficionado al f¨²tbol. Voy con el Granada y con el Real Madrid. He pasado algunos de mis mejores momentos en el Bernab¨¦u. El f¨²tbol, como dec¨ªa Arrigo Sacchi, es la cosa m¨¢s importante de las cosas que no tienen importancia. Cada gol es una parte de la infancia que se escapa. Por eso me indignan los negocios que hay detr¨¢s (Avenida Concha Espina, 1).
8. El Retiro. Mis paseos por Madrid a veces cruzan el parque. Es donde se hace la Feria del Libro. No te creas nunca a un escritor que dice que no le importan los premios, pero s¨ª al que te diga que su mejor premio son los lectores. Muchas personas te cuentan c¨®mo un libro forma parte de su educaci¨®n sentimental (Plaza de la Independencia, 7).
9. Casa Perico. He cenado con frecuencia con amigos como ?ngel Gonz¨¢lez, Juan Gelman, Joaqu¨ªn Sabina o Jes¨²s Visor. Y, despu¨¦s de beber y tomar una tortilla de patatas muy rica, me gusta salir y encontrarme una placa que dice que all¨ª muri¨® Rosal¨ªa de Castro. All¨ª se esconde un trozo de la felicidad que brinda la buena amistad (Ballesta, 18).
10. Atocha. Vivo entre Granada y Madrid y suelo tomar el tren. Es la parte de Madrid que me devuelve a casa, a Almudena. Tras los atentados de marzo tom¨¦ conciencia del amor que siento por Madrid y vi un ejemplar sentimiento solidario como el de Pilar Manj¨®n y otras v¨ªctimas que no se han dejado manipular por intereses pol¨ªticos bastante zafios.
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