Seis detenidos durante el desahucio de una familia con tres ni?os en Madrid
Los arrestados intentaban impedir el desalojo que la polic¨ªa ha efectuado en la calle Carabelos La plataforma PAH convoc¨® la noche del jueves a que los ciudadanos acudieran a la vivienda
Dos colchones, una bici naranja y negra y una silla de beb¨¦ azul aguardan cerca del portal 55 de la calle Carabelos, en el distrito madrile?o de Usera. Son los restos del desahucio de Jorge Manuel Avil¨¦s, Yolanda de Diego y sus tres hijos de nueve, tres y 20 d¨ªas. La familia hab¨ªa conseguido aplazar el desalojo en dos ocasiones, pero esta vez las 40 personas que acampaban desde la noche anterior en las escaleras del edificio no han conseguido pararlo. Seis de ellos han sido detenidos, seg¨²n han informado fuentes de la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Madrid, acusados de delitos de resistencia y desobediencia a agentes de la autoridad.
Avil¨¦s, que trabajaba en construcci¨®n, se qued¨® sin trabajo hace cuatro a?os. Sal¨ªan adelante gracias al paro que cobraba y a una peque?a ayuda de la Comunidad de Madrid. Pero hace casi un a?o, se le agot¨® la prestaci¨®n. Lleva 11 meses percibiendo 63 euros. Una cantidad irrisoria para hacer frente a los gastos de alquiler y manutenci¨®n. ¡°Tuvimos que abandonar nuestra casa porque no pod¨ªamos seguir pag¨¢ndola¡±, relata el peruano de 57 a?os. ¡°Pero en alg¨²n sitio nos ten¨ªamos que meter¡±, remacha levantando los hombros. La ¨²nica soluci¨®n que encontraron fue ocupar un piso vac¨ªo en un edificio de la misma calle en la que viv¨ªan. Y as¨ª llevaban ocho meses. ¡°Nosotros al menos pag¨¢bamos los gastos de comunidad¡±, justifica.
Hace poco m¨¢s de tres meses, cuentan miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), les comunicaron la intenci¨®n de desahuciarlos. Y desde entonces han intentado negociar con el banco un alquiler social. ¡°Entregamos los papeles, pero no hemos obtenido ninguna respuesta¡±, lamenta Avil¨¦s. Lo ¨²nico que consiguieron fue retrasar la expulsi¨®n. Dos meses de pr¨®rroga para que Yolanda, de 26 a?os, diera a luz a su tercer hijo, Pedro. 20 d¨ªas despu¨¦s del nacimiento, la familia se encuentra en la calle de nuevo y sin saber qu¨¦ hacer. De momento est¨¢n dejando sus pertenec¨ªas en casa de la madrastra de Yolanda, la ¨²nica de su familia que, seg¨²n Velasco, les ha ayudado. ¡°No s¨¦ cu¨¢nto tiempo podremos estar all¨ª porque la casa es peque?a para todos, pero de momento no tenemos otra opci¨®n¡±, afirma cabizbajo.
Los furgones de polic¨ªa, unos 14 seg¨²n afirman miembros de los colectivos sociales, han rodeado la manzana sobre las seis de la ma?ana. La puerta estaba cerrada, pero una vecina les ha permitido la entrada. ¡°Algunos activistas se hab¨ªan encadenado para impedirles el paso, pero los agentes han cortado los grilletes y les han echado a patadas¡±, cuenta Adri¨¢n Velasco, del grupo de vivienda Usera. ¡°A m¨ª me han agarrado de la coleta y me han arrastrado por el suelo¡±, a?ade Aroa de Diego, hermana de la desahuciada, recuper¨¢ndose del desmayo que ha sufrido.
La versi¨®n de la Jefatura de Madrid es que uno de los manifestantes ha intentado saltar el cord¨®n policial e incluso quitar la pistola a un subinspector de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP, los antidisturbios). Algo que los integrantes de la PAH niegan rotundamente. ¡°Nosotros no est¨¢bamos haciendo nada. Somos pac¨ªficos¡±, asegura Velasco. Los arrestados, entre los que se encuentran presuntamente la esposa y la hija de Jorge Verstringe, han sido trasladados a la comisar¨ªa de Usera a la espera de que se les tome declaraci¨®n. Posiblemente queden en libertad a lo largo del d¨ªa.
Fuentes de Emergencias Madrid han explicado que sanitarios del SAMUR-Protecci¨®n Civil han atendido a cinco polic¨ªas nacionales y a dos manifestantes por contusiones y golpes de car¨¢cter leve. Estas fuentes han negado que el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa les impidiera el paso para atender a los heridos, como afirman algunos de los activistas. Han sido los propios sanitarios, aseguran, los que han decidido esperar a intervenir ante el cariz que estaban tomando los incidentes.?
Los meses de negociaci¨®n con el banco no han tenido el resultado esperado por la plataforma. La directora de la sucursal de Kutxabank encargada del caso se comprometi¨®, cuentan, a conseguir una pr¨®rroga de cuatro meses. Algo, que a la vista de lo sucedido, no ha cumplido.?Ajeno a la dif¨ªcil situaci¨®n que se le presenta a sus padres, El¨ªas, el mediano de los tres hermanos, juega con otra ni?a a saltar sobre las maderas que cubren los socavones del vest¨ªbulo. ¡°?Una rata!¡±, grita el peque?o de tres a?os. Ambos inspeccionan divertidos la entrada del inmueble en busca del roedor.?¡°?Qu¨¦ va a hacer el banco con esta casa?¡±, se pregunta uno de los manifestantes se?alando los escombros que cubren la entrada del portal. ¡°?No ser¨ªa mejor llegar a una soluci¨®n que beneficiase a todos? Al menos con un alquiler social obtendr¨ªan algo de beneficio¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.