Qui¨¦n es en realidad Barbijaputa, juzgada por delitos de odio en la Audiencia Provincial de Madrid
Se trata de Mar¨ªa P. B., una azafata andaluza de 44 a?os reconvertida en ¡®influencer¡¯ feminista desde que comenz¨® a tuitear bajo este pseud¨®nimo en 2009
La tuitera, activista y creadora de contenidos conocida como Barbijaputa se ha sentado este martes en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid por la presunta comisi¨®n de delitos de odio contra la comunidad jud¨ªa e israel¨ª y por trivializar el Holocausto. ?Qui¨¦n es la persona que se esconde desde hace a?os tras ese pseud¨®nimo? Se llama Mar¨ªa P. B., tiene 44 a?os y tuitea desde junio de 2009, bajo el paraguas del anonimato, con la cuenta @Barbijaputa. Su estilo en X, la antigua Twitter, es controvertido, ¨¢cido y cr¨ªtico, a veces con sentido del humor y tambi¨¦n, a veces, con pol¨¦mica. Lo hace bajo su logotipo, una letra be con cuernos y tridente demoniacos, que en ocasiones acompa?a con la cara de la mu?eca Barbie. En su p¨¢gina web, ella misma se define fundamentalmente como feminista, y de sus tuits se desprende una ideolog¨ªa antifascista y de izquierdas. El ¨¦xito de su personaje la ha llevado a convertirse en escritora, columnista y autora del podcast RadioJaputa. ¡°Soy responsable de lo que yo digo, no de lo que t¨² entiendas¡± es el leitmotiv de su perfil.
Barbijaputa naci¨® primero como un blog en 2009 y su intenci¨®n era, seg¨²n ha contado, huir de la soledad tras ser destinada a Tenerife, ¡°una ciudad donde no conoc¨ªa a nadie¡±. Hasta que el juicio ha desvelado su verdadera identidad, se sab¨ªa lo poco que hab¨ªa ido dejando caer: que efectivamente es mujer, que naci¨® en alg¨²n lugar de Andaluc¨ªa, que ha trabajado como auxiliar de vuelo, que ha vivido en Madrid y que ha regresado a vivir a Andaluc¨ªa. ¡°Podr¨¦ perder los papeles y salirme de tono tantas veces como ovule, quiera, sienta y crea necesario. A quien no le guste (perfectamente comprensible) puede dejar de seguirme, pero siempre recordando que no le debo reembolsar ning¨²n dinero, ni dar explicaciones, ni pedirle perd¨®n. Tambi¨¦n puede volver a seguirme, no le cobrar¨¦¡±, dice a modo de declaraci¨®n de intenciones.
?Y por qu¨¦ lo cre¨® desde el anonimato? En sus or¨ªgenes, para evitar que la despidieran: ¡°Aquel blog era mi v¨¢lvula de escape, un lugar solo m¨ªo donde desahogarme, donde contar ¨Dsin ser reconocida por mis jefes¨D todo lo que me indignaba del mundo, incluidas las normas r¨ªgidas de imagen en las compa?¨ªas a¨¦reas en las que hab¨ªa trabajado y trabajaba¡±. En ese momento, no hab¨ªa llegado al feminismo para explicar todas aquellas cosas que le pasaban y que no eran solo cosas suyas ¡°sino de todas¡±.
Asegura que tomar conciencia de la fuerza del patriarcado cambi¨® su vida y su forma de enfrentarse al mundo y, desde entonces, despliega su feminismo en forma de mensajes en redes sociales, art¨ªculos en diferentes medios ¨Dfundamentalmente, columnista, primero de eldiario.es y despu¨¦s de publico.es¨D, cinco libros ¨Dla novela de intriga dist¨®pica Nadie duerme, el ensayo Machismo: 8 pasos para quit¨¢rtelo de encima, una especie de autobiograf¨ªa titulada La chica miedosa que fing¨ªa ser valiente muy mal que ha sido llevaba al teatro y el poemario infantil de 2015 Planeta Lilaverd¨ªa bajo el pseud¨®nimo de Lula Libe¨D biograf¨ªas de feministas radicales y desde 2018, los podcasts semanales de Radiojaputa, ¡°el proyecto m¨¢s libre¡± que ha hecho y que ya va por la octava temporada.
Desde este feminismo, Barbijaputa se ha convertido en una influencer pol¨ªtica y no hay pol¨¦mica en la que no entre en redes, que ha incendiado en muchas ocasiones por sus comentarios pol¨ªticamente incorrectos. Tiene 265.000 seguidores en X (antes Twitter), 67.900 followers en Instagram, 10.000 fieles en Facebook y 3.233 suscriptores en su canal de Telegram Vaginocracia parlamentaria. En torno a su figura, ha creado tambi¨¦n cientos de grupos tem¨¢ticos de WhatsApp, donde, seg¨²n explica, sus seguidores interact¨²an y comentan ¡°la realidad desde un prisma feminista radical, tanto online como en la vida real¡±. Su discurso, en el que no se ha ahorrado cr¨ªticas a la ya exministra Irene Montero, a la que llama ¡°sinverg¨¹enza¡± y ¡°mala gente¡±, fue inmediatamente atacado desde el machismo, pero tambi¨¦n desde el feminismo, donde ciertos sectores la consideran tr¨¢nsfoba, hom¨®foba y lgtbif¨®bica.
Activismo y medio de vida
?Y de qu¨¦ vive? Desde 2019, autofinancia su proyecto a trav¨¦s de un ¡°matrocinio¡± con el que se puede patrocinar su contenido con donaciones, que ser¨¢n empleadas en tratar asuntos que van mucho m¨¢s all¨¢ del feminismo, como el cambio clim¨¢tico, el racismo y la nutrici¨®n. Adem¨¢s de sus libros y sus colaboraciones con medios de comunicaci¨®n, tiene una peque?a tienda online donde vende sudaderas por 55 euros y camisetas por 30.
Pero lo que la ha sentado en el banquillo y ha revelado de paso su identidad no es ninguna cuesti¨®n de g¨¦nero, sino sus opiniones sobre Israel y los jud¨ªos y, de fondo, el eterno debate sobre la libertad de expresi¨®n y los l¨ªmites del humor. Por una serie de tuits lanzados entre 2011 ¨Da?o en el que el director Nacho Vigalondo tuite¨® que ¡°el holocausto fue un montaje¡±¨D y 2017, el fiscal pide para ella un a?o y nueve meses de c¨¢rcel por un delito de provocaci¨®n al odio y la inhabilitaci¨®n especial para el uso las redes sociales. ¡°Hitler la cag¨® carg¨¢ndose a los jud¨ªos, eso no sirve para nada. Ahora estar¨ªamos mejor si hubieran perseguido, por ejemplo, a los felices¡±, coment¨® por ejemplo en uno de esos tuits. ¡°Se pueden criticar las religiones sin caer en el racismo. Se puede criticar el islamismo sin caer en el racismo. Se pueden criticar otros patriarcados, de consentimiento o de coerci¨®n, sin caer en el racismo. Quien cae sistem¨¢ticamente y con orgullo en el racismo, feminista no es¡±, sentencia esta mujer, que ha resultado no ser rubia ni responder al estereotipo de una Barbie, en uno de sus ¨²ltimos tuits.
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