Revoluci¨®n en la granja
El resultado de las pasadas elecciones europeas ha acabado por constituir un reactivo de primer orden para las crisis
El resultado de las pasadas elecciones europeas, con la irrupci¨®n de una nueva formaci¨®n con posibles y la p¨¦rdida de influencia de los partidos sobre los que ha pivotado hasta ahora el ejercicio del poder, ha acabado por constituir un reactivo de primer orden para las variadas crisis presentes en nuestro pa¨ªs. As¨ª, pocos d¨ªas despu¨¦s, se ha producido la abdicaci¨®n del rey, la dimisi¨®n de unos cuantos responsables pol¨ªticos de los partidos perdedores de las elecciones, el inicio de la carrera por liderar el todav¨ªa principal partido pol¨ªtico de la oposici¨®n y finalmente el disparo del ca?¨®n de liquidez de Mario Draghi. No sabemos a ciencia cierta la influencia que los resultados electorales han tenido en estas decisiones, que en algunos casos, seg¨²n nos apuntan ahora, parec¨ªan estar tomadas de antemano, y en otros puede que no tanto, pero lo bien cierto es que este resultado ha convulsionado definitivamente el gallinero patrio.
Como es sabido, los periodos pre-electorales constituyen una especie de par¨¦ntesis donde no se mueve una hoja con el fin de no alterar el pulso ciudadano en las urnas. Sus resultados tambi¨¦n sirven de catalizador para provocar cambios latentes que se precipitan o no en funci¨®n de los mismos. Ocurre sin embargo que la ciudadan¨ªa est¨¢ ya bastante alterada y posponer decisiones que deber¨ªan haberse tomado hace ya mucho tiempo no hacen sino empeorar las cosas por la sospecha fundada de inmovilismo. Analizado con detalle, no hab¨ªa ninguna necesidad de esperar tanto tiempo para tomar decisiones que ahora parecen un tanto forzadas por la nueva situaci¨®n. Pero ya se sabe que las afecciones nos llevan a hacer las cosas tarde y en algunos casos mal. Piensen ustedes en la renuncia del rey, la dimisi¨®n de Rubalcaba o la decisi¨®n de Draghi. Por no hablar de otros aspectos donde todav¨ªa no se ha movido ficha, como es el caso de la respuesta al desaf¨ªo independentista de Catalu?a.
La sensaci¨®n de pasividad y estancamiento se ha reflejado claramente en los resultados de las pasadas elecciones europeas, que han hecho emerger a la superficie dos nuevos datos a tener en cuenta. Por una parte, el avance de la extrema derecha xen¨®foba en diferentes pa¨ªses europeos y por otra la irrupci¨®n con fuerza (hasta situarse en la cuarta posici¨®n) de una nueva izquierda en nuestro pa¨ªs. En definitiva, una ampliaci¨®n del espectro pol¨ªtico por sus extremos, que no es sino el s¨ªntoma de la enfermedad que padece una parte importante de Europa como consecuencia de su situaci¨®n econ¨®mica: la regresi¨®n econ¨®mica y social de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n y la grave erosi¨®n de sus clases medias, con el consecuente aumento del desencanto general.
No hay ninguna duda de que la decisi¨®n de Draghi ha sido tard¨ªa. Que sea suficiente y acertada est¨¢ por ver. Que el ascenso de la extrema derecha en Europa haya influido finalmente en esta decisi¨®n no lo sabemos a ciencia cierta. Lo que s¨ª parece evidente es que al menos en nuestro pa¨ªs se han desatado fuerzas revisionistas que por el momento parecen dif¨ªciles de parar a no ser que su fermento, que es la situaci¨®n econ¨®mica, mejore notablemente. En algunos momentos estas premuras, consecuencia de inmovilismos anteriores, pueden conducir a la improvisaci¨®n y a la chapuza. Es posiblemente el caso de la abdicaci¨®n del rey, que a tenor de lo que vamos viendo parece todo menos una decisi¨®n elaborada con el tiempo suficiente para evitar ambas cosas. Tambi¨¦n corre ese mismo peligro el proceso de renovaci¨®n que se avizora en la izquierda, donde las propuestas de regeneraci¨®n democr¨¢tica y de transparencia, con ser importantes, no son suficientes para garantizar el ¨¦xito de su apuesta. Y no lo son por la debilidad de su armaz¨®n econ¨®mico, que no va m¨¢s all¨¢ de proponer cambios en la distribuci¨®n de las cargas fiscales y en la orientaci¨®n del gasto. Pero ni tan siquiera estos cambios pueden tener garantizado el ¨¦xito si no se acomete con seriedad un profunda transformaci¨®n en el funcionamiento de los organismos internacionales que gobiernan nuestra econom¨ªa y que tienen serias carencias democr¨¢ticas. Es ah¨ª donde radica la principal palanca para el ¨¦xito de todo lo dem¨¢s, y es ah¨ª donde la actuaci¨®n en solitario conduce con mucha probabilidad al fracaso. Un mejor funcionamiento democr¨¢tico de las instituciones econ¨®micas supranacionales y una mayor integraci¨®n europea es el camino a emprender y en este sentido poco se ha o¨ªdo hasta el momento, exceptuando t¨ªmidas propuestas que no responden en absoluto al desaf¨ªo que requiere el momento presente.
A menos que se haga bastante en esta direcci¨®n seguiremos como muertos vivientes en una especie de edad media, que como se sabe no vio la luz hasta conseguir su mayor integraci¨®n en los estados nacionales. En aquel tiempo la religi¨®n actuaba como la ¨²nica esperanza para la desesperaci¨®n de la gente y, al mismo tiempo, como su principal maldici¨®n por su influencia dogm¨¢tica. Hoy en d¨ªa la religi¨®n ha sido sustituida por el capital financiero.
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