La Cueva de Nerja supera su ¡®ITV¡¯
La cavidad, en la que puede rastrearse 25.000 a?os de historia de la humanidad, se regenera de forma natural y soporta el impacto de 400.000 visitantes anuales
M¨¢s de medio siglo despu¨¦s de su apertura y tras el paso de millones de personas, la Cueva de Nerja (M¨¢laga) necesitaba una puesta a punto, algo as¨ª como la ITV de los veh¨ªculos, para comprobar que la maquinaria pod¨ªa seguir funcionando y soportando la actual carga de visitantes: casi 400.000 anuales. La cavidad m¨¢s famosa de Andaluc¨ªa ha superado la prueba realizada a trav¨¦s del Proyecto de investigaci¨®n interdisciplinar para la conservaci¨®n de la Cueva de Nerja que, entre 2008 y 2013, ha dirigido el catedr¨¢tico de Prehistoria de la Universidad de C¨®rdoba Jos¨¦ Luis Sanchidr¨ªan.
La que durante d¨¦cadas ha sido la gran atracci¨®n de la Costa del Sol y lleg¨® a tener medio mill¨®n de visitas, desde 2003 reparte protagonismo con el Museo Picasso de M¨¢laga. La cueva no es solo una maravilla geol¨®gica, sino que sus casi cinco kil¨®metros recubiertos por estalactitas y estalagmitas constituyen tambi¨¦n una reserva biol¨®gica y, lo que es a¨²n m¨¢s importante, ¡°uno de los pocos lugares en los que se puede rastrear la secuencia de la historia de la humanidad de los ¨²ltimos 25.000 a?os de una forma continuada, a trav¨¦s de una gran cantidad de materiales arqueol¨®gicos de espectacular calidad¡±, puntualiza Sanchidr¨ªan.
¡°La cueva est¨¢ vieja porque lleva 55 a?os abierta al p¨²blico y nuestro trabajo consiste en neutralizar el efecto que las visitas tur¨ªsticas tienen sobre ella para conseguir una gesti¨®n sostenible¡±, afirma el catedr¨¢tico de Prehistoria, quien espera ahora la autorizaci¨®n de la Junta de Andaluc¨ªa ¡ªya que el conjunto fue declarado Bien de Inter¨¦s Cultural en 1985 y Zona Arqueol¨®gica en 2005¡ª para continuar con el proyecto que, de momento, est¨¢ centrado en consolidar la parte visitable, que representa un tercio de la cavidad.
Las amenazas a las que se enfrenta este gran conjunto esculpido por el agua, que atesora formaciones de hasta 800.000 a?os, est¨¢n derivadas del efecto antr¨®pico, de los microorganismos que procedentes del exterior se cuelan en la ropa, la suelas del calzado o la respiraci¨®n de los visitantes. La iluminaci¨®n, necesaria para la visita, tambi¨¦n es la causante del llamado mal verde. ¡°Son microorganismos que se propagan a trav¨¦s de la fotos¨ªntesis alrededor de las zonas que est¨¢n iluminadas y provocan grandes manchas verdes. En otras cuevas, donde no existen vestigios arqueol¨®gicos o pinturas, se limpian con determinados productos, pero nosotros no podemos usarlos. La soluci¨®n pasa por sustituir la iluminaci¨®n actual por luminarias que inhiben el proceso de la fotos¨ªntesis¡±, comenta la bi¨®loga Yolanda del Rosal, quien, junto a la ge¨®loga Cristina Li?¨¢n, forma parte del equipo que lucha contra ¡°cualquier factor que distorsione el equilibrio natural de la cueva¡±. ¡°Estamos trabajando en un espacio irrepetible y nuestro deber es que se altere lo menos posible¡±, a?ade.
Aunque la mayor¨ªa de los turistas se muestra respetuosa y evita tocar los espeleotemas ¡ªlas distintas formaciones que se encuentran en la cavidad¡ª, el peso de la humanidad se siente en las galer¨ªas tur¨ªsticas, especialmente en verano, cuando se organiza el Festival de M¨²sica y Danza, con el que se inaugur¨® la cueva el 12 de junio de 1960 y que sigue celebr¨¢ndose desde entonces.
¡°La cueva tiene una gran capacidad de ventilaci¨®n que le permite eliminar el impacto humano en el medio durante las horas en las que permanece cerrada. El aumento de temperatura que provoca la presencia del hombre y los microorganismos que dejamos a nuestro paso sedimentan durante la noche y desaparecen, no se quedan en el ambiente¡±, comenta Del Rosal.
¡°Una de las cosas que m¨¢s llama la atenci¨®n respecto a los par¨¢metros medioambientales es que en julio y agosto, la ¨¦poca en la que tenemos m¨¢s visitas, cambia el flujo del aire, es m¨¢s lento y va desde dentro, desde las galer¨ªas Altas y Nuevas, hacia fuera de la cavidad. Es ventilaci¨®n natural que permite que el aire se renueve y los niveles se regulen. Un proceso que en cuevas m¨¢s peque?as no se produce y, debido al efecto acumulativo, tienen que restringir las visitas¡±, argumenta la ge¨®loga Cristina Li?¨¢n, una de los 32 profesionales que trabaja en el conjunto, cuya gesti¨®n corresponde a la Fundaci¨®n de Servicios Cueva de Nerja, en la que est¨¢n representados Ayuntamiento, Diputaci¨®n y Subdelegaci¨®n del Gobierno.
La cavidad es, adem¨¢s, una inmensa galer¨ªa de arte prehist¨®rica con 589 motivos, aunque el p¨²blico no puede ver ninguno significativo. Seg¨²n los estudios realizados en 2001 a un trozo de carb¨®n que se encontr¨® en las galer¨ªas Altas, la pintura m¨¢s antigua es un ciervo con 19.900 a?os.
Aunque el visitante queda obnubilado ante la labor del agua que se filtra desde el exterior y, mientras se abre paso a trav¨¦s de la roca, pierde el di¨®xido de carbono y deposita en distintas formas los minerales que lleva disueltos, la parte tur¨ªstica son solo un anticipo de lo que se esconde tras un estrecho y elevado paso que da acceso a las galer¨ªas Altas y Nuevas, en las que se suceden las salas de las Columnas de H¨¦rcules, de la Inmensidad o de la Monta?a, la mayor y m¨¢s inaccesible de todas.
Una ruta de espeleoturismo permite, desde 1998 aunque interrumpidamente, conocer parte de esos rincones que permanecen casi v¨ªrgenes. ¡°Las visitas est¨¢n limitadas a dos o tres grupos de 10 personas al mes y siempre van acompa?ados de tres espele¨®logos y una persona de la Fundaci¨®n Cueva de Nerja, que vela para que el impacto sea el m¨ªnimo posible¡±, comenta Carlos L¨®pez, quien desde hace 12 a?os trabaja en seguridad y mantenimiento de la cueva.
Unas cinco horas de trayecto, que requiere un buen estado f¨ªsico y no es apto para personas con v¨¦rtigo ni claustrofobia, permiten admirar los espeleotemas m¨¢s bellos del conjunto. Un techo cubierto de peque?os macarrones en los que las gotas de agua brillan como diamantes; ubres, que parecen ofrecer alimento al visitante; exc¨¦ntricas, que crecen en formas caprichosas desafiando la gravedad, o las imponentes columnas que se forman del encuentro entre las estalactitas ¡ªlas que cuelgan del techo¡ª y las estalagmitas, forman parte de la recompensa que obtienen quienes se atreven a adentrarse en ese otro tiempo en el que cien a?os es una cantidad rid¨ªcula.
Pero, sin duda, una de las grandes sorpresas que guarda esta caverna es la galer¨ªa de los Niveles, un espacio en el que las estalactitas se encontraron hace miles de a?os con un lago de agua dulce y cristalizaron formando estrellas tan dispares como las que encierra un caleidoscopio. Todav¨ªa permanecen en la piedra las distintas huellas que dej¨® el agua, creando un paisaje que recuerda al fondo marino.
Es en esta zona, en la que reina la total oscuridad salvo cuando se realizan las visitas de espeleoturismo, en la que cada persona va con un frontal, es donde a veces se dejan ver las tres especies que son end¨¦micas de la Cueva de Nerja. ¡°Son dos insectos, Plusiocampa baetica y Platyderus speleus, y un pseudoescorpi¨®n llamado Chttonius nerjensis. Aunque tambi¨¦n hay murci¨¦lagos y otros insectos¡±, aclara la bi¨®loga.
¡°El estudio de los espeleotemas ofrece una cantidad de datos sorprendente. Las estalagmitas crecen por capas, como una cebolla y en cada una se pueden determinar la temperatura a la que se form¨® la estalagmita, con lo que podemos saber que edad tiene cada capa y que temperatura media hac¨ªa cuando se form¨®. De media, en la cueva, hay 18 grados, es igual a la media anual del exterior, con lo cual este estudio nos permite hacer una reconstrucci¨®n paleoclim¨¢tica de los ¨²ltimos 240.000 a?os¡±, explica la ge¨®loga.
La cueva se ha convertido en una gigante base de datos que est¨¢n ah¨ª, desde que comenz¨® a formarse hace cinco millones de a?os, esperando que alguien los interprete.
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