Actos y tipos con desmesuras
La construcci¨®n de algunas leyendas insulares no est¨¢ en la fantas¨ªa sino en hechos verdaderos de biograf¨ªas ocultas de gente cierta
El juez Jos¨¦ Castro, precisamente, se qued¨® sin poder terminar el relato sobre los hechos atribuidos a un tipo con gestos en desmesura. Un supuesto delincuente millonario porque no fue juzgado. El hombre apareci¨® muerto un domingo de julio de 1997, indocumentado, con 4.000 euros en la cartera, en una acera de un pol¨ªgono de Palma.
Administrador en Mallorca de una familia de terratenientes ¨¢rabes, Mart¨ª Ferriol, de Sineu, en 1992 birl¨® 60 millones de euros a los banqueros de Kuwiat de los que era su otro yo. Era el 'amo' de sus cuatro latifundios, iba y ven¨ªa, daba donativos a pol¨ªticos y susurraba comisiones en cuentas de Suiza por recalificaciones.
Tras su detenci¨®n qued¨® en libertad, con fianza de 12 millones, los pag¨® y se fug¨®. Al medio a?o le localizaron con dos millones en mano en un banco de Londres. Fue deportado. Era c¨®nsul de Ecuador y un m¨¢quina para pasaportes falsos, manipular facturas y calcar sellos.
Le llamaron fantasioso y embaucador quienes le dieron dos cr¨¦ditos de 20 millones, con su firma y el aval de las fincas de los kuwait¨ªes en Santa Margalida, Llucmajor, Calvi¨¤ y Capdepera. Plane¨® urbanizarlas. Pas¨® poco tiempo en la c¨¢rcel y en el psiqui¨¢trico; era bipolar, con excesos.
Mart¨ª Ferriol retorna por un detalle. En su apogeo de influyente en nombre de otros, en los 70, es autor de un gesto fanfarr¨®n. Us¨® un helic¨®ptero para acompa?ar a su hija a su boda. El r¨²stico calvo gordo triunf¨®, baj¨® del cielo.
Comisionista, hombre de paja, porteador de maletines y posible estafador, el ex labrador y pol¨ªglota, Mart¨ª Ferriol Font es el personaje m¨¢s potente entre los extra-tipos aut¨®ctonos de gestos secretos y grandilocuentes. Fue un ancla fundadora de la historia de Baleares SA. Amigos y socios a los que Mart¨ª tap¨® acabaron mal, destituidos, asustados y uno bajo un acantilado. Con su muerte a los 57 a?os lleg¨® una bruma intensa, un conveniente silencio. Antes sus hermanos los jeques, le obligaron a retornar hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo que les levant¨® al traicionar su confianza.
En el siglo XXI los neocoloniales latifundistas insulares se desplazan en helic¨®ptero. Lo usan para tomar im¨¢genes cenitales de sus dominios. En los dos ¨²ltimos veranos, en sus 1.000 hect¨¢reas de Es Fangar, Peter Eisenmann y su mujer Sabine, retrataron desde el cielo a sus hijos vestidos de boda. El Circ du Soleil actu¨® en la fiesta de tres d¨ªas. Y mudaron con su ra¨ªz ¨¢rboles ancianos para plantar la carpa.
La construcci¨®n de las leyendas no est¨¢ en la fantas¨ªa sino en hechos y detalles. Al perder una parte de la que fue su enorme fortuna familiar, Guillem Marcel lanz¨® con rabia escaleras abajo un piano franc¨¦s. Era el mueble-joya de la mansi¨®n de Son Biel¨®, en Alar¨®, que tuvo que desalojar.
Los prestamistas le arrebataban la finca que ten¨ªan en prenda. ?l se qued¨® con el ajuar de bordados de sus t¨ªas abuelas, cuadros, pergaminos, marcos de caoba y arcas con secretos.
El piano precipitado mell¨® las piedras nobles con sus ruedas. El instrumento secular se destrip¨®. Saltaron cuerdas y teclas de marfil. Los muebles m¨¢s grandes que no pasaban por la puerta Marcel los parti¨® con una maza y lanz¨® los trozos por la ventana.
Las deudas hipotecarias eran privadas, en manos de usureros insulares que financian prestando dinero en caliente, sin parar a un inter¨¦s del 30% semanal. Ese v¨¦rtigo devor¨® un patrimonio atesorado en tres siglos por una saga de mercaderes, el poder de un linaje local que se extingui¨® con ¨¦l, sin finanzas.
Guillermo Pedro Cris¨®logo Isidro Marcel Ordines d'Almedr¨¤ Fonts dels Olors-Amer Prohens de s'Horta era ¨¦l, tan solo don Tu muri¨® en 2004 a los 80 a?os. "Viv¨ª para disfrutar gastando dinero, para no trabajar". Rentista, jugador, comedor, viajero y amante de la ¨®pera en vivo y glot¨®n.
La deuda hist¨®rica disparada, sus caprichos, manos agujereadas, el p¨®quer, los ases, el siete y medio, el monte y las amistades peligrosas absorbieron su capital. La titularidad sobre kil¨®metros cuadrados a su nombre se fundi¨®.
Marcel patrocin¨® fichajes del Mallorca, compras de partidos y ¨¢rbitros, ayud¨® a clubes, corredores, sufrag¨® vueltas ciclistas. Le qued¨® el r¨¦dito de una cantera de 1000 metros, en su ex finca de 1000 cuarteradas que cuarte¨®. De ella dio solares por primas y por goles a los jugadores de su Felanitx. Excesos y obsesiones.
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