La Catalu?a de 1914 y la de ahora
Cien a?os despu¨¦s del atentado de Sarajevo, lo que dijo entonces D'Ors tiene gran sentido. Intuy¨® que 1914 era una guerra civil
La historiograf¨ªa particularista a fuerza de poner la lupa en Catalu?a acaba por reducir sus conexiones con la amplitud de los procesos hist¨®ricos como, por ejemplo, los de Europa. As¨ª, aunque 1714 fue una guerra din¨¢stica y de trasfondo europeo, acabamos por sugerir el espejismo de una Catalu?a cuya identidad hubiese sido el centro umbilical del acontecer hist¨®rico universal. Tiene mucho sentido que los catalanes que lo deseen tengan preocupaci¨®n por lo que es y ser¨¢ Catalu?a pero eso no obliga a dar por supuesto un mundo catalano-c¨¦ntrico. Lo sab¨ªa el catalanismo regeneracionista. La guerra de 1914, cuyo centenario se est¨¢ conmemorando, tuvo muchas repercusiones en Catalu?a, especialmente econ¨®micas, pero si uno no ubica las cosas en los horizontes amplios tenemos una Catalu?a m¨¢s peque?a, imbuida de un excepcionalismo propenso a creer que solo tienen significado las cosas que intervienen en su vida particular porque no es otro el eje de la historia vivida. Hay m¨¢s cosas en el mundo de las que presuponen los historiadores nacionalistas. En fin, el contraste entre las discontinuidades y las tendencias que se prolongan en el tiempo no son una exclusiva de nadie, como no lo son 1714 o 1914.
Precisamente de lo mejor que Catalu?a aport¨® a 1914 fue la presencia intelectual de D'Ors. Despu¨¦s se le imput¨® la peor traici¨®n a Catalu?a. Antes de eso dio altura a la vida intelectual catalana con su Glosari y organiz¨® bibliotecas p¨²blicas por encargo de Prat de la Riba. Pensaba su Catalu?a en t¨¦rminos de civilizaci¨®n. En 1914 rehus¨® definirse como german¨®filo o franc¨®filo. En realidad, es como si hubiese tenido una premonici¨®n sobre lo que ser¨ªa Europa al final de aquella guerra. Intuy¨® que 1914 era una guerra civil, como lo eran todas las guerras europeas. Es saludable tenerlo presente ahora que va tomando cuerpo la tesis irracional de que, puesto que la secesi¨®n dejar¨ªa a Catalu?a fuera de la Uni¨®n Europea, la reacci¨®n debe ser que la Uni¨®n Europea no se merece que Catalu?a sea una de sus partes. Ya fue un precedente situarse por sistema fuera del contexto hisp¨¢nico.
Cien a?os despu¨¦s del atentado de Sarajevo, lo que dijo entonces D'Ors tiene gran sentido. En Barcelona, la dial¨¦ctica entre german¨®filos y aliad¨®filos hac¨ªa furor, mientras que la Lliga preconizaba aquella discreta neutralidad ¡ªla que sosten¨ªa la pol¨ªtica exterior de Espa?a¡ª que acab¨® siendo provechosa para la industria catalana. Alguien como Prat de la Riba estaba a favor de Alemania, para asombro de un joven Gaziel que se daba a conocer como cronista de la contienda. D'Ors, inicialmente acusado de germanofilia, siendo culturalmente franc¨¦s, entonces redacta un manifiesto por la unidad de Europa. Desde siempre hab¨ªa defendido una unidad cultural europea sostenida por dos grandes pilares que eran la civilizaci¨®n mediterr¨¢nea y la cultura germ¨¢nica. Era un nost¨¢lgico del Sacro Imperio Romano Germ¨¢nico. Intuy¨® que el asesinato de Sarajevo acababa con el antiguo orden y prologaba futuras turbulencias. ¡°S¨ª, Sacre Imperi Rom¨¤ Germ¨¤nic. S¨ª, encara una volta: la guerra entre Fran?a i Alemanya ¨¦s una guerra civil!¡±.
M¨¢s a¨²n, pensaba que en el paisaje post-b¨¦lico ser¨ªa factible un retorno innovador a Europa. Acert¨® en el diagn¨®stico pero se equivoc¨® de guerra porque tuvo que haber otra para que Europa iniciase s¨®lidamente su camino de integraci¨®n. Frente a la beligerancia de los intelectuales franc¨®filos o german¨®filos, insist¨ªa en la causa de la integridad de Europa. La distancia con la tesis impl¨ªcitamente eur¨®foba del secesionismo actual es inmensa. Sobre la Gran Guerra, las Lletres a Tina de D'ors son una de la reflexiones de m¨¢s envergadura de aquella Catalu?a noucentista, una reconsideraci¨®n de los valores de la civilizaci¨®n europea. Un intenso esfuerzo intelectual dif¨ªcilmente comparable con la grotesca manipulaci¨®n de las ruinas del Born. Por su parte, D'Ors escribe su dec¨¢logo para el hombre europeo y libre. Eso le lleva a polemizar con Unamuno al que considera adversario de Alemania porque tambi¨¦n es adversario de Francia. Y, en definitiva, por ser adversario de Alemania, ser a la vez adversario de Europa.
La Catalu?a de 1914 era una sociedad de econom¨ªa pujante y de intelectualidad creativa. Tambi¨¦n viv¨ªa una gran conflictividad social. Al fin y al cabo, la Semana Tr¨¢gica era de 1909. La Catalu?a de hoy intenta recuperarse de la crisis econ¨®mica y a la vez tantea ¡ªcon perplejidad en unos casos y con ilusi¨®n en otros¡ª los muros del callej¨®n sin salida al que ha conducido la pol¨ªtica secesionista de Artur Mas. Ciertamente, no existe una figura equiparable a la de Eugeni d'Ors. Y, de existir, su influencia y autoridad no ser¨ªan las mismas porque actualmente las culturas son polic¨¦ntricas, desjerarquizadas y muy adictas al relativismo. D'Ors deseaba que una expresi¨®n unitaria como era Europa pudiese seguir sirviendo como bandera en un combate por la reforma y la cultura en Espa?a. Su Europa, sobre todo, significaba la ley.
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