?C¨®mo es el hombre m¨¢s buscado por la polic¨ªa de Madrid?
Un an¨¢lisis criminol¨®gico de las actuaciones del pederasta que ha secuestrado a dos ni?as y sembrado el p¨¢nico en la ciudad arroja datos sobre su perfil
Un hombre sin rostro tiene aterrorizada a la capital de Espa?a. Ha actuado al menos dos veces en los ¨²ltimos tres meses, el 10 de abril y el 17 de junio, que se sepa. Ha secuestrado, drogado y abusado sexualmente de dos ni?as de nueve y seis a?os y fracas¨® anteriormente en su intento con una tercera, seg¨²n fuentes policiales. Todas en la misma zona. ?Qui¨¦n puede ser ese sujeto abyecto que mantiene en jaque a m¨¢s de 125 agentes en Madrid y a centenares de familias de la zona del distrito de Ciudad Lineal? ?C¨®mo es el pederasta? Un an¨¢lisis de los hechos conocidos desde un punto de vista criminol¨®gico permite dibujar un perfil psicol¨®gico del tipo m¨¢s buscado de la ciudad.
Aunque la polic¨ªa no ha podido elaborar a¨²n un retrato robot debido a las contradicciones de los testimonios de las v¨ªctimas y de los posibles testigos, su modus operandi s¨ª puede arrojar algunas pistas. Lo primero que llama la atenci¨®n es que, pese a que los estudios indican que los ped¨®filos suelen ser personas ¡°con una personalidad inmadura, con problemas de relaci¨®n, baja autoestima con fuertes sentimientos de inferioridad¡± y que, por lo general, suelen ser sujetos reservados y solitarios, una atenta observaci¨®n del llamado caso Candy rompe con ese modelo a ojos de los crimin¨®logos.
Menor de 40 a?os, vive solo, no es ¡°un raro¡± y puede tener familia y amigos?
Por ejemplo, el hecho de que, una vez realizadas sus tropel¨ªas, haya abandonado a las ni?as en un radio lo suficientemente lejano para evitar ser reconocido pero lo bastante cercano como para facilitar la r¨¢pida atenci¨®n de las peque?as, revela dos cosas importantes. ¡°La primera es que el secuestrador no lleva a cabo una violencia m¨¢s all¨¢ de la necesaria para su satisfacci¨®n sexual; no es un asesino de ni?os y no quiere correr el riesgo de que sufran alg¨²n percance posterior. Esto implica que presenta todav¨ªa una cierta capacidad moral y emp¨¢tica, probablemente m¨¢s que suficiente como para tener una relaci¨®n normal con sus vecinos y familiares¡±, considera el profesor de Criminolog¨ªa de la universidad de Valencia, Vicente Garrido, que se atreve a interpretar los hechos con todas las cautelas del mero observador. ¡°Lo que quiero decir es que en este caso, a diferencia de otros, yo no destacar¨ªa tanto el perfil marginado o solitario del agresor, no debe parecer un ¡°bicho raro¡±.
Se sabe que merodea a sus v¨ªctimas, las engatusa a plena luz del d¨ªa ¡ªconcretamente en los alrededores de las tiendas de golosinas o los parques, donde est¨¢n m¨¢s relajadas, menos alerta¡ª y se las lleva en un coche a un lugar en el que perpetrar esos abusos solo, sin ser visto, por lo que debe contar con un sitio con entrada y salida seguras, probablemente no demasiado lejano porque en ambos casos las ha retenido durante cuatro o cinco horas. ¡°Cualquiera tiene un coche, lo ¨²nico que revela esto es que no es un indigente, pero tampoco alguien con mucho dinero¡±, argumenta Garrido.
Tiene tiempo libre, quiz¨¢ antedentes, consume pornograf¨ªa y no es adinerado
Se trata de un pederasta que corre un riesgo importante, puesto que supuestamente realiza previamente una actividad de cruising ¡ªvagabundea con el coche¡ª. Eso implica que tiene tiempo libre y ¡°descarta a alguien con mucho dinero o poder¡±, concluye Garrido. Adem¨¢s, esos comportamientos de riesgo ¡ªmuy infrecuentes comparados con el t¨ªpico abuso infantil, que emplea el grooming y la complicidad, o la privacidad del hogar¡ª se asocian a la juventud. Estudios, crimin¨®logos y polic¨ªa coinciden: ¡°Probablemente tendr¨¢ menos de 40 a?os¡±.
Observa atentamente a sus v¨ªctimas, hasta el punto de ser capaz de llamarlas por su nombre, como ocurri¨® en el caso de la primera ni?a, a la que presuntamente enga?¨® dici¨¦ndole que su madre la llamaba para algo. Seg¨²n los expertos, en el momento de captaci¨®n de un menor la clave es pasar desapercibido.
¡°Dada la edad de las peque?as, y el hecho de que el secuestrador act¨²a a plena luz del d¨ªa, el m¨¦todo elegido es el mejor, el que supone menos riesgo. Si llevara a cabo un comportamiento violento o s¨²bito, como coger a la ni?a y correr, se expondr¨ªa mucho m¨¢s a ser identificado. Esto explicar¨ªa aquel secuestro en grado de tentativa, cuando una de las ni?as habr¨ªa escapado: si el momento de la captaci¨®n fracasa, todo se va al traste. ¡°Es primordial para ¨¦l una cierta familiaridad con sus v¨ªctimas, conocer de vista a las ni?as, haberse dado alguna vuelta cerca para poder escuchar su nombre y ver el grado de control que hay sobre ellas... El resto es apelar al sentido de obediencia que tiene todo ni?o de esa edad y a su ingenuidad en lo que puede esperar de los adultos¡±, infiere Garrido.
Hay un aspecto tambi¨¦n determinante a ojos policiales. Es el hecho de que el agresor narcotice y ba?e a sus v¨ªctimas despu¨¦s de abusar de ellas. Desde un punto de vista criminol¨®gico eso es revelador porque indica que el sujeto en cuesti¨®n presenta lo que se denomina ¡°conciencia forense¡±. Es decir, sabe que la interacci¨®n de un sujeto con otro deja rastros m¨ªnimos que pueden ser definitivos para condenarlo. Por tanto, no se trata de ¡°un mero marginado sin estudios o con deficiencias intelectuales notables¡±.
En opini¨®n de Garrido, no obstante, ¡°sigue siendo alguien con un perfil m¨¢s bien bajo; alguien que tiene una gran urgencia por sentir el sexo infantil¡±. No hace distinci¨®n de raza, puesto que una de las ni?as era de nacionalidad china y su ¨²nico criterio de selecci¨®n es ser una ni?a.
Hablamos de un tipo que se juega la libertad de muchos a?os para lograr su objetivo. ¡°Deber¨ªan poder encontrarse antecedentes de abuso previos; si no los tiene es porque no fue detectado, pero resulta dif¨ªcil creer que un ped¨®filo se inicie con actos tan arriesgados¡±, comenta Garrido. La polic¨ªa tiene registradas 12 denuncias entre marzo y mayo de chicas por intento de rapto, violaci¨®n o agresi¨®n sexual en la Comunidad.
En conclusi¨®n, ?C¨®mo puede ser este pederasta? Pues podr¨ªa tratarse de un var¨®n menor de 40 a?os, que viva solo, desempleado o con un trabajo por horas, con antecedentes de desviaci¨®n sexual (aunque no conste en registros oficiales de la polic¨ªa o juzgados), que realice trabajos poco cualificados; un sujeto con autocontrol y con cierta empat¨ªa, no un paria. Podr¨ªa tener un n¨²cleo de amigos o familia, aunque no viva con ellos. Dispone de un sitio con entrada y salida seguras. Probablemente habr¨¢ consumido abundante pornograf¨ªa infantil en Internet y lleg¨® un punto en el que tuvo la necesidad de pasar a la acci¨®n, es decir, pas¨® de ser un ped¨®filo a un pederasta.
Convertido en una espantosa celebridad es imposible predecir su comportamiento futuro. ¡°Sabe que la polic¨ªa est¨¢ detr¨¢s de ¨¦l y los vecinos en alerta¡±, dice Garrido. ?Se desplazar¨¢ hacia otros lugares? ?Se mantendr¨¢ inactivo? ¡°Son preguntas que ahora no se pueden responder¡±.
Como si se tratara de un juego
Uno de los principales retos a que se enfrenta la polic¨ªa es sacar toda la informaci¨®n a un menor que ha sufrido un delito, como un secuestro o un abuso sexual. Los agentes destinados al Servicio de Atenci¨®n a la Familia (SAF) del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa o al Equipo de Mujer y Menor (Emume) de la Guardia Civil suelen ser especialistas en estas tareas, que requieren de mucho tiempo y mucha paciencia para que el ni?o se abra al agente.
De lo primero que tienen que huir los agentes es del uniforme y del arma. Ambos impresionan y suelen bloquear a los peque?os. La forma ¨®ptima de hacerlo consiste en sentarse con ellos de forma que sus padres est¨¦n presentes pero que no les vean directamente. Es decir, de manera que los progenitores est¨¦n de espaldas. As¨ª no se sentir¨¢n mediatizados por ellos ni ver¨¢n las reacciones de los adultos por las cosas que vayan diciendo.
A partir de ah¨ª, lo que ser¨ªa un interrogatorio en el caso de adultos se convierte en la llamada exploraci¨®n del menor. Debe hacerse con las m¨¢ximas garant¨ªas para no influirle lo m¨¢s m¨ªnimo. Solo de su testimonio totalmente espont¨¢neo surgir¨¢n todos aquellos detalles y pruebas que permitan detener al delincuente.
La forma m¨¢s habitual es iniciar un juego, de forma que el peque?o se sienta c¨®modo. A veces es necesaria m¨¢s de una sesi¨®n, de forma que el menor gane confianza y se suelte cada vez m¨¢s hasta facilitar detalles que en una primera entrevista puedan quedar relegados a un segundo plano o de los que no se acuerde la v¨ªctima. Si se puede, se acude incluso a su vivienda, aunque no es lo normal dada la rapidez de los casos para intentar detener al autor.
¡°A veces nos sentamos con ellos en el suelo y, si logramos que est¨¦ c¨®modo con nosotros, decimos a los padres que se marchen de la habitaci¨®n¡±, reconoce una especialista. Lo que no se puede hacer, bajo ning¨²n precepto, es inducir las respuestas o hacer preguntas que el ni?o no entienda. ¡°Si ve que le preguntamos por algo que ha sido muy desagradable para ¨¦l, se retrae y podemos perder todo el trabajo hecho¡±, a?ade la especialista.
A veces, esta t¨¦cnica de varias entrevistas no es necesaria y se evita que el peque?o tenga que pasar por un recuerdo traum¨¢tico, la llamada victimizaci¨®n secundaria. Si se lo ha contado a alguno de sus padres, a un hermano mayor o a alg¨²n adulto en el que conf¨ªe, puede valer para detener al autor. Eso s¨ª, no suele ser lo frecuente.
Una buena t¨¦cnica es que el ni?o o la ni?a se ponga a dibujar lo que le parezca y que el polic¨ªa o el guardia civil le pregunte por lo que va pintando. No en vano, muchos de estos agentes tienen formaci¨®n en psicolog¨ªa. ¡°Lo suyo es que se hubiera transferido una directiva que obliga a que est¨¦ presente el fiscal y un psic¨®logo en estas exploraciones y se graben en v¨ªdeo. As¨ª se evitar¨ªa el tener que hacerle pasar varias veces por el mismo proceso¡±, destaca un mando policial.
La exploraci¨®n no termina ah¨ª. Los polic¨ªas estar¨¢n en contacto directo con los padres por si el menor les cuenta algo con el transcurso del tiempo.
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