Irujo se pasea
El campe¨®n endosa un aplastante 22-9 a Retegi Bi, superado por la diferencia de categor¨ªa
Fue una fina sin historia, resuelto de entrada con un comienzo demoledor y suficientemente indicativo. Suele ocurrir cuando la diferencia es sideral como era el caso. Adem¨¢s, para deshacer esas dudas de quien siempre suspira por la sorpresa, algunos garrotazos de Irujo sonaban a mensajes rotundos para vocear por toda la cancha que todav¨ªa es muy pronto para alterar el orden en el escalaf¨®n. Retegi Bi lo entendi¨® muy pronto. Asustado a veces por la intensidad del vendaval que se le avecinaba, inc¨®modo por la falta de sitio propio, at¨®nito ante algunos pelotazos, recurri¨® a la casta para no entregarse jam¨¢s porque para eso es hijo de su padre y as¨ª se hizo con un hueco en medio de la adversidad. Ni con un 17-7 baj¨® los brazos. Por eso era cuesti¨®n de tiempo llegar al desenlace, que qued¨® en el 22-9.?
Parec¨ªa de entrada que se asist¨ªa a uno de esos duelos que acostumbran a decirse que no tienen madre. Lo ha sido. Uno peloteaba y el otro iba de recadista. Los galones no se pierden de la noche a la ma?ana parec¨ªa creerse. Por eso las distancias se iban ensanchando con una rapidez tan pasmosa que las apuestas pasaron a mejor vida con gran celeridad. Solo hubo un peque?o respiro para la tregua. Fue cuando Retegi Bi sac¨® la casta y acort¨® la desventaja como si quisiera meter por un rato el miedo en el cuerpo del campe¨®n. Puro espejismo.
Ya se sab¨ªa que no era una final t¨ªpica. Se hab¨ªa llegado por eliminaci¨®n y m¨¢s de una sorpresa a una pelea in¨¦dita, sin demasiado gancho, bien es cierto, para la tradici¨®n. Era, vaya, un envite entre dos pelotaris hoy mismo tan desnivelados, con dos pelda?os m¨ªnimo de diferencia, y a quienes solo une el amor propio porque son combativos un rato. Se ha visto esta rabia contenida en el ecuador del partido cuando la promesa se ha atrevido con un par de osad¨ªas en la cara de Irujo, propias de la estirpe de Erasun. Poco m¨¢s pod¨ªa hacer con todo en contra y a¨²n en fase de aprendizaje ante los grandes acontecimientos.
Irujo no ha tenido rival para conseguir su quinta txapela, aunque siga inc¨®modo con su mano izquierda y buscara un material apropiado para salvar el expediente sin m¨¢s sobresaltos. Es verdad que el torneo se hab¨ªa abierto este a?o a los batacazos imprevistos, a la llamada t¨ªmida de las nuevas generaciones en su leg¨ªtimo derecho de hacerse un hueco m¨¢s all¨¢ de los torneos de verano de los pueblos. Pero todo tiene un l¨ªmite. Y ha quedado n¨ªtidamente demostrado. El sopapo deportivo de Irujo calma las inquietudes de los ne¨®fitos. Queda tiempo para los relevos. Ahora bien, entre tanto revuelo solo ha ganado Aspe que en el mismo domingo tiene un campe¨®n y una alternativa consolidada.
El principal inter¨¦s consist¨ªa en saber si a la hora de la verdad Retegi Bi estaba en condiciones de dar el golpe de mano. Todav¨ªa le queda m¨¢s de un trecho a pesar de que hab¨ªa preparado al mil¨ªmetro el partido con su padre, a quien el front¨®n y los aficionados le siguen debiendo m¨¢s de una reverencia. Ah¨ª queda ese 19-7 donde el recado de Irujo obliga a Retegi Bi a devolver de rebote y su desesperado sprint recibe la bofetada de una cruel dejada suficiente para decir aparta de m¨ª este c¨¢liz. Nunca se entrega aunque se haya despedido con un error al ancho cuando hab¨ªa cogido carrerilla para maquillar el resultado.
Fue una final sosa, como muchos preve¨ªan pero quisieron silenciar para mantener vivo el espect¨¢culo. Cuando se trata de las cosas de comer, los favoritos se esmeran. Todo ha sido distinto este a?o en el manomanista, menos el resultado final que es una cosa entre Irujo y Olaizola II. Hay paseos que son previsibles. Incluso que tienen larga vida por delante.
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