Retrato generacional de un pu?ado de gente abollada
Con 'Ya no somos modernos', Jota M. Galiana novela el adi¨®s a la postadolescencia a ritmo de rock

La empresa no era f¨¢cil. Quiz¨¢ por eso, Jota Mart¨ªnez Galiana (Tavernes de la Valldigna, 1972) haya tardado tanto tiempo en ver publicada una novela que comenz¨® a gestarse hace once a?os. ¡°Lo acabo de redactar entre 2003 y 2006, luego lo reviso, lo muevo y lo dejo en barbecho hasta que consigo que alguien se interese¡±, nos cuenta desde su actual residencia en Banyoles (Girona) un periodista que aport¨® su trabajo en el pasado a medios como El Pa¨ªs, El Peri¨®dico de Alicante o Mondo Sonoro (de cuya edici¨®n valenciana fue coordinador), y que desde hace unos a?os trabaja como traductor audiovisual. El inter¨¦s al que se refiere lleg¨® de la mano de la editorial madrile?a Euletequia, que ha sido la encargada de publicar un libro que se erige en certero y carnoso retrato de la generaci¨®n que transit¨® de la adolescencia a la madurez en la d¨¦cada de los 90.
Empe?ado en huir de lugares comunes, reconoce que ¡°quer¨ªa contar una historia de gente de mi generaci¨®n huyendo de sensacionalismos¡±, un posicionamiento que viene dado porque ¡°sobre todo en el cine, e incluso por parte de directores j¨®venes (lo que me sorprende), en cuanto aparecen j¨®venes, drogas y noche parece que todo tiene que acabar en tragedias griegas, y lo que yo he vivido no ha sido as¨ª, por eso quer¨ªa pegarme m¨¢s a la realidad y huir de ese dramatismo¡±. Dado que los primeros esbozos del texto datan de hace m¨¢s de una d¨¦cada, es tambi¨¦n l¨®gico que cueste rastrear referentes actuales en las letras hispanas o for¨¢neas, a diferencia de la obsesi¨®n aglutinadora de los 90 (ya saben, el fen¨®meno Historias del Kronen o la dichosa Generaci¨®n X). De hecho, esgrime que ¡°la literatura ahora va por otros derroteros¡±, algo que no deja de parecerle ¡°bien¡±, porque le encanta la literatura de gente como ¡°Agust¨ªn Fern¨¢ndez Mallo, que est¨¢ en las ant¨ªpodas de lo que yo hago¡±.
Y no le falta raz¨®n en esa huida de la truculencia. El libro se articula alrededor de El Fiera, un joven cualquiera de un pueblo del interior sure?o de la provincia de Valencia, que se desplaza en sus a?os mozos a la capital a cursar sus estudios universitarios, ahogando sus angustias vitales entre alcohol, algo de sexo, algunas drogas y, sobre todo, la presencia insustituible del pop y el rock del momento que le toca vivir. El argumento les sonar¨¢ m¨¢s que familiar, claro. Pero lo m¨¢s curioso, del margen de su poderosa prosa, es la multiplicidad de gui?os a la cultura pop de la d¨¦cada de los 90, el espejo en el que el propio autor se ha visto tantas veces reflejado, a trav¨¦s de la apropiaci¨®n (debidamente acreditada) de 776 fragmentos de letras de canciones de Chemical Brothers, Sonic Youth, Beck, PJ Harvey o Blur, entre muchos otros. ¡°Todas las generaciones tienen sus referencias culturales. A m¨ª me gusta el cine, pero creo que hay una franja de gente de mi edad en la que los mayores impulsos culturales y l¨²dicos ven¨ªan de la m¨²sica¡±, afirma, por eso ¡°incluir las letras de canciones me parece una t¨¦cnica original de aplicar la t¨¦cnica del sampler a la literatura, sobre una historia que (no nos vamos a enga?ar) se ha contado mil veces¡±. Esa ha sido su particular forma de rendir ¡°mi particular homenaje a la m¨²sica de los 90¡±.
No era as¨ª en una primera versi¨®n. La historia original estaba desprovista de esas referencias, hasta que Mart¨ªnez Galiana decidi¨® emprender ¡°un proceso que tampoco quer¨ªa que fuera muy cerebral¡±. Reconoce que ¡°no fue dif¨ªcil porque no pens¨¦ asignar determinadas cuotas a cada grupo. Primero escrib¨ª el libro y luego fui buscando en las letras de los grupos cosas que apoyaran lo que ya hab¨ªa escrito¡±. Como si de una deformaci¨®n profesional se tratara (escribi¨® una biograf¨ªa sobre ellos hace doce a?os, Sermones en del Desierto), la cabra tira al monte, y quiz¨¢ por eso ¡°est¨¢n muy representados los Surfin¡¯Bichos, s¨ª, incluso con alguna canci¨®n que se repite¡±. La historia le fue llevando hasta ellos y sus proyectos subsiguientes-como Chucho-de forma algo irremediable, todo hay que decirlo: ¡°Me di cuenta de que las letras que mejor me encajaban eran las de Fernando Alfaro, y eso que en un principio pens¨¦ que las de Los Planetas lo har¨ªan mejor¡±. El Ni?o Gusano, por ejemplo, justifican su mayor presencia en los primeros cap¨ªtulos porque ¡°es l¨®gico que salga m¨¢s al principio ya que el protagonista a¨²n ve el mundo como una flor abierta que se abre ante ¨¦l, y las letras de Sergio Algora son m¨¢s luminosas¡±. Tambi¨¦n el enclave escogido (que ¨¦l mismo se resiste a asociar a una localidad concreta en la que residi¨®, por aquello de que nadie le pueda afear una supuesta verosimilitud que nadie necesita) ¡°quedaba bien porque el personaje es de un pueblo cercano a Albacete¡±.
No tiene el menor reparo en asumir que No somos modernos es otra ¡°novela de construcci¨®n de la personalidad¡±, aunque asume que el protagonista es m¨¢s joven (sobre los veintipocos) de lo que se suele estilar ¡°en pel¨ªculas como After¡±, que le gust¨® mucho, y en las que ¡°se suele representar el conflicto vital desde una edad mayor, de m¨¢s de los 30 en adelante¡±. El paralelismo entre el desencanto de los grupos que integraban la generaci¨®n indie hispana de los 90 y el de los j¨®venes que crecieron con su m¨²sica no era una equivalencia buscada ex profeso por el autor, aunque pueda colegirse de sus caracteres: ¡°Los grupos reflejan en sus letras su estado de ¨¢nimo, y es l¨®gico que eso se vea reflejado, porque tambi¨¦n los m¨²sicos creen que se van a comer el mundo para luego descubrir que no es as¨ª, al igual que ni las expectativas personales ni las generacionales se suelen cumplir¡±.
?l lo enmarca en la l¨®gica de la voracidad del sistema, el mismo que ¡°te va a fagocitar a menos que seas un esp¨ªritu s¨²per libre, como ha ocurrido con cualquier movimiento musical, o con los barrios que se ponen de moda, como la anta?o deprimida zona del CBGB neoyorquino en su momento o cualquier barrio como Malasa?a o El Carme, que ya no tienen nada que ver con lo que eran¡±. Y utiliza la clarividencia de Charo, uno de los personajes centrales de la novela (superviviente de la generaci¨®n golpeada por la hero¨ªna en los 80), quien lo explica de forma clarividente: ¡°el para¨ªso est¨¢ donde no llega el dinero¡±.
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