Cotino, entre el fervor y el esc¨¢ndalo
La corrupci¨®n acosa al presidente de las Cortes Valencianas, una de las figuras m¨¢s influyentes del PP con Francisco Camps
¡°Har¨ªa muy bien de obispo¡±, dice sobre Juan Cotino alguien que lo conoce. Salvo por un problema. Es m¨¢s papista que el papa. El fervor impregna su concepci¨®n del mundo hasta el punto de que, en los noventa, cuando pronunci¨® el preg¨®n de las fiestas de su pueblo, Xirivella, vincul¨® la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn a una intervenci¨®n de la Virgen. Se puede ser cat¨®lico y del Opus Dei, como es el caso, sin su fundamentalismo religioso, coinciden varios testimonios.
El presidente de las Cortes Valencianas, que llev¨® un crucifijo a la tribuna del hemiciclo para jurar su cargo, est¨¢ al final de su carrera pol¨ªtica. La semana pasada, la oposici¨®n en pleno reclam¨® su dimisi¨®n tras la publicaci¨®n de varias conversaciones de un sumario judicial en las que su sobrino y responsable de la empresa familiar, Vicente Cotino, y el empresario alicantino Enrique Ortiz, se refieren a Juan Cotino como una persona clave para desbloquear o facilitar contratos con la Generalitat.
?l mismo asume que, con la perspectiva de la jubilaci¨®n (cumplir¨¢ 65 a?os en enero), dejar¨¢ el cargo ¡°en un tiempo relativamente breve¡±. Pero ese final puede ser mucho m¨¢s abrupto. Su nombre aparece en m¨¢s de media docena de casos de corrupci¨®n. En ninguno de ellos est¨¢ imputado, aunque todo indica que es s¨®lo cuesti¨®n de oportunidad, o de aforamiento. Y el PP valenciano, que lidera el presidente Alberto Fabra, trata de distanciarse para minimizar los da?os, mientras la oposici¨®n clama por su dimisi¨®n.
Form¨® el n¨²cleo duro del partido en Valencia junto
Cotino naci¨® en 1950, el segundo de una familia de cuatro hijos. Su padre fue un agricultor con propiedades en una zona de la huerta de Valencia cercana a la capital. Desde Xirivella levant¨® la empresa familiar, Construcciones Cotino. Gracias a los trabajos de movimiento de tierras para las obras del nuevo cauce del r¨ªo Turia, ejecutados a finales de los a?os sesenta, la empresa acumul¨® medios y maquinaria. Y evolucion¨® hasta convertirse en un poderoso conglomerado que con el nombre de Sedesa est¨¢ dedicado a la obra p¨²blica, la construcci¨®n o el sector de las residencias. Lo dirige su sobrino Vicente Cotino, este s¨ª imputado por el Tribunal de Justicia de la Comunidad Valenciana en la financiaci¨®n irregular del PP, dentro del caso G¨¹rtel.
No es el ¨²nico sumario en el que Sedesa, cuya facturaci¨®n a la Administraci¨®n super¨® los 800 millones de euros en menos de una d¨¦cada, y el apellido Cotino aparecen relacionados con la financiaci¨®n del PP. Una anotaci¨®n en los papeles de B¨¢rcenas le atribuye una aportaci¨®n de 200.000 euros en 2004. Por ello tuvo que acudir el pasado enero a declarar ante el juez Pablo Ruz, en la Audiencia Nacional. All¨ª neg¨® haber hecho ese pago.
Sin salir del caso G¨¹rtel, Cotino se ha visto involucrado en la pieza que investiga el saqueo ejecutado por la trama en la organizaci¨®n de la visita del papa Benedicto XVI a Valencia en 2006. Este pol¨ªtico, que fue director general de la Polic¨ªa con el Gobierno de Aznar, no ha dudado en denunciar al agente de la UDEF (Unidad contra la Delincuencia Econ¨®mica y Fiscal) que le adjudic¨® en un informe un papel clave en las decisiones de las que se aprovech¨® la G¨¹rtel. Cotino, que se define como "un voluntario m¨¢s" en la organizaci¨®n de aquella visita papal, particip¨® en las reuniones del patronato de la Fundaci¨®n Quinto Encuentro Mundial de las Familias pese a que no figuraba en el organigrama.
¡°Puedo haber metido la pata muchas
Tambi¨¦n tuvo que acudir a declarar como testigo en marzo en otra causa sobre corrupci¨®n, el denominado caso Emarsa, en el que se investiga un fraude de cerca de 24 millones de euros en la depuradora metropolitana de Valencia. Dos altos cargos de una entidad p¨²blica dependiente de Cotino cuando era consejero de Medio Ambiente est¨¢n entre los principales imputados. De esa ¨¦poca es, asimismo, el asunto que llev¨® hace solo una semana a la detenci¨®n del actual director, Enrique Sim¨®, y el exdirector de la empresa p¨²blica Vaersa, Felipe Espinosa, por supuesta malversaci¨®n y prevaricaci¨®n en la compra de 65 veh¨ªculos por 1,4 millones de euros. Espinosa se?al¨® directamente en su declaraci¨®n al consejero.
Pocos d¨ªas antes, se hac¨ªan p¨²blicas grabaciones policiales obtenidas en el marco del caso Brugal en las que Vicente Cotino habla de su t¨ªo con el empresario Enrique Ortiz, imputado tanto en ese caso como en G¨¹rtel, y se refiere a ¨¦l como un mediador ante el entonces presidente de la Generalitat Francisco Camps.
Todas esas circunstancias juntas suponen demasiado desorden alrededor de una persona de orden como el presidente de las Cortes Valencianas, cuyo trato afable y condescendiente se crispa si le interpelan por tanto esc¨¢ndalo. ¡°Puedo haber metido la pata muchas veces pero nunca he metido la mano¡±, asegura, mientras la portavoz del Consell, Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¤, dice que si estuviera en su lugar ¡°pondr¨ªa el cargo a disposici¨®n del presidente de la Generalitat¡± y Alberto Fabra le advierte, a su vez, de que tendr¨¢ que dimitir si lo imputan.
Su nombre aparece en media docena de casos relacionados con corruptelas
Concejal en Xirivella con la UCD en 1979, Cotino pas¨® por el Partido Dem¨®crata Popular y desemboc¨® en el PP. Fue concejal del Ayuntamiento de Valencia con Rita Barber¨¢ en 1991 y all¨ª se hizo amigo de Francisco Camps. Si ¨¦l era el concejal de seguridad ciudadana, Camps lo fue de tr¨¢fico. El tri¨¢ngulo Barber¨¢-Cotino-Camps acab¨® convirti¨¦ndose, una vez superado el periodo de liderazgo de Zaplana, en el n¨²cleo duro del poder valenciano. Cotino tuvo tiempo de ser director general de la Polic¨ªa de 1996 a 2002, delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana hasta 2004 y, a partir de entonces, con Camps, consejero de Agricultura, de Bienestar Social y de Medio Ambiente.
Era consejero de Agricultura cuando intervino en la gesti¨®n del accidente del metro de Valencia, ocurrido el 3 de julio de 2006. Familiares de algunas de las 43 v¨ªctimas mortales le han descrito ofreciendo consuelo y puestos de trabajo a cambio de que no optaran por la v¨ªa judicial. Una actitud que no sorprende a quienes le conocen, ya que Cotino, que destina una buena parte de su salario a organizaciones caritativas, practica una concepci¨®n a la vez paternalista y manipuladora de la acci¨®n benefactora.
Es la misma concepci¨®n que no le permite ver nada malo en el hecho de entrar en el Consell casi al mismo tiempo que vend¨ªa sus acciones en Sedesa, contratista habitual de la Generalitat y adjudicataria con otras empresas del concurso de residencias de la tercera edad. Como ha denunciado el portavoz socialista en las C¨¢mara auton¨®mica, Antonio Torres, Cotino benefici¨® a esas empresas con sus decisiones desde Bienestar Social, al ampliar los plazos de concesi¨®n y el margen para concertar plazas con la Generalitat. ?l suele encajar tan mal esas cr¨ªticas como la discrepancia.
Esta legislatura, en la que han llegado a sentarse hasta diez imputados en la bancada del PP, bajo su presidencia se ha batido el r¨¦cord de sanciones a diputados de la oposici¨®n en las Cortes. Su falta de habilidad y de aplomo en la direcci¨®n de las sesiones ha llevado a la expulsi¨®n de cinco parlamentarios. El episodio m¨¢s sonado lo protagoniz¨® la diputada de la Coalici¨® Comprom¨ªs M¨°nica Oltra, cuando el 8 de mayo se neg¨® a abandonar el hemiciclo, lo que oblig¨® a interrumpir el pleno. Posteriormente fue suspendida. Oltra acusa a Cotino y al PP de un ¡°abuso de poder¡± amparado en la mayor¨ªa absoluta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.