Noche de verano

?La actuaci¨®n de la Orquesta de Valencia fuera de su sede habitual ¨Cel Palau de la M¨²sica- proporcion¨® a este concierto el atractivo a?adido del elegante claustro de la Universidad, con una atm¨®sfera id¨®nea para estos conciertos al aire libre. Precedida por otras ocho sesiones, la actuaci¨®n que se comenta va seguida este s¨¢bado por la del Cor de la Generalitat Valenciana y, el lunes siguiente, por la de Amores grup de percussi¨®. Esta agrupaci¨®n celebra ahora 25 aniversario, y con tal motivo presentar¨¢ la ¨®pera de bolsillo ¡°El mal vino¡±, cuya m¨²sica se debe a uno de los miembros del grupo, Jes¨²s Salvador Chap¨ª.

La sesi¨®n del viernes estuvo abierta a la colaboraci¨®n entre una orquesta curtida y experimentada y m¨²sicos m¨¢s j¨®venes. As¨ª, fue Hilari Garc¨ªa G¨¢zquez, actual director de la Orquesta Filarm¨®nica de la Universidad, quien llev¨® la batuta, en un programa donde predominaron texturas ligeras que dejan al descubierto cualquier fallo, por peque?o que sea. Quiz¨¢ por eso su actuaci¨®n pareci¨® muy pendiente de la precisi¨®n en las entradas y el ajuste entre las secciones. M¨¢xime en las obras donde los solistas fueron m¨²sicos con los estudios reci¨¦n acabados o pr¨®ximos a ello: Javier Monta?ana para el Concierto n¨²m. 4 de viol¨ªn de Mozart, del que se toc¨® el Allegro inicial, y Alexandre Molina como fagot solista del Andante e rondo ungarese de Weber (originariamente escrito para viola). Ambos se enfrentaron con valent¨ªa y entrega a ese trago, tan duro al principio, del ensamblaje con un considerable n¨²mero de m¨²sicos que tocan por detr¨¢s. Hilari Garc¨ªa les ayud¨® eficazmente en su empe?o. Tambi¨¦n los profesores de la Orquesta de Valencia mimaron a sus j¨®venes colegas, luciendo un sonido recatado que favoreciera a los instrumentos solistas.

Para cerrar el concierto, se unieron a la agrupaci¨®n quince miembros de la orquesta universitaria, interpretando todos juntos ¨Cy muy bien- la Sinfon¨ªa sevillana de Turina. Quiz¨¢ por el car¨¢cter de la partitura, por los efectivos m¨¢s numerosos o por la textura m¨¢s densa, Hilari Garc¨ªa jug¨® cartas m¨¢s arriesgadas, como la de un fraseo m¨¢s el¨¢stico y un ¨¦nfasis mayor en los contrastes din¨¢micos que, sin embargo, no rozaron nunca la grandilocuencia. A destacar el misterio que se cerni¨® sobre el primer movimiento y la delicada enso?aci¨®n con que fue interpretado el segundo. Muy apropiados, sin duda alguna, para una bonita noche de verano.