Caricias al pasado sumergido
La restauraci¨®n de los restos encontrados en dos barcos hundidos en C¨¢diz destapa piezas ¨²nicas
Hay quien tiene por trabajo acariciar la Historia cada d¨ªa. Sucede en el Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica (CAS) donde dos restauradores se encargan desde hace unos meses de mimar las piezas encontradas en dos pecios hallados en las obras de ampliaci¨®n del puerto de C¨¢diz. Su trabajo es ¨²nico. Nunca antes en Espa?a se hab¨ªa apostado de esta manera por recuperar los restos de dos barcos. Su labor va a permitir la exposici¨®n de objetos tan singulares como un astrolabio n¨¢utico, lingotes de plata, cochinilla para tintar ropa o comida almacenada.
La m¨¢xima de los que protegen el patrimonio subacu¨¢tico es siempre mantener bajo el mar los restos hallados para as¨ª preservar su contexto hist¨®rico. No siempre se puede. Algunas veces hay que extraer las piezas por riesgo de expolio, por necesidades de investigaci¨®n o porque, como en este caso, una obra puede repercutir en su conservaci¨®n. Los dos barcos hundidos aparecieron mientras se realizaba una draga para la nueva terminal de contenedores del puerto gaditano. ¡°En la draga iban arque¨®logos porque as¨ª lo marca la ley. Es como se evitan da?os irreversibles¡±, explica la directora del CAS, Carmen Garc¨ªa Rivera. El trabajo de este organismo, dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio Hist¨®rico, fue esencial para que esta zona frente al puerto fuera considerada de servidumbre arqueol¨®gica. Es decir, donde nunca se hab¨ªan encontrado restos pero se presum¨ªa que pod¨ªan existir, de ah¨ª que la obra estuviera obligada a fijar cautelas arqueol¨®gicas. De otra manera, quiz¨¢ nunca se hubiesen detectado los dos barcos.
En esta acci¨®n ¨²nica, la Autoridad Portuaria de la Bah¨ªa de C¨¢diz, que es la que financia las obras, encarg¨® a la empresa Tanit, bajo la supervisi¨®n del CAS, el traslado de las piezas m¨¢s relevantes. Hicieron falta m¨¢s de 2.500 inmersiones. A la espera de un informe final, se sospecha que uno es un barco militar del siglo XVI y otro un buque comercial del siglo XVII. Del mar, las piezas han ido a la sede del CAS, en el balneario de la Palma, donde los dos restauradores, Marta Murciano y Abel Bocalandro, batallan contra la oxidaci¨®n y el deterioro de unos objetos que han perdido la protecci¨®n que les daba el estar bajo agua.
Bocalandro, qu¨ªmico, est¨¢ volcado en preservar las piezas de metal. Hay muchas. Est¨¢n los 27 ca?ones de hierro, el peto de una coraza, un astrolabio n¨¢utico, una enorme campana o los lingotes. ¡°Intentamos estabilizarlos frente a la corrosi¨®n y eliminar las sales¡±, dice. Principalmente, las piezas pasan por un ba?o qu¨ªmico, de sosa c¨¢ustica o bicarbonato s¨®dico, o se les aplica un tratamiento de electr¨®lisis, cargas el¨¦ctricas para darles estabilidad. ¡°Dentro del mar, se crea una capa encima de concreci¨®n, muy poco porosa, que frena la oxidaci¨®n. Aqu¨ª eliminamos esa capa y hay que tratar de mantener las condiciones que ten¨ªan all¨ª¡±, a?ade Bocalandro.
La eliminaci¨®n de esas capas de suciedad, fauna y vegetaci¨®n marina es uno de los momentos m¨¢s emocionantes del trabajo de los restauradores. Le sucedi¨® a Marta Murciano cuando limpiaba unos platos de cer¨¢mica y descubri¨® sus hermosas decoraciones de flores y ¨¢rboles. ¡°Hab¨ªan permanecido as¨ª casi 500 a?os¡±, explica. Ella es la que cuida de las maderas, las vasijas, o los restos org¨¢nicos. El cargamento del barco comercial es quiz¨¢ el m¨¢s valioso para analizar la Historia. Han aparecido aceitunas. Tambi¨¦n cajas llenas de cochinilla, material cotizad¨ªsimo para tintar ropas. Y un tub¨¦rculo que podr¨ªa ser jengibre o c¨²rcuma. ¡°Las maderas se ba?an en agua hasta que su nivel de sales se reduzca lo suficiente para garantizar su estabilidad¡±, explica Murciano. M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ mantener los materiales org¨¢nicos, que se guardan en neveras.
La restauraci¨®n de las piezas, que se espera culminar antes de que acabe el a?o, no ser¨¢ el final. Surgir¨¢n m¨¢s preguntas que respuestas. ?Eran ca?ones italianos como se intuye en sus marcas? ?El otro barco, el comercial, pertenec¨ªa a un viajante de telas? La intenci¨®n del puerto de C¨¢diz es exponer algunas de estas piezas para difundir una inversi¨®n arqueol¨®gica de m¨¢s de dos millones de euros. Se plante¨® para octubre en el Palacio de Congresos o en la Casa Pinillos, junto al Museo de C¨¢diz, que ser¨¢ el que conserve en sus almacenes el conjunto de lo hallado. Este mar ha dado mucho para conocer el pasado. Y para continuar con ello, seguir¨¢n haciendo falta m¨¢s caricias.
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