Terra M¨ªtica, un caso olvidado
El primer macroproceso de corrupci¨®n valenciano enfila su final sin pena ni gloria La causa tom¨® altura cuando dos imputados, que se desdijeron, se?alaron a Zaplana
A?o 1997. Benidorm. El entonces presidente de la Generalitat Eduardo Zaplana y hasta dos a?os antes alcalde del destino tur¨ªstico por excelencia, profetizaba un futuro dorado para Terra M¨ªtica, en cuya construcci¨®n acababa de comprometer al Gobierno valenciano: ¡°El parque ser¨¢ motivo de orgullo para la Comunidad Valenciana, para una sociedad que ven¨ªa reclamando con insistencia una actuaci¨®n de la que nos sentiremos todos especialmente satisfechos y felices¡±. 17 a?os despu¨¦s, Terra M¨ªtica cuenta una historia muy distinta, marcada por la p¨¦rdida de cientos de millones de euros de la Administraci¨®n valenciana y las entidades financieras aut¨®ctonas (hoy desaparecidas), la especulaci¨®n inmobiliaria y la corrupci¨®n.
A medida que la falta de visitantes se hac¨ªa cr¨®nica y la sociedad semip¨²blica entraba en suspensi¨®n de pagos el que estaba llamado a ser el ¡°parque tem¨¢tico m¨¢s importante de Europa¡± pas¨® a ser conocido, sobre todo, por el caso Terra M¨ªtica. Un sumario judicial basado en fraudes fiscales millonarios, estafas, administraci¨®n desleal, falsedad documental y blanqueo de capitales. Con el tiempo, sin embargo, tambi¨¦n la investigaci¨®n iniciada en 2005, pareci¨® caer en el olvido.
El juez instructor, Francisco Silla, que seg¨²n fuentes conocedoras del caso puso el inter¨¦s justo en el asunto o se vio sobrepasado por el primer macroproceso de corrupci¨®n abierto en la Comunidad Valenciana, ha sentado en el banquillo de los acusados a los primeros directivos de la planta, a empresarios y presuntos testaferros. En total, 38 personas. La fiscal¨ªa ha solicitado para ellos altas penas de prisi¨®n, que en alg¨²n caso superan el medio siglo. A pesar de ello, el caso que atrajo en su momento gran atenci¨®n enfila su recta final sin pena ni gloria.
Hubo un momento en que la causa judicial pareci¨® alcanzar una altura imprevista. Dos de los empresarios que ser¨¢n juzgados, Jos¨¦ Herrero y Antonio Moreno Carpio (para quien el fiscal pide 53 a?os de c¨¢rcel) reconocieron ante los diputados socialistas Jos¨¦ Camarasa y Antoni Such su participaci¨®n en la compleja trama de facturas falsas descrita en los 50.000 folios del sumario. Herrero y Moreno Carpio contaron que parte del dinero obtenido hab¨ªa tenido como destinatario a Zaplana, que hab¨ªa colocado a su cu?ado, Justo Valverde, como director de contrataci¨®n y servicios generales. Los diputados grabaron las conversaciones, los empresarios se desdijeron y sus palabras nunca se admitieron como prueba. El expresidente ya no se vio importunado. Su ahora excu?ado se enfrenta, en cambio, a 10 a?os de c¨¢rcel.
Todo en Terra M¨ªtica se hizo a lo grande. Las atracciones tem¨¢ticas, inspiradas en civilizaciones de la antig¨¹edad, los aparcamientos, y hasta las rotondas, algunas de las cuales recibieron pomposos nombres como La Raz¨®n. Tampoco se escatim¨® en jardiner¨ªa en una zona definida a menudo como un secarral donde hasta 1992, seis a?os antes de que los terrenos fueran expropiados por la Generalitat, se levantaba un bosque de pinos que ardi¨®. El fuego fue intencionado y la Generalitat, entonces gobernada por los socialistas, investig¨® la posible relaci¨®n entre las llamas e intereses urban¨ªsticos.
Casi todos los que se han acercado a Terra M¨ªtica han perdido dinero: el complejo cost¨® en torno a 400 millones de euros, en gran medida p¨²blicos, y se vendi¨® en 2012 por 65. Entre las excepciones se encuentran aquellos que ten¨ªan de antiguo terrenos junto al ¨¢rea donde se levant¨® el parque. Y quienes acertaron compr¨¢ndolo poco antes de que la Generalitat anunciara la localizaci¨®n de Terra M¨ªtica, ya que durante meses se barajaron oficialmente tres emplazamientos. El pelotazo en este ¨²ltimo caso fue autom¨¢tico.
El 18 de abril de 1997 el suelo alrededor del parque pod¨ªa comprarse a seis euros el metro cuadrado. Para el 10 de mayo, una vez la Generalitat hab¨ªa comunicado la ubicaci¨®n, el precio se hab¨ªa multiplicado por tres.
Las plantas, las flores y los ¨¢rboles de Terra M¨ªtica que contrastan con la sequedad del terreno fueron, seg¨²n la investigaci¨®n del caso, el principal camino delictivo durante la construcci¨®n de las instalaciones. Una trama formada por empresarios, entre ellos Vicente Conesa, y la c¨²pula directiva del parque hicieron pagar a Terra M¨ªtica algo menos de 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros), seg¨²n los c¨¢lculos de las acusaciones, por trabajos que nunca se hicieron o cuyos precios se hincharon. El tr¨¢fico de facturas por obras y servicios simulados circul¨® por una veintena de empresas, estructuradas en tres niveles de empresas, seg¨²n la Agencia Tributaria.
Las sociedades utilizaron esa falsa contrataci¨®n, indica el sumario, para desgravarse cuotas de IVA y del Impuesto de Sociedades. El fraude fiscal alcanz¨® los 4,4 millones de euros. Se trata de un esquema muy parecido al que acaba de costarle una condena de 35 a?os de c¨¢rcel a ?ngel Fenoll, el gran empresario de la basura de Alicante.
El parque ha cambiado de gestores reiteradamente, hasta quedar en manos del grupo Aqualandia, pero nunca cubri¨® las expectativas. La mala reputaci¨®n ha podido influir en la marcha de Terra M¨ªtica, que hace poco fue escenario de un accidente en el que falleci¨® un joven island¨¦s tras salir despedido de la atracci¨®n Inferno. Pero el error fue original.
La Generalitat asegur¨® que el parque atraer¨ªa a unos dos millones de visitantes al a?o, y ejercicio tras ejercicio se ha quedado a menos de la mitad. La previsi¨®n contradec¨ªa un informe que el Gobierno valenciano ya ten¨ªa en su mesa en 1997. La consultora especializada en ese tipo de negocios Economics Research Associates advert¨ªa en ¨¦l: ¡°El potencial para lograr los niveles de asistencia necesaria para ser un proyecto comercialmente viable no existe en Benidorm¡±. ¡°Un parque tem¨¢tico es, en nuestra opini¨®n, una estrategia de alto riesgo, desde el punto de vista de la necesidad de disponer de enormes cantidades de inversi¨®n p¨²blica a fondo perdido¡±. Como as¨ª ha sido.
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