Una tarde sin emociones

Es cierto que a?o tras a?o Azpeitia deja el list¨®n de su feria muy alto y cuando las cosas no ruedan bien parece peor de lo esperado. Eso es lo ocurrido en la primera del ciclo guipuzcoano, una tarde en la que ninguno de los ingredientes brill¨® lo suficiente como para levantar la corrida y todo qued¨® en un festejo sin brillo de los muchos que se suceden durante la temporada. La apuesta por el desconocido S¨¢nchez Mora se qued¨® a medias, pues al entrar a matar a su primero fue volteado espectacularmente y pas¨® a la enfermer¨ªa conmocionado, de donde no volvi¨® a salir. El pit¨®n le sujet¨® del chaleco y cuando lo solt¨® le golpe¨® en la cara con la suficiente violencia para que abandonara el ruedo.

Durante ese toro hab¨ªa mostrado mucho deseo, estuvo animoso con el capote, pero desigual con la muleta, dando muestras de su falta de continuidad. Todo lo que puso el gaditano fue lo que acus¨® V¨ªctor Puerto, un veterano, que decidi¨® aliviarse y evitar apreturas. Es cierto que su lote no sirvi¨® pero no se puede pisar un ruedo con el desinter¨¦s que evidenci¨® en su primero ni con las precauciones que mostr¨® en el cuarto. Tan s¨®lo en el sexto, el que lidi¨® en lugar de S¨¢nchez Mora, ofreci¨® algunos muletazos elegantes y compuestos, pero sin cuajar una faena completa; una buena estocada le bast¨® para cortar el primer trofeo de la feria. Y aunque sea noticia en Azpeitia, los toros no sirvieron para triunfar. La ganader¨ªa de Valdell¨¢n no respondi¨® a la expectativas, con unos astados que nunca llegaron a romper, que mostraron las fuerzas justas y casi siempre buscaron las tablas.

Ni siquiera el sexto, que met¨ªa la cara con m¨¢s clase, pudo evitar esa querencia y el tercero pudo tener mejor resultado si hubiera recibido una lidia m¨¢s firme. El principal perjudicado fue Luis Miguel Encabo, que volvi¨® a vestirse de luces tres a?os despu¨¦s de su ¨²ltima tarde. Estuvo m¨¢s que dign¨®, con la seriedad que se le achacaba a su antecesor en el cartel, pero en cuanto les pudo la pelea a sus enemigos, estos acabaron por evitarla. Incluso, el emocionante quinto, que despu¨¦s de dos tandas vibrantes se par¨® ante el dominio del madrile?o. Fue una tarde m¨¢s, sin las emociones que suele deparar el coqueto coso de Azpeitia, y el p¨²blico, acostumbrado a m¨¢s, se qued¨® con las ganas. Pero a¨²n quedan dos tardes para cambiar de cara.