El Estado inyecta 2,3 millones en La Almoraima para que d¨¦ beneficios

Espa?a es una concatenaci¨®n de luces desde la Estaci¨®n Espacial Internacional. La ¨²ltima fotograf¨ªa nocturna difundida por la NASA hace unos d¨ªas muestra un pa¨ªs iluminado por sus ciudades. Pero tambi¨¦n hay zonas oscuras. Por ejemplo, la franja negra que divide la provincia de C¨¢diz en dos de Norte a Sur. Esa isla oscura es el Parque Natural de Los Alcornocales, dentro de cuyos l¨ªmites est¨¢ La Almoraima, un enorme latifundio p¨²blico que el Gobierno aspira a vender. El Ministerio de Medio Ambiente habl¨® hace unos meses de un precio de salida de 300 millones.

La Almoraima SA, la empresa de capital p¨²blico que gestiona las 14.113,1 hect¨¢reas de la finca, ya ha presentado sus ¨²ltimas cuentas anuales en el Registro Mercantil, las correspondientes a 2013. El latifundio, cuya actividad principal es la explotaci¨®n del corcho, vuelve a tener beneficios: 811.203,22 euros. Pero esta sociedad del Ministerio de Medio Ambiente sale de los n¨²meros rojos gracias exclusivamente a una subvenci¨®n de 2,34 millones que el Estado le concedi¨® para gastos corrientes cuando el proceso de privatizaci¨®n estaba ya abierto.

La ayuda otorgada es enorme si se compara con los n¨²meros de la empresa. Esa subvenci¨®n equivale a la cifra de negocios de la sociedad, cuyo ¨²nico accionista es el Organismo Aut¨®nomo de Parques Nacionales. Este ente p¨²blico, dependiente a su vez del ministerio, es el que concede la subvenci¨®n extraordinaria de 2,34 millones que ha permitido que La Almoraima presente una cuenta de resultados aparentemente saneada.

"Los beneficios se deben a la subvenci¨®n, si no habr¨ªa p¨¦rdidas", reconoce Isabel Ugalde, directora gerente de La Almoraima SA. Fuentes conocedoras de la gesti¨®n de este latifundio ¡ªque fue expropiado al grupo Ruiz-Mateos en 1983¡ª sostienen que la sociedad nunca hab¨ªa recibido una subvenci¨®n del Estado de tal calibre ni para un fin tan gen¨¦rico como el de sufragar los gastos de funcionamiento. "Se daban subvenciones para una inversi¨®n concreta en el monte o para un veh¨ªculo, y nunca de esa cantidad", afirman.

Las ¨²ltimas cuentas de la sociedad fueron aprobadas el 25 de marzo de 2014 por su consejo de administraci¨®n, que est¨¢ presidido por la directora general de Desarrollo Rural y Pol¨ªtica Forestal del ministerio, Bego?a Nieto Gilarte. Pero no han pasado el an¨¢lisis de la auditora Deloitte, encargada de fiscalizarlas. Los problemas se centran, precisamente, en la subvenci¨®n de 2,34 millones. En la "salvedad" que la auditora introduce en su informe se apunta a que la sociedad, en verdad, tendr¨ªa que haber declarado en 2013 unas p¨¦rdidas que rondar¨ªan el mill¨®n y medio, una cifra superior a las p¨¦rdidas de 2012, que fueron de 1,2 millones.

Deloitte considera que la empresa ha contabilizado de forma incorrecta esa transferencia del Estado. "Deber¨ªa haberse registrado directamente en el ep¨ªgrafe fondos propios del balance adjunto, en lugar de como un ingreso en la cuenta de p¨¦rdidas y ganancias", se afirma en el informe. En definitiva, que a la cuenta de resultados deben rest¨¢rsele esos 2,34 millones, con lo que se deber¨ªan haber declarado p¨¦rdidas de un mill¨®n y medio y no ganancias.

Que una auditora incluya una salvedad en el informe de los resultados de una empresa no es habitual. EL PA?S ha revisado las cuentas de La Almoraima SA de la ¨²ltima d¨¦cada depositadas en el registro y Deloitte no hab¨ªa reflejado reparo alguno hasta ahora. Ugalde sostiene que este problema se solventar¨¢ en las cuentas de 2014, donde se imputar¨¢ en el lugar correcto la subvenci¨®n. "La salvedad no tiene importancia porque no tiene impacto patrimonial", a?ade. Es decir, que el dinero, aunque computado mal, s¨ª habr¨ªa entrado en la empresa.

No est¨¢ claro qui¨¦n ser¨¢ el que corrija las cuentas de este ejercicio. Si se cumplen los planes del Gobierno, la finca ser¨¢ vendida despu¨¦s de haber recibido esos 2,34 millones de subvenci¨®n.

Ugalde ¡ªque fue puesta al frente de la finca por el exministro Miguel Arias Ca?ete en marzo de 2012¡ª sostiene que cuando lleg¨® encontr¨® "una contabilidad creativa" y que ahora hay "una empresa saneada". La Almoraima SA era un latifundio p¨²blico que daba beneficios: entre 1993 y 2007 los tuvo todos los ejercicios salvo uno.

La millonaria subvenci¨®n estatal se habr¨ªa empleado ahora, seg¨²n la directora gerente, para "paliar p¨¦rdidas", "gastos de personal", "pago a proveedores" y "gastos corrientes". Tambi¨¦n para una "reestructuraci¨®n de personal". Doce trabajadores (dos fijos y 10 discontinuos) salieron de la empresa en 2013. La plantilla en 2012 era de 99 empleados. Es decir, el que compre el latifundio ¡ªsi se cumplen los planes del Estado¡ª se encontrar¨¢ una plantilla un 12% m¨¢s delgada. "No descarto que m¨¢s trabajadores me pidan salir", a?ade Ugalde.

Pero ese hipot¨¦tico comprador tambi¨¦n se encontrar¨¢ con menos vacas (la ganader¨ªa es otra de las actividades productivas de la finca). En el ¨²ltimo informe de gesti¨®n de La Almoraima SA presentado por la sociedad se reconocen "p¨¦rdidas por regularizaci¨®n de existencias de vacuno y ovino". "En el recuento faltaban 264 vacas", se a?ade. Esto supone una reducci¨®n de m¨¢s del 20% de la caba?a vacuna de la finca. Ugalde dice que se debe a la actualizaci¨®n de los censos, aunque fuentes que conocen las entra?as del latifundio especulan con un cambio en la forma de gestionar este ganado, que ahora transita libre por la enorme finca.