?Independentismo pragm¨¢tico?
Una de las victorias del independentismo es haber inoculado la idea de que no es necesario ser nacionalista para ser independentista
Se ha convertido en un lugar com¨²n en estos ¨²ltimos a?os la idea seg¨²n la cual es racional y pragm¨¢tico ser independentista en contraposici¨®n, o al menos como algo distinto, a la idea del independentismo identitario o sentimental. El razonamiento funciona aproximadamente as¨ª: Catalu?a est¨¢ perjudicada econ¨®mica, estructural y financieramente por formar parte de Espa?a. Es una comunidad que pierde poder adquisitivo y riqueza porque sufre un d¨¦ficit fiscal del cual se benefician, de forma injustificada, el resto de comunidades que conforman Espa?a. Como la cerraz¨®n espa?ola es inderrotable y no es posible mejorar las condiciones, Catalu?a est¨¢ condenada a menguar permanentemente como comunidad pol¨ªtica. La conclusi¨®n es que es mejor romper por lo sano y apa?¨¢rnosla nosotros solos. La independencia. Un lugar del que no tenemos pr¨¢cticamente informaci¨®n pero que pondr¨¢ en marcha un c¨ªrculo virtuoso en que todo ser¨¢ necesariamente mejor que en el escenario anterior, en que Catalu?a, subyugada por la bota espa?ola, estaba destinada a una muerte lenta y pat¨¦tica. Seamos racionales y pragm¨¢ticos, pues, demos el paso adelante, crucemos el rubic¨®n y apostemos por la secesi¨®n, puesto que en Espa?a, y con los espa?oles, ya no hay nada que hacer.
A un independentista pragm¨¢tico se le reconoce porque suele presentarse diciendo ¡°yo no lo era, pero ellos me han hecho independentista¡±
(A un independentista pragm¨¢tico se le reconoce porque suele presentarse diciendo ¡°yo no lo era, pero ellos me han hecho independentista¡±; es decir, se le suele reconocer porque abandona la autonom¨ªa en la conformaci¨®n de las propias posiciones pol¨ªticas y tambi¨¦n cualquier responsabilidad pol¨ªtica que pueda derivarse de las mismas, ya que si, en el fondo, yo no soy independentista por decisi¨®n propia, ?entonces por qu¨¦ tendr¨ªa que responder por algo que yo no he elegido y a lo que me han constre?ido?).
A este razonamiento se le pueden plantear m¨²ltiples objeciones que pondr¨ªan en tela de juicio que la conclusi¨®n se siga de las premisas. Pero no es lo que me interesa aqu¨ª. Demos por bueno, ex hypothesi, el razonamiento. La supuesta ventaja de quienes sostienen este razonamiento es que conduce a un independentismo que no est¨¢ comprometido con el nacionalismo, un independentismo desvinculado de sentimientos e identidades. Es un independentismo funcional, moderno, pragm¨¢tico, al que pueden apuntarse todos, incluso aquellos que se alegran por las victorias de La Roja o quienes cantan Roc¨ªo Jurado en la ducha. No s¨®lo esto, sino que aquellos que no lo sostienen son tildados de est¨²pidos: si es racional ser independentista, entonces es irracional no serlo. Y la gente irracional acostumbra a ser un poco est¨²pida.
Todo ello estar¨ªa bien si fuera verdad, esto es, si en efecto no fuera necesario ser independentista sentimental o identitario para ser independentista pragm¨¢tico. Pero yo no veo c¨®mo alguien puede decir que est¨¢n perjudicando a su propio pa¨ªs sin distinguir su pa¨ªs de los dem¨¢s. Para poder afirmar que ¡°ellos¡± nos perjudican es necesario delimitar ¡°ellos¡± y ¡°nosotros¡±. El independentismo pragm¨¢tico presupone la distinci¨®n entre dos comunidades diferentes, entre dos identidades diversas e irreconciliables, y sin ello no es posible afirmar que ¡°ellos¡± nos perjudican y que lo mejor es ser pragm¨¢ticos y mont¨¢rnoslo por nuestra cuenta. Dicho de otra manera, no es conceptualmente posible ser independentista pragm¨¢tico y, a la vez, desembarazarse del molesto independentismo identitario.
Se podr¨ªa objetar que hay gente en Catalu?a que nunca fue nacionalista y que sin embargo se ha vuelto independentista porque, como he dicho, cree que es la salida pragm¨¢tica. A esto se puede responder de dos maneras. Tambi¨¦n hay gente que afirma que la clave de la igualdad de oportunidades descansa en la redistribuci¨®n de la riqueza mediante la gravaci¨®n fiscal y que, sin embargo, evade impuestos porque esto ¨²ltimo es lo m¨¢s pragm¨¢tico, lo que m¨¢s le beneficia. Por otro lado, uno puede operar mentalmente habiendo adoptado alg¨²n esquema nacionalista e identitario y no ser plenamente consciente de ello. Por ejemplo, no porque un barcelon¨¦s nacido en M¨¢laga diga en voz alta y en castellano que ¡°Espa?a nos roba y nos quiere ver declinar¡± deja necesariamente de ser nacionalista catal¨¢n.
Es un independentismo funcional al que pueden apuntarse todos, incluso aquellos que se alegran por las victorias de La Roja o quienes cantan Roc¨ªo Jurado en la ducha
Cuando Oriol Junqueras afirma algo as¨ª como que aquellos que le apoyan en Sant Vicen? dels Horts, ciudad de la que es alcalde, son el presidente de la pe?a madridista o de la pe?a flamenca sugiere precisamente que es posible ser independentista pragm¨¢tico sin ser nacionalista catal¨¢n. Pero no se debe confundir la capacidad de persuasi¨®n ret¨®rica de Junqueras con la realidad: decir que algo es posible no es lo mismo que mostrar que es posible. En el fondo del marco te¨®rico y conceptual del independentismo pragm¨¢tico anida la vieja e inc¨®moda concepci¨®n identitaria de pertenencia a una patria, y no s¨®lo esto, sino que lo ¨²ltimo es condici¨®n necesaria para poder sostener lo primero. En esto el independentismo catal¨¢n no se diferencia de los viejos nacionalismos europeos, incluido, por cierto y para disgusto de algunos del morro fort, el nacionalismo espa?ol. Que en este momento se silencie este perfil en aras de conseguir m¨¢s apoyo no significa que este no sea el motor que alimenta a fin de cuentas el proyecto independentista.
Una de las grandes victorias del independentismo, reflejada en su crecimiento, es haber inoculado la idea de que ya no es necesario ser nacionalista para ser independentista. Sin embargo, para poder afirmar que Espa?a perjudica a Catalu?a y que lo racional es irse es necesario asumir que, en el fondo, Espa?a y Catalu?a son dos entidades distintas e incompatibles; es necesario haber incorporado, de forma m¨¢s o menos consciente, el l¨¦xico propio y tradicional del nacionalismo, de cualquier nacionalismo. Este es un de las grandes logros de Junqueras y otros aspirantes a founding fathers de la nueva patria: haber hecho creer que si alguien afirma que no es nacionalista pero s¨ª independentista no est¨¢ algo confundido.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico.
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