Todo es pornograf¨ªa
La hiperinformaci¨®n y la hipercomunicaci¨®n l¨ªan y enredan
Hay una exigencia incontestable de que todo sea visible, de juzgar a la gente en virtud de la presunci¨®n de transparencia versus culpabilidad. Asistimos a la entronizaci¨®n de la transparencia como un monarca absolutista que hace sospechoso todo lo que no se somete a la visibilidad. Lo invisible, lo oculto, lo inaccesible, lo misterioso es perseguido hasta ser atravesado por la estaca de la exposici¨®n, el escaparate, el espect¨¢culo. Pero quien refiere la transparencia tan solo a la corrupci¨®n y a la velocidad y cantidad de informaci¨®n circulante en el sistema nervioso de Internet desconoce la envergadura de lo que est¨¢ en juego. Dig¨¢moslo desde el principio, m¨¢s informaci¨®n por s¨ª sola no es ninguna verdad, ni garant¨ªa de sabidur¨ªa ni siquiera de conocimiento. La hiperinformaci¨®n y la hipercomunicaci¨®n l¨ªan y enredan, para convertirse en un traje a medida de las empresas y de los pol¨ªticos servidores del sistema de rendimiento-record. ?qu¨¦ podemos pensar de las revelaciones del ex-t¨¦cnico inform¨¢tico de la CIA y la NSA Edward Snowden sobre el espionaje masivo e indiscriminado a millones de ciudadanos de todo el mundo por parte de la agencia americana de seguridad? Podemos pensar que la sociedad de la transparencia es paranoica porque no conf¨ªa en los valores morales de las personas (cualquiera puede ser un terrorista dispuesto a matar) y manipuladora porque persigue controlar todo y a todos. S¨®lo pedimos transparencia cuando desconfiamos de nuestra pareja, recelamos de los dem¨¢s, cuando la confianza ya no existe como valor. ?qu¨¦ podemos esperar de las ¨¦lites gubernamentales cuando en marzo pasado el Pleno de la Euroc¨¢mara aprob¨® un informe de la Comisi¨®n de Libertades Civiles sobre los programas de vigilancia masiva de la NSA con catorce recomendaciones entre las que se encuentra emprender acciones judiciales y, desde entonces, nada se ha hecho a nivel estatal? Podemos esperar m¨¢s control, m¨¢s vigilancia. Pero ?qu¨¦ podemos esperar de los ciudadanos vigilados? ?c¨®mo podemos aguantar estando vigilados y bajo sospecha? La respuesta es dram¨¢tica: una linterna que ilumine de abajo arriba para convertir al vigilante en vigilado pero tambi¨¦n para convertir el vigilado en vigilante. Una vez m¨¢s, el sujeto interioriza un antagonismo. Ya no s¨®lo somos ¡°amo y esclavo¡± tambi¨¦n somos ¡°vigilante y vigilado¡± (Byung-Chul Han dixit).
En la antig¨¹edad, lo importante era el ser, para el capitalismo el tener, hoy ser ya no es importante si no eres capaz de exhibir lo que eres o lo que tienes. En la sociedad transparente, cada sujeto es un escaparate en el que expone su cuerpo pero tambi¨¦n sus v¨ªsceras y su alma para su devoraci¨®n. Todo se publicita, se visualiza, se fisga. Entra por los ojos sin demora o reflexi¨®n para su disfrute inmediato. Ya no hay contemplaci¨®n, meditaci¨®n o escucha. Ya no hay cercan¨ªa o ternura porque todo es pornogr¨¢fico. Todo depende del aspecto bello. Hay una necesidad imperiosa de ser bello, joven y de tener buen estado f¨ªsico. Hemos pasado de unos c¨¢nones de belleza l¨ªquida y anor¨¦xica a un modelo de estatuas hel¨¦nicas de m¨²sculos hipertrofiados que construye gimnasios, grandes residencias y centros de rejuvenecimiento y laboratorios biotecnol¨®gicos. Los cuerpos se exhiben sin distancia o profundidad entre la imagen y el ojo. El alma tambi¨¦n se desnuda revelando los pensamientos y emociones ¨ªntimas ante cualquiera. Pero eso no es belleza es pornograf¨ªa. La belleza es seducci¨®n, es aparici¨®n-desaparici¨®n, exige un cierto ocultamiento. La belleza es simb¨®lica, necesita ser descubierta. La pornograf¨ªa es ultra-excitaci¨®n y desahogo inmediato. Una vez empiezas a comprar pornograf¨ªa, no puedes parar. Te arrastra a la adicci¨®n, al narcisismo primario donde el sujeto y el otro son lo mismo.
Todos necesitamos la protecci¨®n de una m¨¢scara, los cajones ciegos en los que amontonamos los susurros, las caricias, los matices que dibujan geometr¨ªas laber¨ªnticas, los anhelos, los tormentos, los temores que nos atraviesan. Es diferente al secreto dominador, a la ocultaci¨®n culposa o a la mentira. Es sentir tu yo intimo seguro, resguardado sin la mirada del otro. Peter Handke lo escrib¨ªa con misterio ¡°vivo de aquello que los otros no saben de mi¡±. Roberto Saviano, el escritor italiano, autor del aclamado libro sobre la mafia Gomorra hace unos pocos meses hac¨ªa una confesi¨®n estremecedora: ¡°Me he arruinado la vida. Vale la pena buscar la verdad y vale la pena llegar hasta el fondo, pero protegi¨¦ndose. Vale la pena hacer lo que se debe pero buscando defenderse.¡±
Tambi¨¦n el conocer absoluto paraliza la vitalidad de las relaciones de pareja, nos desencanta. La necesidad de transparencia plena que tienen muchas parejas corresponde a una manera de querer impetuosa, un querer incontenible en uno mismo. Amar para siempre encadenados ¡°el uno al otro¡± s¨®lo siendo ¡°uno en el otro¡± o ¡°uno para el otro¡± supone la aniquilaci¨®n de la otredad, es decir, del ¡°ser uno sin el otro¡± y la transformaci¨®n de la comunidad de miles de ciudadanos en un archipi¨¦lago uniformizado de parejas isla ¡°el lago azul¡± o de familias secta. El otro o es uno en mi mismo o es un extranjero.
Si amamos sin guardar distancia alguna, sin diques o cortafuegos, es seguro que el amor se domesticar¨¢ como una f¨®rmula de consumo. En las relaciones interpersonales con los amigos o en las paterno-filiales, limitar nuestro derecho a preguntar en virtud del respeto a la privacidad supone una actitud sabia. En cualquier relaci¨®n amorosa se puede recomendar el celeb¨¦rrimo aforismo aplicado a la arquitectura moderna de ¡°Menos es m¨¢s¡± de Mies van der Rohe. Un menos de saber, de informaci¨®n, de c¨¢lculo, de exposici¨®n puede producir un m¨¢s de pasi¨®n y de existencia. El juego con la ambig¨¹edad y la ambivalencia, con secretos y enigmas, aumenta la tensi¨®n er¨®tica y tambi¨¦n la intelectual.
Rafael Tabar¨¦s-Seisdedos es catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa en la Universitat de Val¨¨ncia
(Este texto ha sido desarrollado a partir de la Conferencia Inaugural de la XXI edici¨®n de la Universitat d¡¯Estiu de Gand¨ªa dictada por el profesor Tabar¨¦s-Seisdedos el 21 de julio de 2014)
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