Con las maletas a cuestas para huir de las chinches

En el n¨²mero 6 de la plaza de Lavapi¨¦s, las chinches que correteaban por la pared de alguno de los pisos se pod¨ªan coger con un vaso. Un par de bloques m¨¢s all¨¢, en el n¨²mero 4, una s¨¢bana blanca que cuelga de uno de los balcones reza: "Stop chinches". Al menos diez bloques est¨¢n infestados en el barrio. Hay vecinos que han tenido que hacer las maletas para huir de los insectos y otros van ya por la tercera fumigaci¨®n de sus casas. El Ayuntamiento, por su parte, asegura que no hay ning¨²n problema de salud p¨²blica.

Bego?a Sebasti¨¢n vive en su casa casi de prestado. En su armario, tan solo guarda las prendas necesarias para ir a trabajar. El resto est¨¢n en casa de sus padres. La ropa y los colchones son el h¨¢bitat preferido de estos insectos, que han invadido su bloque de viviendas de arriba abajo. El edificio est¨¢ en cuarentena: ya lo han fumigado en dos ocasiones en julio y los pisos m¨¢s afectados, como el de Bego?a, acaban de enfrentarse a la tercera cura. "Yo me di cuenta por las picaduras", cuenta, "algunos vecinos ya las ten¨ªan en su casa y hab¨ªan fumigado por su cuenta, pero por verg¨¹enza no hab¨ªan dicho nada".

Actuar de forma individual en estos casos no sirve de mucho. La comunidad de Bego?a lo puso en conocimiento del Ayuntamiento y el servicio de Madrid Salud entr¨® en las viviendas hace mes y medio, provisto de perros adiestrados para detectar las chinches. El diagn¨®stico: de los 20 pisos, 14 estaban infestados. Seg¨²n les dijo entonces el Consistorio, la "virulencia" era tal, que era cuesti¨®n de tiempo antes de que el resto fueran tambi¨¦n territorio conquistado por estos insectos, que solo se dejan ver de noche y anidan sobre todo en los dormitorios, en busca del contacto humano, de cuya sangre se alimentan.

A Miguel de la Cruz no le hizo falta escuchar m¨¢s. Cogi¨® sus maletas y se fue de su piso, en el que llevaba viviendo cinco a?os. No le detuvo ni la hipoteca de 700 euros que tiene que seguir pagando cada mes ni el a?o de reformas en el que se hab¨ªa enfrascado para modelar su casa a su gusto. Su mujer estaba embarazada de cinco meses y no quer¨ªa arriesgarse. "Nos hemos visto obligados a irnos". Desde entonces viven en casa de los padres de ¨¦l y hace un mes consiguieron alquilar el piso a una pareja joven, "advirtiendo de que el edificio estaba afectado".

El Ayuntamiento insiste en que se trata de "casos particulares" que no se han extendido fuera de Lavapi¨¦s y ha dejado en manos de los vecinos contratar a empresas que fumiguen, aunque despu¨¦s Madrid Salud tendr¨¢ que hacer una revisi¨®n final. A la comunidad de la plaza de Lavapi¨¦s el tratamiento les ha costado 6.000 euros; en la calle de Zurita, donde est¨¢n a punto de fumigar, cada vivienda tendr¨¢ que pagar unos 120 euros, aunque el precio puede llegar a los 300. All¨ª, el Ayuntamiento detect¨® chinches en el 57% de las casas. "Se han propagado porque la gente, sobre todo en los pisos patera, coge muebles y colchones de la calle, ya infestados, y los mete en casa", asegura Manuel Blanco, uno de sus vecinos. En el inmueble de plaza de Lavapi¨¦s, los inquilinos sit¨²an el foco en dos pisos okupados, donde fue el Ayuntamiento quien se hizo cargo de la desinsectaci¨®n.

El Ayuntamiento asegura que no es un problema de salud p¨²blica

De los colchones al resto de la vivienda. A la ropa de cama, los enchufes, las escaleras o el portal. El contagio est¨¢ casi asegurado. "Se produce en las zonas de tr¨¢nsito o tambi¨¦n por los conductos internos", explica Alejandra Cerezo, veterinaria y responsable t¨¦cnica de la empresa Novagea, que este verano est¨¢ atendiendo el doble de casos. Es una plaga que no desaparece con el fr¨ªo y dif¨ªcil de detectar. A menudo, se revela por las picaduras, que los afectados no suelen asociar con las chinches.

El protocolo en estos casos es estricto y precisa de una "colaboraci¨®n conjunta de vecinos y Ayuntamiento", asegura la experta. Los insecticidas caseros apenas ayudan y si el vecino fumiga, las chinches que sobreviven al producto qu¨ªmico buscan refugio en los pisos que no lo hayan hecho. El d¨ªa que se aplica el tratamiento hay que vaciar de enseres la vivienda y permanecer 12 horas fuera. La ropa se lava a 60 grados y los colchones o se tiran o se protegen con fundas especiales.

Algunos de los vecinos afectados en Lavapi¨¦s se han organizado en una plataforma que denuncia la degradaci¨®n que, seg¨²n critican, sufre el barrio: trapicheo en los portales, viviendas okupadas, amenazas e inseguridad dentro de los edificios. Y, como guinda, las chinches. Miguel de la Cruz no tiene intenci¨®n de volver a Lavapi¨¦s cuando su casa quede limpia: "Fue un disgusto tener que irnos del barrio, pero las chinches fueron la gota que colm¨® el vaso".