Los toritos de Jandilla ahogan las ilusiones
Fandi?o firma una buena faena en una tarde marcada por la poca presencia de los astados
El mayor problema que tienen los empresarios para hacer una feria es atender a las peticiones de las figuras. Todos quieren el torito c¨®modo y se pegan por estar en esos carteles. En Bilbao la pelea fue por la de Garcigrande y Jandilla.
Pues vaya si se lucieron los que se apuntaron al hierro de la estrella. Toros sin ninguna presencia, sin trap¨ªo para Bilbao y lo que es peor, sin el m¨ªnimo deseo de embestir. Algunos mansearon desde la salida y otros se fueron rajando para las banderillas.
Si por lo menos los de Jandilla hubieran tenido trap¨ªo, aquello habr¨ªa tenido importancia, pero no sali¨® ni un toro de Bilbao.
Padilla, Perera y Fandi?o
Seis toros de Jandilla, peque?os y sin trap¨ªo los tres primeros y justitos de presencia los otros. Con poca fuerza y ninguna clase, salvo el sexto.
Juan Jos¨¦ Padilla: estocada baja (palmas tras aviso a los doce minutos) y estocada (saludos tras dos avisos).
Miguel ?ngel Perera: estocada desprendida (saludos) y estocada baja (vuelta con petici¨®n tras aviso).
Iv¨¢n Fandi?o: tres pinchazos, estocada tendida y descabello (silencio tras aviso) y dos pinchazos y estocada (saludos tras aviso).
Salud¨® Miguel Mart¨ªn tras banderillear al tercero.
Plaza de Toros de Vista Alegre. 22 de agosto de 2014. Dos tercios de entrada. Noveno festejo de las Corridas Generales
Una pena, porque el p¨²blico acudi¨® a la plaza con la alegr¨ªa en el cuerpo de la actuaci¨®n de Miguel ?ngel Perera el d¨ªa anterior. Quer¨ªan ver al extreme?o y las ilusiones quedaron ahogadas demasiado pronto.
El pacense inici¨® su primer trasteo como en el faen¨®n de la v¨ªspera, pero s¨®lo se repitieron los p¨¦ndulos. A partir de ah¨ª, nada; alguna serie a media altura y se acab¨®. Para lidiar a los toros de ayer hab¨ªa que estar diplomado en enfermer¨ªa en lugar de doctorado en tauromaquia.
En el quinto, como al toro ni se le pic¨®, la faena result¨® atropellada. Le bast¨® un arrim¨®n final y un bajonazo para que le pidieran la oreja.
La tarde de Padilla fue una muestra de las dificultades que tiene el jerezano cuando un toro se complica. Estuvo a merced del cuarto, que le volte¨® hasta tres veces, y milagrosamente sali¨® ileso de un trance en el que nunca pudo con el toro.
Y a Fandi?o le toc¨® el garbanzo negro, el tercero, con el que no se acopl¨®, y un buen sexto, con el que firm¨® una faena completa. Pocos habr¨ªan apostado por el toro cuando brind¨® al p¨²blico, pero el de Ordu?a lo meti¨® en su muleta con una verdad encomiable. Una soberbia tanda de naturales engrandeci¨® a¨²n m¨¢s los profundos derechazos de las series previas.
Toreo rotundo, con pausa, con sentimiento; apost¨® por unas manoletinas ajustadas como broche antes de marrar con los aceros. El vizca¨ªno levant¨® la tarde por unos instantes, pero le falt¨® el broche, la espada. Era faena de dos orejas y nos volvimos a quedar con las ganas. ?C¨®mo habr¨ªa cambiado la feria si Perera el jueves y Fandi?o el viernes hubieran acertado en la suerte suprema!
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