La otra batalla de Trafalgar
La voladura del mercado de Olavide caus¨® una agria pol¨¦mica vecinal en los a?os setenta

La plaza de Olavide no fue siempre el espacio lleno de terrazas, ¨¢rboles y paseantes que es hoy en d¨ªa. Hasta 1974, el n¨²cleo de Trafalgar estaba ocupado por una estructura octogonal de hierro y hormig¨®n que albergaba el antiguo mercado de Olavide. Su demolici¨®n con dinamita provoc¨® en aquel momento una agria pol¨¦mica entre el vecindario, adem¨¢s de un tremendo cr¨¢ter que marc¨® un antes y un despu¨¦s en la evoluci¨®n hist¨®rica del barrio.
Los comerciantes recibieron en agosto la orden de desalojo. Y a principios de octubre, seg¨²n narran las cr¨®nicas de la ¨¦poca, los vecinos empezaron a ver c¨®mo su plaza, su punto m¨¢s tradicional de encuentro, se llenaba de polic¨ªas que custodiaban armados las tareas de los artificieros. Los habitantes de la zona solo hab¨ªan escuchado los rumores que les llegaban sobre el posible derribo de un edificio que formaba parte de sus vidas desde 1934, pero nadie sab¨ªa la fecha exacta de su inminente desenlace. En Olavide, una plaza abierta y redonda, confluyen ocho bocacalles.
La edificaci¨®n fue construida
en 1934 durante ?la II Rep¨²blica
Dos d¨ªas antes de la explosi¨®n, las autoridades instruyeron a los vecinos para que cerrasen puertas y ventanas desde las siete de la ma?ana hasta las dos de la tarde. Diez minutos antes se produc¨ªa la voladura y una inmensa nube de humo y cenizas cubri¨® por completo la plaza. Los omnipresentes escombros no fueron retirados hasta pasadas varias semanas y las obras de recuperaci¨®n de la plaza se prolongaron durante dos a?os.

Jos¨¦ ?ngel Vaquero, especialista en arquitectura moderna, recuerda el edificio como ¡°una gran tuerca de tornillo¡±. Un dise?o del arquitecto Francisco Javier Ferrero, construido como parte del Plan General de Mercados impulsado por la II Rep¨²blica, que describe como ¡°espectacular¡±. El principio del fin comenz¨® cuando el Ayuntamiento de Miguel ?ngel Garc¨ªa Lomas proyect¨® el levantamiento de un aparcamiento en el subsuelo de la plaza. Posteriormente, el Consistorio decidi¨® extender el proyecto a la superficie y convertir en mercado en el espacio abierto cuya desnudez, sin elementos arquitect¨®nicos relevantes, fue ampliamente criticada en sus inicios.
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