Las trampas entre amigos
La obra 'Jugadores' arranca la temporada del Teatro del Canal
Un barbero con poca tarea, un profesor universitario suspendido, y un actor entregado al hurto menor son tres de los cuatro personajes reunidos en una vieja cocina por el joven dramaturgo y actor Pau Mir¨® en Jugadores, una obra en la que, a pesar del t¨ªtulo, hay poco naipe y poco p¨®ker. El cuarto invitado a la funci¨®n es un sepulturero, con m¨¢s trabajo que el resto, y una debilidad manifiesta por prostitutas que saben contar buenas y extra?as historias. "Quer¨ªa hablar sobre hombres que superan los 50 y se sienten arrinconados", explic¨® despu¨¦s de un ensayo en los Teatros del Canal, a mediados de agosto, el director catal¨¢n.
Escrita en 2010 y estrenada con gran ¨¦xito en Barcelona en 2011, Jugadores se mantuvo en cartel 10 semanas. "En la obra todos repiten que no hay dinero y Jugadores trata de no caer en lo panfletario, y hablar de la intimidad y de la cotidianidad que estos hombres establecen". El marco es la falta de expectativas, la ruina, pero la historia crece a partir de ah¨ª en la cocina de un profesor que se define como "una plaza vacante", y confiesa lac¨®nico que se siente en coma, que aunque no grite, ni se queje est¨¢ desesperado. Hora de llamar a los amigos, o lo que quede de ellos.
El a?o pasado la obra lleg¨® con una nueva producci¨®n al escenario del Teatro del Piccolo en N¨¢poles, y obtuvo el premio Ubu en la categor¨ªa de mejor novedad extranjera. Hoy y hasta el cinco de octubre, un nuevo montaje dirigido por Mir¨® arranca la temporada en la sala Verde de los Teatros del Canal, de la mano de un grupo de veteranos actores: Miguel Rell¨¢n, Jes¨²s Castej¨®n, Gin¨¦s Garc¨ªa Mill¨¢n y Luis Bermejo.
Al escribir la obra, Pau Mir¨® visualiz¨® a cuatro hombres en una cocina
"La crisis estaba muy presente cuando estrenamos en Barcelona. Para este montaje no hemos tocado el texto, que yo mismo he traducido, pero los actores lo han llevado a otro momento, porque estamos en un momento distinto", apunta Mir¨®. En 2011 arreciaba la debacle y crec¨ªa el desempleo. Ese ambiente de desubicaci¨®n, de un mundo en el que ya no se encaja, perme¨® la trama. Ahora, la crisis contiene nuevos matices: "Los personajes son amigos, son colegas, se quieren pero se hacen trampas los unos a los otros", explica el director. Y as¨ª, aquella frase que pronunciaba el personaje del actor en paro al organizar el chanchullo para vender una urna funeraria ("es leg¨ªtimo que me lleve una peque?a comisi¨®n") cobra un nuevo sentido. Esas palabras ahora parecen encapsular una parte importante del momento presente a ojos del director. M¨¢s que la falta de blanca es la trampa constante, y podrida con cierto aire familiar y amistoso donde cristaliza la acci¨®n.
Cuando se sent¨® a escribir en una cafeter¨ªa en Barcelona Mir¨® parti¨® de una imagen. Visualiz¨® a cuatro hombres con traje en una cocina desvencijada. Jugadores ha sido su primera obra de lo que ha acabado por convertirse en una trilog¨ªa sobre la amistad entre hombres, mujeres y adolescentes, cuya ¨²ltima entrega, Mujeres como yo se estren¨® el pasado marzo en Barcelona.
En Jugadores la fragilidad masculina, la soledad, y el hecho de que nunca se f¨ªen los unos de los otros son los temas que recorren los di¨¢logos en la cocina del profesor. Ah¨ª se reun¨ªan a jugar una timba y all¨ª regresan ahora sin blanca para echar una mano al amigo en apuros, rascar un trago, dejar pasar las horas.
Gan¨® el Premio Ubu en Italia, y es la primera pieza de una trilog¨ªa
Quiz¨¢ el t¨¦rmino estadounidense de perdedor (loser) ¡ªo la versi¨®n m¨¢s espa?ola de pobre desgraciado¡ª servir¨ªa para definir a los cuatro hombres que tratan de salir a flote o por lo menos de seguir flotando en Jugadores. Han perdido lo que ten¨ªan: el negocio de barber¨ªa entregado a un nuevo due?o sin escr¨²pulos; la fe en poder superar las pruebas y obtener un papel; los nervios ante un insolente alumno universitario; la aspiraci¨®n a llegar a un trabajo mejor que el de enterrador. Han perdido la bolsa y con ella parte de la vida, pero mantienen "la adicci¨®n a la adrenalina", esa consume a los jugadores, y queda espacio para el humor negro. "Cada uno tiene un lado oscuro, sean prostitutas o simplemente una adicci¨®n a fracasar", dice Mir¨®.
Adem¨¢s de la frustraci¨®n, de la mezquindad y las verg¨¹enzas que se descubren en la cocina, a veces entre bromas, pasa de mano en mano un viejo disco de Dean Martin, que sirve para evocar recuerdos. Al autor de la pieza, Pau Mir¨®, le permiti¨® rendir un homenaje "cari?osamente cutre" al Rat Pack, la pandilla canalla del propio Martin, Sinatra, Sammy Davis Jr., Joey Bishop y Peter Lawford, legendarios bebedores y tah¨²res que marcaron ¨¦poca. "Los personajes de la obra no tienen glamour ni son interesantes como el Rat Pack". Y sin embargo tendr¨ªan bastante que decirse con aquellos golfos radicales.
JUGADORES. Del 27 de agosto al 5 de octubre en la Sala Verde de los Teatros del Canal.
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