Que pague Pujol (y los dem¨¢s)
A veces el arte es un reloj adelantado; en el caso del ¡®pujolato¡¯ y su ¡®prisa de posesi¨®n¡¯ lo fue un disco de un grupo punk
La historia acostumbra a ser underground, subterr¨¢nea. Y un d¨ªa emerge, airada. ?Qu¨¦ recuerdos, sensaciones, sentimientos, sentidos ha puesto en marcha desde el 25 de julio el retrovisor y su lupa aumentada sobre el pujolato? Afloran, aunque habr¨¢ que esperar, evitar conclusiones no probadas; de momento necesitamos lo de siempre: informaci¨®n, informaci¨®n e informaci¨®n. Y que el arte haga lo que tiene que hacer, aquello que a veces puede ser, un reloj que adelanta.
?Nadie sab¨ªa nada de este sucio asunto durante el pujolato y hasta ahora? Mejor decir que mucha gente ha callado y consentido, algo han explicado algunos buenos informes de prensa este agosto. Y, los que vivimos la disyuntiva de reforma o ruptura, mejor preguntarse si seguimos en ella. Si todos hemos estado metidos en esto.
Bueno, todos no. Cuando el arte es un reloj adelantado percibe mucho. Les contar¨¦ una historia contracultural. Corr¨ªa el a?o 1986 y en Barcelona ca¨ªa una suerte de lluvia sucia que sol¨ªa pasar inadvertida porque con el br¨ªo de sacarse de encima el franquismo casi todo se estaba pasando por la piedra de lo conforme. Era una lluvia ¨¢cida y subterr¨¢nea, era mudo aquel desconcierto incipiente. ?bamos a bares de dise?o y toda la pesca, ya se sabe, los 80 fueron tan divertidos. Ni hablar de la entrada en tromba de la hero¨ªna en los suburbios obreros. Ni del paro, el sida, el GAL, ni de la burbuja inmobiliaria que comenzaba, ni de los diarios cerrados.
En m¨²sica y en las ant¨ªpodas, un grupo punk radical editaba el sencillo Que pagui Pujol. Est¨¢ en You Tube. En la cubierta, tres chicos se saltan las m¨¢quinas del billete del metro, lo que hac¨ªan diariamente sus fans. La consigna se oy¨® mucho. Punk en catal¨¢n, subrayo. Eran L'Odi Social, uno de los grupos del momento. Al poco editaban un elep¨¦ con el mismo t¨ªtulo y trece temas (la palabra ¡°canci¨®n¡± se hab¨ªa borrado del l¨¦xico de la m¨²sica joven). Entre los temas, unos en catal¨¢n y otros en castellano, V¨¦s a sapiguer qui era, Maldita hero¨ªna, Gossos de cuadra y Autob¨²s n? 13, el que va de Sant Antoni a Montju?c, de donde sale el t¨ªtulo del ¨¢lbum. Hac¨ªa seis a?os que gobernaba Pujol y, seg¨²n dice ahora, que su familia hab¨ªa empezado a blanquear dinero en Andorra.
?Nadie sab¨ªa nada de este sucio asunto durante el pujolato y hasta ahora?
La historia es subterr¨¢nea y un d¨ªa emerge. Y as¨ª, este verano ha vuelto lo que solo unos muchachos desvergonzados y destrozones hab¨ªan dicho y, visto ahora, exigido: Que pagui Pujol. Nada que ver con el Titanic cultural que un esteta hab¨ªa satirizado en un art¨ªculo en este mismo peri¨®dico cuatro a?os antes, en 1982, a los dos a?os de lo que con el tiempo ser¨ªa el pujolato de veintitr¨¦s tacos. Qu¨¦ pronto empezaron algunas quejas, en efecto. Pero resulta que L'Odi Social y su rechazo dieron m¨¢s en el blanco. Con que no pagar en el metro no est¨¢ bien, ?eh? Vaya vaya con Pujol.
Y de repente, zas. El poeta Jos¨¦ Icaria recuerda el lema punk y cuelga en la red el 18 de agosto una de sus ¡°noticias falsas pero no improbables¡±, una foto y un texto: a la altura de Esplugues, en la salida de Barcelona, unos piratas inform¨¢ticos hab¨ªan mantenido encendido el d¨ªa 14, durante m¨¢s de tres horas, un panel luminoso en el que, con grandes letras, se le¨ªa ¡°Que pagui Pujol!!!" y, a la izquierda del texto, un icono del expresidente de sonrisa risue?a y luciferina. Un collage dad¨¢. Qu¨¦ menos.
?C¨®mo termina este cuento? Ya veremos. Tiene de momento un mont¨®n de flecos sin hilar y demasiado que perder. Por su parte, L'Odi Social del bajista Poly (Josep Urp¨ª i Gausachs) y el guitarra Saina, sus fundadores, el tambi¨¦n guitarra Fernando Damned y el cantante Jordi Gos sacaron un segundo elep¨¦ y, tras once a?os de incordiar con su anarcopunk, el meneo ol¨ªmpico se los llev¨®.
Pero su eco no ha deca¨ªdo, al contrario: en 2008, en el inicio declarado de la crisis, reunieron en ced¨¦ su m¨²sica en el sello Bcore. Que pagui Pujol es tambi¨¦n el t¨ªtulo del libro de Joni D. Su cr¨®nica punk de la Barcelona de los 80 fue editada por la librer¨ªa cooperativa de Sants La ciutat invisible en 2011, en catal¨¢n, lengua en la que ha agotado tres ediciones, y se ha traducido, en la misma editorial, al castellano.
Han vuelto las canciones a los escenarios y sus melod¨ªas son ahora suaves y l¨¢nguidas. Pero todo vuelve, se llame punk o de otra manera. Un t¨ªtulo estupendo para un tema sobre el pujolato ser¨ªa este: Pressa de possessi¨®. Est¨¢ escrito, en vez de ¡°presa¡± (toma de posesi¨®n), en el comunicado de lo que se ha convenido en llamar confesi¨®n pujoliana aunque el texto podr¨ªa sea una mentira m¨¢s (no habr¨ªa herencia). Es el error gramatical m¨¢s evidente de los que plagan el documento. Una falta de ortograf¨ªa que, por serlo, define en mucho al pujolato. Un r¨¦gimen que d¨ªa a d¨ªa, por lo que vamos sabiendo y lo que se intuye, se confirma como estructura de corrupci¨®n que habr¨ªa sumado a tantos, de tantos colores y banderas, en Catalu?a y en el Estado.
Prisa de posesi¨®n. Mucha prisa, de muchos, durante mucho tiempo. S¨ª, ahora que no pague solo Pujol.
Merc¨¨ Ibarz es escritora.
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