El PP y la Diada
El Fossar est¨¢ en el origen mismo de la conmemoraci¨®n del Once de Septiembre, antes que ninguna estatua o monumento
Apenas hecha p¨²blica la decisi¨®n del Gobierno de la Generalitat de trasladar, este a?o, el epicentro simb¨®lico de la conmemoraci¨®n institucional del Onze de Setembre al Fossar de les Moreres, el portavoz del PP de Catalu?a, el se?or Enric Millo, hizo honor a la facundia declarativa que le caracteriza y se lanz¨® a denunciar a trav¨¦s de los medios que el presidente Mas ¡°se apropia¡±, ¡°pervierte¡± y ¡°secuestra la fiesta de todos para celebrar un acto puramente de reivindicaci¨®n independentista¡±.
¡°Hasta hace poco ¡ªlament¨® el citado portavoz¡ª, el Once de Septiembre era de todos¡±; en cambio, el sesgo independentista que le infunde el escenario del Fossar ¡°nos separa y divide¡±. O sea que, de creer a Enric Millo, la Diada habr¨ªa sido hasta fechas recientes una id¨ªlica celebraci¨®n unitaria que tambi¨¦n el PP sent¨ªa como propia, pero de la cual dicho partido se ha visto excluido y expulsado por las malas artes y el sectarismo de los secesionistas... Es un relato conmovedor, desde luego, pero tiene el peque?o defecto de ser radicalmente falso.
Si, despu¨¦s de la muerte de Franco, ha habido un Once de Septiembre pol¨ªtica y socialmente transversal al m¨¢ximo, ese fue el de 1977. Sin embargo, entre la riada de personas y siglas que aquella tarde desbordaron el paseo de Gr¨¤cia no estaba Alianza Popular, que consider¨® la convocatoria una exhibici¨®n de fuerza rojo-separatista. No fue una ausencia circunstancial, atribuible solo al relente franquista de su primer y ef¨ªmero l¨ªder, Laureano L¨®pez Rod¨®: durante los a?os sucesivos, la delegaci¨®n catalana del partido de Fraga fue la ¨²nica fuerza parlamentaria voluntariamente ajena a los actos y al significado de la Diada. Se incorpor¨® a ella, de manera t¨ªmida y rezongante, a lo largo de la segunda mitad de los 80, pero en la d¨¦cada siguiente la escalada espa?olista de Vidal-Quadras volvi¨® a empujar al ahora rebautizado PP a la autoexclusi¨®n.
En fin, para no aburrirles con m¨¢s detalles bastar¨¢ recordar que, durante el verano de 2004 ¡ªcon el independentismo aletargado por el poder y un nuevo Estatuto en el horizonte¡ª, nada menos que Josep Piqu¨¦ calific¨® de ¡°patochada¡± y ¡°payasada¡± la ya centenaria ofrenda floral a los pies de la estatua de Casanova. As¨ª, pues, ?a qu¨¦ se refiere Enric Millo cuando a?ora una ¡°fiesta de todos¡±? ?A sus tiempos como militante de Uni¨® Democr¨¤tica? Una cosa es segura: entre esos ¡°todos¡± no ha figurado de manera estable ni consecuente el PPC.
De creer a Enric Millo, la Diada habr¨ªa sido hasta fechas recientes una id¨ªlica celebraci¨®n unitaria que tambi¨¦n el PP sent¨ªa como propia
Por otra parte, las huestes de la se?ora S¨¢nchez-Camacho y la prensa m¨¢s espa?olista han coincidido en presentar la anunciada presencia de Artur Mas y N¨²ria de Gispert en el Fossar de les Moreres poco menos que como un homenaje a Terra Lliure, demostrando una vez m¨¢s que no hay nada tan atrevido como la ignorancia.
En efecto, el Fossar se halla en el or¨ªgen mismo de la conmemoraci¨®n del Once de Septiembre, antes que ninguna estatua o monumento. El primer acto recordatorio de la ca¨ªda de Barcelona ante las tropas borb¨®nicas tuvo lugar en 1886, y consisti¨® en un funeral, celebrado en Santa Mar¨ªa del Mar, en sufragio de quienes ¡°murieron en defensa de las libertades catalanas¡±. Sigo al respecto el exhaustivo estudio que nos leg¨® el profesor Pere Anguera, L'Onze de Setembre. Hist¨°ria de la Diada (1886-1938), publicado en 2008.
?Y por qu¨¦ se escogi¨® el citado templo? Pues, seg¨²n los textos coet¨¢neos, porque era la parroquia del barrio de la Ribera arrasado por Felipe V, y por estar enterrados en su cementerio, el Fossar de les Moreres, buena parte de las v¨ªctimas de la resistencia barcelonesa.
Por cierto, que los j¨®venes catalanistas promotores de la convocatoria hab¨ªan encargado oficiar la misa de difuntos y pronunciar el serm¨®n al sacerdote y poeta Jaume Collell, can¨®nigo de Vic. Pero el Estado, siempre tan respetuoso de las libertades p¨²blicas, no tuvo a bien permitirlo; y, presionado por el capit¨¢n general Arsenio Mart¨ªnez Campos, el obispo de Barcelona prohibi¨® a Collell la homil¨ªa. La polic¨ªa, por su parte, inform¨® a la superioridad que los asistentes fueron ¡°148 separatistas¡±, presididos por ?ngel Guimer¨¤ y ¡°el agitador Valent¨ª Almirall¡±. Hay que ver qu¨¦ poco evolucionan ciertos lenguajes y determinadas actitudes...
Consagrado poco despu¨¦s por el famoso poema de Frederic Soler, el Fossar se convirti¨® con el nacimiento del catalanismo pol¨ªtico en un ¡°lugar de memoria¡±, en una informal ¡°tumba del soldado desconocido¡± antes incluso de que tales conceptos hubiesen sido inventados; y toda clase de asociaciones y entidades patri¨®ticas lo frecuentaron desde principios del siglo XX hasta 1939.
Es decir, que el Fossar de les Moreres pose¨ªa ya una fort¨ªsima carga hist¨®rica y simb¨®lica mucho antes de que, a partir de 1977, la llamada izquierda independentista juvenil lo convirtiese en escenario de sus modestas y a veces tempestuosas convocatorias. Que, con ocasi¨®n del Tricentenario, Mas y De Gispert acudan al lugar no les convierte en unos maulets a?osos; m¨¢s bien recupera el Fossar para la transversalidad nacionalista.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador.
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