Cuando Pujol despert¨®, la cohesi¨®n estaba ah¨ª
El periodismo y la pol¨ªtica han permitido a los gobiernos de CiU la absoluta capacidad de crear, modular y gestionar la realidad
El caso Pujol, uno de esos casos de sucesos en los que sale la vecina por la tele diciendo pues-parec¨ªa-muy-normal, supone un fallo tremendo en la comunicaci¨®n: durante 35 a?os no hemos informado de lo que pasaba sino de lo hubiera sido bonito que hubiera pasado. Parece, as¨ª contado, un fracaso comunicativo. ?Es cierto? ?Eso es un fracaso?
Si una construcci¨®n ficticia ¡ªno s¨¦; Pujol, Las Vegas, los push-up¡ª, dura 35 a?os sin ser percibida, solo se puede hablar de ¨¦xito absoluto. Lo de Pujol es, concretamente, un ¨¦xito comunicativo que se debe de estudiar. Y un fracaso cultural, democr¨¢tico y econ¨®mico descomunal. Explica una cultura que parte de un fen¨®meno b¨¢sico: la idea de que a la cohesi¨®n social no se accede v¨ªa pol¨ªticas, derechos y justicia social, sino mediante la cultura / mediante la selecci¨®n de temas discutibles.
La pol¨ªtica y el periodismo han participado as¨ª activamente en ese esfuerzo, otorgando a los Gobiernos la absoluta capacidad para crear, modular y gestionar la realidad. La radicalidad y la rapidez con la que se dibuj¨® esa disciplina en la democracia local, son llamativas. Y anteriores a Pujol.
Empiezan, corr¨ªjanme, con el primer president corrupto. Que es, como su nombre indica, el primero. Un Josep Benet al que se silenci¨® con las herramientas usuales en democracia ¡ªninguneo, retirada de honor y cr¨¦dito intelectual, calificaci¨®n de rencoroso y gag¨¢, expulsi¨®n de los medios¡ª, explic¨® c¨®mo un Tarradellas arruinado cobr¨® del Estado postfranquista para volver a Barcelona. Fren¨® a las izquierdas, pero a¨²n as¨ª, en lo que es un indicio de que las izquierdas participaron activamente en la creaci¨®n de esa cultura de la cohesi¨®n que hoy nos hace tanta risa, fueron varios los partidos del sector que ofrecieron a Tarradellas encabezar listas en las elecciones del 80, en las que gan¨® el mayor parecido epistemol¨®gico con el president de la Peca.
El tripartit audit¨® el pujolato. Como sucedi¨® con el f¨ªn del felipismo o el aznarato, no encontr¨® nada
Ese president, en 1984, fue inculpado en el Caso Banca Catalana. La conclusi¨®n del caso supuso una suerte de 23F catal¨¢n / el momento en el que la Generalitat asume ser la fuente de informaci¨®n en Catalu?a, y el resto se lo respet¨®, no se vaya a romper el juguete. Supuso tambi¨¦n ¡ªcon una sentencia en la que se defend¨ªa que la doble contabilidad no es delito¡ª, la asunci¨®n del delito como animal de compa?¨ªa, y la adaptaci¨®n de la Justicia a lo que fuera para crear cohesi¨®n, como todo el mundo.
El tripartit audit¨® el pujolato. Como sucedi¨® con el f¨ªn del felipismo o el aznarato, no encontr¨® nada. En petit comit¨¦ te comentaban que hab¨ªan encontrado un pufo en Sanitat y, v¨ªa contacto f¨ªsico con constructores dispuestos a renovar su acceso a la contrata, el entramado del cobro de comisiones. Y un preciosismo: una comisi¨®n desviada de cada comisi¨®n, entorno al 3%, a la familia Pujol.
No dijeron nada al respecto, v¨ªa Cohesi¨®n System. En lo que es una met¨¢fora, la ¨²nica persona que aludi¨® al tema ¡ªa ese 3%, no al pago de comisiones, esa disciplina cohesionadora¡ª ten¨ªa el l¨®bulo frontal afectado por perdida de inhibici¨®n. Artur Mas, en respuesta al president Maragall y su 3%, le contest¨®: ¡°Acaba d'enviar en orris la legislatura¡±. Traducci¨®n directa del cursi: ¡°Has roto un pacto, pollo, y te voy a dar un meco¡±. Se lo dio enviando al garete, con tecnolog¨ªa local / sin boicot al cava, el Estatut. La funci¨®n de un pol¨ªtico local, en fin, no es redactar un Estatut o, en general, hacer pol¨ªticas. Es crear cohesi¨®n. Y no enviarla en orris hablando de la realidad.
La industria de la pol¨ªtica y del periodismo, por otra parte, siguen estando sobr¨¢damente ¡ªy, posiblemente, ¨²nicamente¡ª preparadas para esa funci¨®n. El caso Pujol, por ejemplo, no es fundamental para ver el funcionamiento del R¨¦gimen. El local del CiU embargado por expolio en el Palau, el caso Ferrovial ¡ªdonde el juez verifica la venta de pol¨ªticas a cambio de, como su nombre indica, dinero¡ª, o la pol¨ªtica sanitaria de CiU ¡ªERC ha posibilitado que no se investigue; por cohesi¨®n¡ª, ilustran el funcionamiento del R¨¦gimen.
El escaso an¨¢lisis de esos temas en medios, el del periodismo. Es decir, tambi¨¦n el del R¨¦gimen. Por lo que veo, verbigracia, parece que la pol¨ªtica y el periodismo tienden a opinar que la realidad consiste en el festival norcoreano del 11-S, que asombrar¨¢ al mundo, si es que el mundo deja de asombrarse por lo de Pujol un segundo. Ese acto tendr¨¢ poco que ver, por cierto, con el dret a decidir. Pero mucho con la agenda gubernamental al respecto. El periodismo no est¨¢ tampoco para discernir esas cosas.
Mientras, la realidad avanza. El a?o que viene se promulga el Tratado de Libre Comercio, la superposici¨®n de la empresa al Estado, un nuevo constitucionalismo, que garantiza derechos a los inversores por encima de los derechos de los ciudadanos. Posiblemente, ser¨¢ el tercer acto eterno de este proceso de crisis democr¨¢tica europea, especialmente encarnizado en Espa?a, y del que ning¨²n pol¨ªtico o sacerdote de la informaci¨®n local habla. Tal vez, siquiera, lo conocen. Como el acceso de Pujol a su fortuna, no forma parte de su trabajo.
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