Ocho apellidos chinos
Los periquitos tenemos que explicar c¨®mo siendo catalanes no abrazamos la causa azulgrana

?Ah! Qu¨¦ descanso cuando un mito como Jordi Pujol cae de su pedestal, haciendo a?icos un apellido de tanta enjundia patri¨®tica y una familia ideal. Es lo mejor que le ha pasado a este pa¨ªs en muchos a?os, la destrucci¨®n del mito del buen catal¨¢n. Nuestra sangre catalana, charnega y austroh¨²ngara bulle de satisfacci¨®n. Los que no tenemos pedigr¨ª onom¨¢stico, ni sagas familiares legendarias, ni apellidos patricios de rancio abolengo, y adem¨¢s somos del Espanyol, nos alegramos de estos chascos que ponen en jaque la catalanidad misma personificada en un mito como Pujol, su destrucci¨®n abre muchas posibilidades hasta ahora ocultas de c¨®mo ser catal¨¢n, que es lo que ocurre cuando se destruye un mito, el tiempo se pone en marcha de nuevo, los mitos resultan ser hombres como nosotros, y por lo tanto tambi¨¦n fracasan, se traicionan a s¨ª mismos, maleducan a sus hijos y dejan un peso enorme sobre las espaldas de las siguientes generaciones. Ya lo dijo el alcalde Xavier Trias, tan pr¨®ximo a Pujol, hace un tiempo, que una de la desgracias de este mundo ser¨ªa ¡°tener un yerno perico o del Madrid¡± (sic). La equiparaci¨®n al Madrid es tambi¨¦n un cl¨¢sico del relato perverso que quiere emparentar al periquito con el nacionalismo espa?ol. Es verdad que las Brigadas Blanquiazules, ahora diluidas en la Curva Jove, incomprensiblemente y vergonzosamente bland¨ªan s¨ªmbolos de la Espa?a m¨¢s retr¨®grada e incluso esv¨¢sticas nacionalsocialistas, pero no se puede tomar la parte por el todo y quedarse tan ancho. As¨ª como la catalanidad del Bar?a se presenta como algo natural, esencial, incuestionable, pues en palabras de V¨¢zquez Montalb¨¢n el Bar?a es nada menos que el ej¨¦rcito desarmado de Catalunya, los periquitos tenemos que dar explicaciones de c¨®mo siendo catalanes, porque vivimos y trabajamos en Catalunya -que era una gran definici¨®n de Pujol- no abrazamos la causa azulgrana como en 1714 los defensores de Barcelona ¨Cla Coronela¨C abrazaron la causa del archiduque Carlos.
Hay un antibarcelonismo periquito que podr¨ªamos llamar de rivalidad deportiva, ciudadana, natural entre vecinos, como un Canovelles-Granollers de alto voltaje
Hay un antibarcelonismo periquito que podr¨ªamos llamar de rivalidad deportiva, ciudadana, natural entre vecinos, como un Canovelles-Granollers de alto voltaje (legendarios los botellazos al ¨¢rbitro en el municipal canovellense, all¨¢ por los 80). Sin embargo, cuando la rivalidad se lleva al campo socio-pol¨ªtico es f¨¢cil caer en el error de presentar al Espanyol como anticatal¨¢n, pues el Bar?a es Catalunya, seg¨²n el pensamiento ¨²nico vigente promovido por las clases dirigentes de este pa¨ªs. El apellido Collet del presidente del Espanyol tiene una prosodia catalana que remite a una estirpe de recio linaje, lo cual le equipara con los Bartomeu, Rosell o Laporta (espectacular c¨®mo se destruyen los unos a los otros). Eso hasta que por fin lleguen los apellidos chinos ¨Cque son los que m¨¢s trabajan, sin descanso, sin quejas, felices de estar trabajando, quiz¨¢s como los inmigrantes de los 60 que llegaron a Catalunya- para hacerse con los clubes de f¨²tbol, con las colles sardanistas y de castellers, con ?mnium Cultural, y as¨ª hasta alcanzar el Palau de la Generalitat y llegar para quedarse, no como hizo el charnego y fugaz Montilla, demasiado para los propietarios de este pa¨ªs. Cuando los propietarios de este pa¨ªs luzcan apellidos chinos, el problema de la catalanidad por fin se habr¨¢ resuelto. El periquito es una maravillosa minor¨ªa, y con el campo lleno seguir¨ªa siendo una minor¨ªa, pero a¨²n m¨¢s maravillosa.
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