Impotencia y perplejidad
Un escritor castellano nos describ¨ªa como ¡°un pueblo blando a orillas de un mar tibio¡± y el expresidente Aznar no compart¨ªa ¡°los discursos ratoniles y lloriqueos de Valencia¡±.
Como era de esperar, los Presupuestos Generales del Estado han sido recibidos por estos pagos valencianos con desencanto y cabreo. Como siempre. Gobernando unos u otros. Y en esta ocasi¨®n, con menos motivo que nunca para enmendar la vieja discriminaci¨®n. El PP admite por perdida electoralmente esta Comunidad y, adem¨¢s de hacer o¨ªdos sordos a las protestas, el Gobierno ni siquiera se aviene a hablar con los empresarios. Para explicar este desd¨¦n podemos echar mano de la historia y lucubrar acerca de nuestra identidad. Tiempo perdido. Un escritor castellano nos describ¨ªa como ¡°un pueblo blando a orillas de un mar tibio¡± y el expresidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar declaraba no compartir ¡°los discursos ratoniles y lloriqueos que se hacen en Valencia¡±. Puede resultarnos mortificante, pero no andaban faltos de raz¨®n. Apenas pintamos nada.
No ha sido ¨¦sta la ¨²nica muestra de impotencia que nos ha propiciado la semana. La Intervenci¨®n General del Estado ha constatado irregularidades en 54 de los contratos suscritos por el Consell con la trama G¨¹rtel. Se trata de un completo muestrario de las artima?as y trapisondas desplegadas para vampirizar las arcas p¨²blicas. Visto a toro pasado este fen¨®meno resulta tan llamativo como deprimente la desfachatez de los implicados ¨Csean pol¨ªticos, sean sus patrocinados- para operar como si de un pa¨ªs sin ley o caribe?o se tratase. Claro que motivos hay para pensarlo a tenor de la complicidad generalizada del partido gobernante y la no menos exasperante lentitud de la justicia. Anotemos por mor de la actualidad y a modo ilustrativo los siete a?os transcurridos desde la querella hasta la imputaci¨®n de los presuntos por ciertos delitos urban¨ªsticos en Elda bajo el gobierno del PSOE. Nunca hubo voluntad pol¨ªtica de atajar el problema dotando adecuadamente a la justicia para afrontar el desaf¨ªo de la corrupci¨®n.
M¨¢s impotencia: el espect¨¢culo con que a menudo nos afrenta la doblemente imputada alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, blindada contra el sonrojo y la verg¨¹enza. Su descarada connivencia y ama?os con el prepotente promotor urban¨ªstico de la ciudad ha sido reiteradamente noticia y esc¨¢ndalo en el ¨¢mbito nacional. Estos d¨ªas es objeto de manifestaciones p¨²blicas que claman por su dimisi¨®n, lo que es un s¨ªntoma de salud c¨ªvica, y el mismo presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha rehuido comparecer en la salida de la Volvo Ocean Race en el puerto alicantino. Hay fotos que anticipan la esquela. Pero no es as¨ª como el PP ha de librarse de la alcaldesa, este bald¨®n insidioso e impresentable, antes de las pr¨®ximas elecciones. Le falta coraje para expulsarla.
Hablando de alcald¨ªas a mano viene glosar la pertinaz impotencia que exhibe el Ayuntamiento de Valencia para atenuar ¨Cy no digamos solucionar- el fen¨®meno del ¡°botell¨®n¡±, un eufemismo del ruido nocturno y suciedad que abruma y desespera a buena parte de la ciudad. El concejal de Seguridad Ciudadana ha instado una mayor colaboraci¨®n de la Polic¨ªa Nacional, lo que delata la gravedad de un problema que a la autoridad municipal se le ha ido de las manos. Creer ¨Ccomo cree- que s¨®lo hay unos 30 puntos calientes, cuando pueden sumar el triple, es ignorar la dimensi¨®n del conflicto y la noche de los fines de semana y festivos.
Y por ¨²ltimo una perplejidad: ?qu¨¦ demonios urde el nov¨ªsimo Podemos? ?Ser¨¢ de la partida en las pr¨®ximas elecciones? ?Ir¨¢ solo o con leche? Su opci¨®n parece decisiva y nos tiene el alma en vilo.
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