Comparaciones irresistibles
Del refer¨¦ndum de Escocia, lo m¨¢s relevante es la gran diferencia que hay entre la actuaci¨®n de Salmond y la de Mas
A ra¨ªz del refer¨¦ndum escoc¨¦s, diversos analistas han llegado a la conclusi¨®n de que la comparaci¨®n entre Rajoy y Cameron es una comparaci¨®n irresistible. En un sentido muy superficial quiz¨¢s tengan raz¨®n. Pero si uno se toma con cierta dosis de escepticismo la proclamaci¨®n del propio Cameron de que fue su naturaleza dem¨®crata la que le impuls¨® a permitir el refer¨¦ndum, se puede llegar a la conclusi¨®n de que la comparaci¨®n no s¨®lo es plenamente resistible, sino que adem¨¢s es pertinente.
A menudo se ha dicho que en realidad Cameron ha permitido el refer¨¦ndum porque sab¨ªa que iba a ganar, mientras que Rajoy lo proh¨ªbe porque sabe o intuye que va a perder. Dejando a un lado la indeterminaci¨®n acerca de la prognosis de la ¨²ltima parte, no entiendo muy bien por qu¨¦ esto deber¨ªa ser una virtud de Cameron y un defecto de Rajoy; presentado as¨ª, ambos, Cameron y Rajoy, parecen igualmente oportunistas. Si la ¡°democracia¡± ¡ªo una determinada concepci¨®n de ella, a menudo interesada¡ª contribuye en alguna medida al fin al que aspiramos, entonces envolv¨¢monos con su bandera; si no lo hace, entonces apelemos a otra cosa.
Por otro lado, creo que habr¨ªa que poner en tela de juicio que la raz¨®n por la que Rajoy no permite un refer¨¦ndum consista en que sabe que su opci¨®n ser¨ªa la derrotada. La torpeza t¨¢ctica de Rajoy parece ser tal que, aunque tuviera la certeza inequ¨ªvoca de que ganara su opci¨®n en un refer¨¦ndum, probablemente se seguir¨ªa negando a convocarlo. Por cierto, decir que Cameron permite el refer¨¦ndum porque sabe que va a ganar es tanto como decir que lo hubiese prohibido si el resultado conjeturado hubiese sido negativo, que es exactamente aquello que ¡ªseg¨²n se aduce¡ª hace que Rajoy no permita la consulta. As¨ª que la comparaci¨®n entre ambos es una acumulaci¨®n de argumentos compartidos y m¨¢s bien mezquinos. La diferencia descansa ¨²nicamente en que la noria de las circunstancias beneficia ahora a Cameron y perjudica a Rajoy.
Pero quiz¨¢s s¨ª que existe una comparaci¨®n irresistible entre la cuesti¨®n escocesa y la catalana y algunos de sus protagonistas. La comparaci¨®n entre Salmond y Mas es irresistible si uno piensa, en primer lugar, en la claridad del primero y en la ambig¨¹edad del segundo en las ¨²ltimas elecciones respectivas. Mientras que el programa de Salmond era abiertamente independentista y su hoja de ruta era di¨¢fana, el de Mas era todo y su contrario simult¨¢neamente.
Repasemos brevemente los conceptos clave de la hoja de ruta de Mas: ¡°Estado propio¡±, que pod¨ªa querer decir tanto Baviera como Eslovenia; ¡°consulta¡±, que pod¨ªa querer decir una especie de mera encuesta para saber qu¨¦ piensa la ciudadan¨ªa o un refer¨¦ndum con eficacia erga omnes; ¡°legalidad¡±, que pod¨ªa querer decir legalidad espa?ola, catalana o de otro planeta, siempre y cuando conviniera para prolongar el patad¨®n para adelante en que se ha convertido la pol¨ªtica de CiU; ¡°derecho a decidir¡±, que pod¨ªa significar derecho de autodeterminaci¨®n (que es, por definici¨®n, unilateral) o derecho a negociar como dos sujetos pol¨ªticos la convocatoria de un refer¨¦ndum (que es, por definici¨®n, multilateral); ¡°pueblo de Catalu?a¡±, que pod¨ªa querer decir solo los independentistas o tambi¨¦n el resto de catalanes, que a ojos de Mas a veces parecen casi invisibles. Si uno o¨ªa hablar a Salmond entend¨ªa qu¨¦ es lo que quer¨ªa, si uno escuchaba a Mas todo resultaba sospechosamente confuso.
Pero la comparaci¨®n es desde luego irresistible si uno piensa, en segundo lugar, en lo que ocurre en el momento inmediatamente posterior a las grandes apuestas. Salmond, al perder el refer¨¦ndum, dimite. Mas, al perder doce diputados y no s¨¦ cu¨¢ntos miles de votos en las elecciones en las que invoc¨® la ¡°voluntad del pueblo¡± (inolvidables sus modestos y discretos carteles electorales con los brazos abiertos), no s¨®lo no dimiti¨®, que es lo que se hace en pol¨ªtica cuando uno pierde una gran apuesta que uno mismo ha planteado, sino que, mermado y sin apenas margen de maniobra, persisti¨® en ella. Es de suponer que el af¨¢n de poder de Mas y CiU es de tal calibre que, en lugar de ceder el protagonismo ¡ªy en este caso, como suele decirse, el marr¨®n¡ª a Junqueras y ERC, los grandes beneficiados en las elecciones, prefirieron seguir gobernando aun al precio de una descomposici¨®n paulatina de su propio partido y qui¨¦n sabe si tambi¨¦n del nuevo proyecto apenas suscrito. Porque, para decirlo con rima simplista y tonta, sin Converg¨¨ncia no hay independencia; sin Converg¨¨ncia, o con una Converg¨¨ncia muy desgastada como la actual, falta el impulso que quiz¨¢s ¡ªni siquiera esto ser¨ªa claro¡ª sit¨²e al independentismo a las puertas de la mayor¨ªa social (me parece ilusorio pensar que, sociol¨®gicamente, todo el independentismo pueda aglutinarse alrededor ¨²nicamente de ERC o de la CUP).
En este sentido, la comparaci¨®n entre Salmond y Mas es irresistible porque mientras que lo que ha hecho el primero en los ¨²ltimos a?os ha contribuido a fortalecer a su partido y al movimiento pol¨ªtico que representa, lo que ha hecho el segundo no ha contribuido sino a desballestar a su propio partido y, a medio plazo, cuando baje euforia colectiva, quiz¨¢s tambi¨¦n al movimiento independentista.
Pau Luque es investigador en el Instituto de Investigaciones Filos¨®ficas de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico
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