Una fot¨®grafa en la sombra
Terrassa homenajea a Juana Biarn¨¦s, una de las primeras mujeres fotoperiodistas
Su c¨¢mara retrat¨® a los personajes m¨¢s renombrados de los a?os 60 y 70. Pero nunca con una mirada convencional. Joan Manel Serrat echando una cabezadita, el torero Manuel Ben¨ªtez El Cordob¨¦s en ropa interior, Alfredo Landa con mirada triste o las entonces infantas y el pr¨ªncipe Felipe, simplemente siendo ni?os. Son algunas de las im¨¢genes que forman la primera exposici¨®n retrospectiva de Juana Biarn¨¦s (Terrassa, 1935) que su ciudad natal le ha organizado como homenaje a la que fue una de las primeras mujeres fotoperiodistas espa?olas.
La trayectoria de Biarn¨¦s no fue f¨¢cil. Mujer, joven, rubia, atractiva y armada con una c¨¢mara de fotos no era una imagen habitual a principios de los 60, y menos en los campos de f¨²tbol que ella regentaba. All¨ª se curti¨® como ayudante de su padre, tambi¨¦n fot¨®grafo. Los improperios que tuvo que aguantar en esa ¨¦poca ¨Cdel estilo ¡°?tu sitio est¨¢ en la cocina!¡±- no hicieron mella en su vocaci¨®n, sino al contrario. Su esp¨ªritu de superaci¨®n se puso de nuevo a prueba con las inundaciones que asolaron su ciudad y la comarca del Vall¨¨s en 1962. El pa¨ªs conoci¨® la tragedia gracias a sus fotograf¨ªas que emiti¨® TVE, que ella misma llev¨® en mano hasta los estudios de Miramar.
A pesar de todas estas dificultades, Biarn¨¦s acostumbra a asegurar que su vida est¨¢ plagada de momentos de cuentos de hadas. Gracias a uno de ellos logr¨® un contrato con diario Pueblo de Madrid, en el que trabaj¨® desde 1963 hasta 1972. Los protagonistas del cuento fueorn nada menos que los Beatles. La joven se col¨® en el avi¨®n que los llevaba de la capital hasta Barcelona y los sigui¨® hasta el hotel. ¡°El no ya lo tienes, ahora hay que ir a por el s¨ª¡±, recuerda Biarn¨¦s. Y llam¨® a la puerta de la habitaci¨®n. Pas¨® tres horas con el grupo y consigui¨® unas fotograf¨ªas ins¨®litas que muestran escenas con los m¨²sicos relajados.
¡°Yo siempre he buscado la parte m¨¢s humana de las personas. Con los famosos intentaba no estuvieran pendientes de m¨ª, sino que era yo la que estaba pendiente de ellos. As¨ª consegu¨ªa retratarlos en situaciones distendidas¡±, abunda Biarn¨¦s. Con esta t¨¢ctica logr¨® que su reportaje sobre la Familia Real captara a las infantas y el pr¨ªncipe con gestos naturales y actitud de simples ni?os. En otra de las instant¨¢neas reunidas en la exposici¨®n, que acoge la Sala Muncunill hasta el 2 de noviembre, se ve a Serrat tirado en un sof¨¢ durmiendo la siesta. ¡°Con Serrat nos ve¨ªamos mucho y un d¨ªa quedamos a comer en casa, ¨¦l estaba cansado y se ech¨® una siesta. Y lo cog¨ª as¨ª¡±, explica Biarn¨¦s, dejando entrever una sonrisa p¨ªcara.
Asegura que el secreto de su relaci¨®n con la jet set era la confianza y la complicidad. ¡°Me dejaban hacer las fotograf¨ªas, a sabiendas que si no quer¨ªan que se publicaran, yo cumpl¨ªa con ello¡±, tercia Biarn¨¦s. Esto le vali¨® regalos como conseguir fotograf¨ªas irrepetibles del Rudolf Nureyev junto a Antonio El Bailar¨ªn. ¡°Juana era amiga de Antonio y a ¨¦l le interesaba tener fotograf¨ªas con Nureyev, que nunca se dejaba entrevistar, as¨ª que acordaron que ella se har¨ªa pasar por secretaria de Antonio. En un momento de distensi¨®n en el jard¨ªn de la casa de Antonio le pregunt¨® a Nureyev si su secretaria pod¨ªa hacer unas fotos y as¨ª las consigui¨®¡±, explica Crist¨®bal Castro, fot¨®grafo e impulsor de la exposici¨®n.
Biarn¨¦s fue fot¨®grafa oficial del cantante Raphael durante muchos a?os. Durante ese tiempo lo retrat¨® en momentos entra?ables como soplando las velas de su 28 aniversario en la Plaza Roja de Mosc¨². En plena era sovi¨¦tica, la joven intr¨¦pida logr¨® que un panadero moscovita le hiciera un pastel y se lo entreg¨® al cantante despu¨¦s de un concierto en la capital rusa. ¡°Fuimos a la Plaza Roja a celebrarlo y vino la polic¨ªa. Pero al decirles que all¨ª estaba Raphael, nos dejaron en paz. En esa ¨¦poca ¨¦l era como un Dios all¨ª¡±, rememora Biarn¨¦s, que este a?o recibi¨® la Creu de Sant Jordi de la Generalitat.
Despu¨¦s de dejar el diario Pueblo, la fot¨®grafa trabaj¨® para otras publicaciones como Blanco y Negro o ABC. Tambi¨¦n fund¨® su propia agencia, Sincro Press, que la llev¨® a viajar a Estados Unidos. En 1985 se retira de la fotograf¨ªa, cansada de la superficialidad que empezaba a impregnar el sector. Se refugi¨® en Ibiza, donde mont¨® un reputado restaurante al que acostumbraban a acudir sus amigos famosos, incluidos el conde de Barcelona Juan de Borb¨®n.
¡°El nombre de Biarn¨¦s era m¨ªtico entre los fot¨®grafos de Terrassa, tanto por su padre como por ella, pero no nadie sab¨ªa nada de ella ni hab¨ªa visto su trabajo¡±, asegura Castro. El exilio profesional de Biarn¨¦s hizo que su obra casi cayera en el olvido, pero su participaci¨®n en una exposici¨®n de la famosa fot¨®grafa Colita hace unos a?os despert¨® la curiosidad de Castro. Entonces inici¨® su b¨²squeda, la localiz¨® y descubri¨® los negativos que se almacenaban en la residencia actual de Biarn¨¦s en Viladecavalls (Vall¨¨s Occidental). Castro no dejaba de asombrarse, all¨ª hab¨ªa aut¨¦nticos tesoros que ahora empiezan a ver de nuevo la luz. Y detr¨¢s de ellos, grandes historias.
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