¡°La m¨²sica de la palabra la destruye la puntuaci¨®n¡±
El poeta Carlos Oroza recibe la Medalla de Oro del C¨ªrculo de Bellas Artes
Carlos Oroza, nonagenario poeta ¡°codicioso de la lejan¨ªa¡±, que escribe sus versos caminando y cuyo latido resuena todav¨ªa en los corazones de centenares de estudiantes, hoy sexagenarios, enfrentados a pedradas contra el franquismo en la Universidad Complutense, fue condecorado anoche en Madrid con la Medalla de Oro del C¨ªrculo de Bellas Artes. El galard¨®n le fue impuesto por al arquitecto Juan Miguel Hern¨¢ndez de Le¨®n, presidente del C¨ªrculo madrile?o, que ley¨® una laudatio signada por la profunda admiraci¨®n hacia el hombre que ha hecho del quehacer po¨¦tico el rasgo principal de su vida, en busca siempre del sonido que aflora, ya destilado en sentido, desde la mejor palabra por ¨¦l sabiamente hallada.
La Sala Mar¨ªa Zambrano de la prestigiosa instituci¨®n cultural madrile?a, repleta de un p¨²blico devoto, acogi¨® con una calurosa ovaci¨®n la llegada del poeta lucense, nacido en Viveiro en 1923. Oroza se mostraba temeroso y, ciertamente, aturdido. Vive retirado del vocer¨ªo medi¨¢tico ¡ª¡°?no ves que la televisi¨®n degrada?¡±, le dijo al pintor Ant¨®n Pati?o, cuando le transmiti¨® la oferta de asistir a un programa de televisi¨®n.
Anoche, sencillamente vestido, con un bast¨®n por toda apoyatura, entrevistado por su amigo pintor, quiso ofrecer a los asistentes algunas pinceladas de su talento y, tras mostrar una filmaci¨®n sobre un recital dado por ¨¦l junto al mar ¡ª¡°Vigo me acogi¨® siempre con afecto¡±¡ª ley¨® dos poemas hondos, escuchados con unci¨®n por el p¨²blico y surgidos de una voz grave, que parec¨ªa dibujar en espirales el fluir de un canto desprovisto de todo adorno, pero consagrado a realzar la belleza del existir y la celeste sabidur¨ªa de la emoci¨®n vivida hasta el tu¨¦tano.
Admirador de Giacometti y de Brancusi, de Lorca y de Whitman, su ¨²ltima visita a Madrid fue hace quince a?os, y la primera, cuando contaba tan solo doce de edad. En el ¨ªnterin, al modo de un Guadiana del verso, desaparec¨ªa de la ciudad durante temporadas, para pasar estad¨ªas en Formentera o para huir hacia una suerte de clandestinidad con la cual mantiene, todav¨ªa, una extra?a complicidad.
Considerado un poeta maudit y raro, incluso extravagante por quienes parecieran incapaces de sentir lo que el Arte ofrece, Carlos Oroza velar¨ªa en la adolescencia madrile?a sus primeras armas po¨¦ticas. Adolescencia y juventud signadas por la bohemia, adicto a las tertulias literarias del Comercial y los caf¨¦s del ¨¢rea estudiantil de Arg¨¹elles, en la d¨¦cada de 1960 a 1970 quedar¨ªa adscrito a la generaci¨®n beat y a la poes¨ªa underground, desde la que regal¨® inolvidables recitales a miles de j¨®venes que acud¨ªan a escuchar su impar declamaci¨®n, con la cual fascinaba a la audiencia transport¨¢ndola a ¨¦teres y espacios desconocidos y encendiendo la pasi¨®n vital, en forma bien de rebeld¨ªa bien como serenidad del ¨¢nimo. Dotado de un potent¨ªsimo estro po¨¦tico, innovador de la palabra y sublime administrador de los silencios que la preceden, ¡ª¡°la m¨²sica de la palabra la destruye la puntuaci¨®n¡±, afirm¨® rotundo¡ª Carlos Oroza gratific¨® ayer a los asistentes con su a?orada presencia, capaz siempre de generar hacia su verbo corrientes de grato afecto: carisma llaman a tal don.
Al preguntarle por cu¨¢l pudo haber sido aquella Palabra Inefable, hoy perdida, cuyo mero enunciado generaba gozo y dicha, Carlos Oroza, con la mirada destellante de un todav¨ªa muchacho, responde con firmeza: ¡°?vame, un nombre propio de mujer que reflexiona sobre m¨ª para verbalizarse, ser yo y yo, ser ella¡±.
Sara Mart¨ªn es una joven traductora franco-gallega, que se encuentra entre el p¨²blico. Asiste a la velada con entusiasmo contenido. Lleva en su regazo el ¨²ltimo libro del poeta, que se titula precisamente ?vame. ¡°Carlos Oroza es mi faro¡±, reconoce Sara. ¡°Verlo aqu¨ª entre tanta gente, lejos de su apartado silencio, despierta en m¨ª deseos de blindarlo frente a todo y protegerlo¡±, asegura con una seriedad que al poco se deshace, tras recibir la r¨²brica del autor sobre la primera p¨¢gina del poemario. Poetas, escritores, artistas y periodistas ¡ªmuchos de ellos gallegos¡ª, Anxo Prada, Joaqu¨ªn Pacheco, V¨ªctor Freixas, Lois Pati?o, Ignacio G¨®mez de Lia?o, Jes¨²s de la Torre o Ignacio Castro, arroparon a Carlos Oroza en su fulgurante visita a Madrid, donde anta?o fuera perseguido con sa?a por el franquismo por su poema glosado por Manuel Rivas?Prohibido el paso, pero aclamado entonces y anoche, tambi¨¦n, entre el c¨¢lido murmullo de sus oidores.
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