Fuerza violenta y lirismo sedante en un mismo jazz

Tras el concierto inaugural de Jaques Morelenbaum, el Festival de Jazz de Barcelona encara ya su bloque central con una serie de grandes nombres de la especialidad. El primero, el pianista alem¨¢n Joachim K¨¹hn no solo no decepcion¨® anteayer sino electrific¨® el auditorio del Conservatorio del Liceo con una de esas actuaciones que por espacio de m¨¢s de una hora te mantienen en vilo, sin tregua ni para respirar, absolutamente apabullante, apasionante.

K¨¹hn fue un enfant terrible del jazz europeo y, a sus setenta a?os, sigue conservando el mismo esp¨ªritu aventurero y ajeno a las normas establecidas. Vestido de oscuro, con el pelo blanco alborotado y una mirada pl¨¢cida que transmite serenidad y seguridad, K¨¹hn se sienta ante el piano y todo se transmuta a su alrededor. A partir de frases sencillas es capaz de crear enormes monumentos sonoros que se desintegran para reconstruirse en una alternancia casi m¨ªstica entre la calma y la tempestad, entre la fuerza impetuosa, casi violenta, y un lirismo nunca gratuito. La visi¨®n pian¨ªstica de K¨¹hn es tremendamente l¨²cida, domina el teclado a placer con una mano izquierda prodigiosa que le permite lanzarse al vac¨ªo con absoluta tranquilidad. La suya es una m¨²sica que hipnotiza tanto por la fuerza que contiene como por la belleza del envoltorio.

Sin caer en los excesos de exhibicionismo t¨¦cnico que un concierto de piano solo pude propiciar, K¨¹hn se pase¨® por diversas composiciones propias de calado, cargadas de insinuaciones, y un par de temas impagables de su mentor Ornette Coleman. Balance¨¢ndose sobre la partitura, K¨¹hn llev¨® la improvisaci¨®n hasta sus ¨²ltimas consecuencias y arrastr¨® el p¨²blico en su viaje. Setenta minutos de ¨¦xtasis musical, ll¨¢mesele jazz o lo que sea, tanto da.