Fuego a la barraca

Acorralado por la demoscopia y la desmoralizaci¨®n derivada, el Gobierno valenciano busca una salida de emergencia que le permita, si no eludir el impacto, perder las menos plumas posibles en el embate electoral que se le viene encima. Y trata de salir por donde siempre: removiendo la ci¨¦naga fratricida de las se?as de identidad para tratar de sacar tajada de la confusi¨®n.

En 20 a?os en la cresta del poder absoluto, el PP ha sido incapaz de desarrollar, como partido de centroderecha que se pretende, un relato innovador (o por lo menos contempor¨¢neo) y de construir e interiorizar un enfoque actual y real de la sociedad valenciana, alejado de la manipulaci¨®n identitaria que permiti¨® a los n¨¢ufragos del franquismo llegar a la orilla de la democracia como h¨¦roes. No ha podido elaborar un plan de emergencia que, en base a las consecuciones de gobierno y gesti¨®n, le permitiera salvar la piel cuando las cosas se ponen feas.

Y lo m¨¢s grave no es que el PP siga atrapado ah¨ª, sino que parece que ni siquiera ha asimilado en todo este tiempo la responsabilidad que entra?a gobernar para todos los valencianos (los que, seg¨²n la divisi¨®n de su argumentario, son buenos y los que criminaliza porque consideran que la homogeneidad del valenciano y el catal¨¢n es una obviedad cient¨ªfica).

En vez de refrescar los puntos calientes con agua, como corresponder¨ªa a quien gobierna, el Consell vierte gasolina sobre ellos. Se desentiende del inter¨¦s general para salvar sus muebles con maniobras de distracci¨®n. Prende fuego a la barraca y huye definiendo idiomas en contra de la autoridad competente y santificando su ardor bovino (tan oportuno frente a la antitaurina Catalu?a). Preocupaciones que importan un pimiento (Metroscopia) a una sociedad agobiada por la corrupci¨®n pol¨ªtica, el paro y la situaci¨®n de la educaci¨®n y la sanidad.