Una ¡®Tit¨¢n¡¯ extraordinaria

Se sald¨® a alt¨ªsimo nivel el concierto inaugural, en el Auditori de Barcelona, de la 31 temporada de conciertos Ibercamera. En la primera parte Paul Lewis, uno de los mejores especialistas actuales en Beethoven, bord¨® una interpretaci¨®n magn¨ªfica del Tercer concierto para piano del sordo genial. Fue una lectura cl¨¢sica, basada en la tradici¨®n interpretativa de la obra, potente, en¨¦rgica, pero equilibrada, t¨¦cnicamente inmaculada, rica en matices, ligera de articulaci¨®n, no emborronada con el pedal y expresivamente intensa pero sin melodrama a?adido. El acompa?amiento ofrecido por la Orquesta Sinf¨®nica de la Radio de Suecia dirigida por Daniel Harding, ambos debutantes en Ibercamera, fue de calidad pero no permit¨ªa prever lo que iba a ocurrir en la segunda parte.

Lo que sigui¨® tras el descanso fue algo memorable, digno de permanecer por tiempo en el recuerdo: una interpretaci¨®n extraordinaria de la Sinfon¨ªa n¨²m. 1 Op. 66 Tit¨¢n, de Mahler, presentada por unos artistas en estado de gracia.

Sin quitarle m¨¦rito a la orquesta, el autor del prodigio fue Harding, un joven director que a¨²n no ha alcanzado los cuarenta, casi un ¡°cr¨ªo¡± en la geri¨¢trica especialidad de la direcci¨®n orquestal. La claridad de ideas de Harding, la capacidad para transmitirlas con eficacia, la perspicacia para saber que es lo que debe estar en primer plano en cada momento, la visi¨®n de conjunto que va m¨¢s all¨¢ de la an¨¦cdota es notabil¨ªsima y lo convierte en un director complet¨ªsimo. La de Harding fue una Tit¨¢n perfectamente explicada tanto hacia adelante, hacia los m¨²sicos, como hacia atr¨¢s, hacia el p¨²blico.

El poder de un director reside en su capacidad para hacer poderosos a sus m¨²sicos. La Orquesta Sinf¨®nica de la Radio de Suecia es una muy buena orquesta; su sonido, sin embargo, no tiene ni la opulencia ni, quiz¨¢, la lujosa suntuosidad de las grandes orquestas centroeuropeas, pero, comprometida sin reservas con las intenciones del director, se convirti¨® en un equipo poderoso, ideal y todos tuvimos la sensaci¨®n de que, en aquellos instantes m¨¢gicos, ni el director podr¨ªa haber encontrado mejor orquesta ni esta mejor director.