¡°Nos ense?¨® a gozar de la literatura¡±

¡°Entraba en clase, empezaba a hablar y se creaba en el aula una suerte de nube en la que nos met¨ªamos todos. Nos ense?¨® a gozar de la literatura. Cuando el bedel le dec¨ªa que era la hora, nos dejaba vac¨ªos, como hu¨¦rfanos con una sola pregunta, ?qu¨¦ vamos a hacer ahora con nuestra vida corriente?¡±. Fueron algunas de las frases apasionadas pronunciadas por Rosa Navarro, catedr¨¢tica de Literatura Espa?ola en la Universitat de Barcelona (UB) y alumna de Mart¨ª de Riquer en el curso de Literaturas Rom¨¢nicas. Como ella, muchos de los estudiantes que tuvieron la fortuna de frecuentar las clases del escritor, fil¨®logo, romanista, medievalista y profesor barcelon¨¦s, han protagonizado un sentido homenaje en el Aula Magna de la UB, donde el polifac¨¦tico humanista imparti¨® sus clases entre 1950 a 1984.

Disc¨ªpulos, familiares, colegas y admiradores, todos reunidos en el acto Mart¨ª de Riquer y la Universidad de Barcelona. El legado intelectual y humano para dialogar con el profesor, analizar su constante trabajo de investigaci¨®n y recordarle a poco m¨¢s que un a?o de su muerte, el 17 de septiembre de 2013.

Una atm¨®sfera cargada de evocaci¨®n y jovialidad tom¨® el edificio hist¨®rico de Letras en la Plaza Universitat, donde gradualmente se fue dibujando la imagen de un hombre que no solo fue fil¨®logo, catedr¨¢tico em¨¦rito de Literaturas Rom¨¢nicas y miembro de la Real Academia Espa?ola desde 1965, sino tambi¨¦n, y sobre todo, generador de preguntas y estimulador de debates. Un maestro, en el sentido socr¨¢tico del t¨¦rmino. Preceptor, punto de referencia intelectual y ejemplo para muchos de aquellos exalumnos que, gracias a su inmensa y aguda sabidur¨ªa, se enamoraron de los textos literarios medievales rom¨¢nicos, de Cervantes y del Quijote, del leyendario Perceval y de los caballeros art¨²ricos. Un maestro que, al mismo tiempo, nunca se cansaba de aprender y acumular libros en la imponente biblioteca de su casa, una de sus mayores herencias.

Francisco Rico cerr¨®

¡°Los libros siempre han sido parte de nuestra familia, porque la verdad es que hac¨ªan parte de la casa. La biblioteca de mi padre se desplegaba literalmente a lo largo de todos los rincones¡±, cont¨® Isabel de Riquer, profesora em¨¦rita de Filolog¨ªa Rom¨¢nica e hija del gran literato fallecido a los 99 a?os que luch¨® en la Batalla del Ebro durante la Guerra Civil, fue nombrado Marqu¨¦s de Casa D¨¢valos y pas¨® a ser tambi¨¦n profesor del pr¨ªncipe Juan Carlos en 1960. Nieto del multifac¨¦tico intelectual Alexandre de Riquer y fil¨®logo autodidacta, sus intereses literarios no se resolv¨ªan exclusivamente en la ling¨¹¨ªstica. Desde Esquilo, las Vidas Paralelas de Plutarco, Shakespeare, Verlaine, Cocteau hasta Balzac, Proust, Dickens, Tolstoi ¡ªcon particular predilecci¨®n por Guerra y Paz¡ª, pasando por la literatura italiana, francesa, alemana, gallego-portuguesa, hispanoamericana y tambi¨¦n las novelas polic¨ªacas, Conan Doyle, Simenon y Agatha Christie.

¡°La devoci¨®n por la filolog¨ªa cl¨¢sica empez¨® durante la guerra y durante toda su vida nunca dej¨® de leer. Incluso hizo construir en el garaje un trastero para poder guardar colecciones de obras, revistas, la biblioteca de autores espa?oles, cat¨¢logos de exposiciones y muchos otros libros¡±, relat¨® la profesora tras haber rememorado varias an¨¦cdotas divertidas logrando poner en relieve la magnanimidad y el sentido del humor de su padre. ¡°Su principal faena era comprar libros que, a menudo y con mucha generosidad, prestaba. Sin embargo nunca perd¨ªa de vista todos aquellos que tardaban en devolverlos¡±.

Al evento, que termin¨® con un concierto del coro Ardit-Ensemble, participaron adem¨¢s Gl¨°ria Soler, bi¨®grafa del fil¨®logo y Francisco Rico, disc¨ªpulo de Mart¨ª de Riquer, historiador de la literatura y erudito de la lengua espa?ola, quien cerr¨® las intervenciones con una clase magistral dirigida a comentar el vasto trabajo de investigaci¨®n de Riquer sobre Cervantes. ¡°La obra del maestro sobre el Quijote es hist¨®rica, en el doble sentido de que tiene un valor permanente y est¨¢ perfectamente datada¡±, afirm¨® el acad¨¦mico resaltando que ¡°lo que Riquer pose¨ªa era un vasto territorio propio de gustos e intereses¡±.

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