La primavera que no cesa
Si no fuese porque es una secesi¨®n dar¨ªa risa ver lo chapucera que ha sido la actitud del Estado, el PP y el PSOE con Catalu?a
El domingo se producir¨¢ un hecho ins¨®lito: una inexistente naci¨®n organizar¨¢ una votaci¨®n intangible para expresar ideas irrealizables. La votaci¨®n, impensable en otros tiempos, se ha convocado a trav¨¦s de medios virtuales, bajo la permanente amenaza de ilegalizaci¨®n y de consecuencias insospechadas e incalculables.
I, in, im¡ prefijos de negaci¨®n para ocultar que los dos s¨ªes han ganado ya por incomparecencia o, lo que es lo mismo, por la comparecencia de un no rotundo, absoluto y continuado. Tienen raz¨®n los unionistas al quejarse de la dejaci¨®n de responsabilidades que del Estado para con ellos. Las sucesivas resoluciones del Tribunal Constitucional, del Consejo de Estado y de los partidos mayoritarios les han dejado en la estacada.
Si no fuese porque se trata de un proceso de secesi¨®n dar¨ªa risa ver lo desastrosa y chapucera que ha sido la actitud del Estado y del PP y del PSOE con Catalu?a y los catalanes. Han negado la naci¨®n, han negado la cultura y la lengua en la que se expresa, han ocultado d¨¦ficits de todo tipo e incluso han prohibido que se vaya a votar. Y lo han negado todo tanto que han reforzado lo existente, posibilitado lo que parec¨ªa imposible y garantizado el ¨¦xito del 9-N. Se ha notado tanto el cuidado que no se ha logrado efecto alguno.
Nadie gana unas elecciones. Las elecciones y las votaciones casi siempre se han perdido, como en este caso, por incomparecencia. Pero ganar las elecciones e incluso llegar a ser independientes puede significar bien poca cosa si lo que cambia es el estatus y no cambia la realidad y el sentido del nuevo pa¨ªs.
Pero el 9-N, lejos de interrogar solo a Espa?a, pregunta sobre todo a Catalu?a. Ah¨ª es donde empiezan las incomparecencias propias que tan poco le gustan al soberanismo. Las facturas pendientes, vaya. No hay ning¨²n pa¨ªs que est¨¦ en paz consigo mismo, pero sucede que los hay que solucionan mejor los conflictos internos que los atenazan, y de eso habla el 10-N. Catalu?a ser¨¢ independiente cuando reconozca sus propios abusos, desigualdades, corrupciones, fracturas y diferencias.
El viejo discurso de construir la naci¨®n ha sido tan manoseado que no basta con contraponerlo al discurso del abuso del Estado
Es la lecci¨®n del d¨ªa a d¨ªa. La semana pasada se acus¨® a Xavier Trias y a Quim Nadal de hechos a los que no concedimos ninguna credibilidad. Pese a eso, el alcalde Trias comprob¨® la semana pasada lo dif¨ªcil que lo ha tenido Ester Quintana para demostrar el doble abuso de poder padecido. Excuso hablar de las pol¨ªticas culturales del PSC en sus mejores tiempos de ninguneo del catal¨¢n, que me embalo y da para tres peri¨®dicos. Los puentes se construyen con empat¨ªa y respeto. Si esa distancia es percibida con personas respetadas y reconocidas como Trias y Nadal, ?qu¨¦ trecho nos separa a muchos de Josep Maria Sala o de independentistas repentinamente mudos como Felip Puig?
El viejo discurso de construir la naci¨®n ha sido tan manoseado que no basta con contraponerlo al discurso del abuso del Estado. Hay que demostrar que la cohesi¨®n social es una prioridad, que los valores de esfuerzo y limpieza son ciertos, que la cultura continua formando parte del n¨²cleo duro del pa¨ªs. Solo entonces se alcanzar¨¢ la tan buscada masa cr¨ªtica. Mientras, para tropezar en las mismas piedras no vale la pena tanto esfuerzo. Por eso el 9-N da esperanzas, porque se trata de atreverse a cometer errores, s¨ª, pero en equivocaciones que todav¨ªa desconocemos.
I, in, im¡ En Espa?a se aprende en negativo y as¨ª no se va a ninguna parte. La democracia ha repetido multitud de vicios del franquismo, la dominaci¨®n, la arbitrariedad y el desprecio a la diferencia. El pujolismo se adapt¨® a uno de los peores, la perpetuaci¨®n institucional, que los incluye casi todos, y el drama es que el antipujolismo es tan corto de miras que no sabe todav¨ªa ni lo que ha heredado, m¨¢s all¨¢ del yo ya lo dec¨ªa, y solo sabe decir eso.
Cometer los mismos errores ser¨¢ imperdonable, fatal. El bochorno de las negociaciones de las ¨²ltimas semanas ha sido tremendo. Nos ha recordado que el camino del infierno est¨¢ lleno de buenas intenciones. Octubre nos ha ense?ado, otra vez, nuestras debilidades, que nos parecemos mucho a aquello de lo que queremos separarnos, tanto es as¨ª que sin la torpeza del Estado, estar¨ªamos peor. Lo mejor del proceso de independencia es que nos retratamos cada d¨ªa en un juicio de realidad aumentada. Tan n¨ªtidos salimos que se ve hasta lo que se esconde. De ah¨ª la oportunidad de no tener que echar m¨¢s las culpas a Madrid. De ah¨ª la necesidad de limpiar listas e instituciones, de dejar de cargar con muertos que se aparecen una y otra vez en medio del camino. De eso tambi¨¦n queremos independizarnos.
La desconexi¨®n del 9-N iba a llegar de una u otra manera. La otra desconexi¨®n requiere un 9-N diario, para que el que habr¨¢ que hacer algo muy dif¨ªcil: suspender la incredulidad manteniendo el escepticismo. El domingo estaremos a las siete de la ma?ana a las puertas de colegios e institutos, abriremos las puertas y votaremos. Se acab¨® el tiempo de pedir permiso porque, de lo contrario, los tiempos van acabar con nosotros.
Francesc Ser¨¦s es escritor
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