Ni Catalu?a es Escocia, ni Madrid es Londres
Los expertos opinan que las diferencias que separan los dos procesos van m¨¢s all¨¢ de la historia y la ley
Cuando los antisecesionistas espa?oles niegan a los nacionalistas catalanes la posibilidad de celebrar un refer¨¦ndum de independencia semejante al de Escocia se amparan en dos grandes argumentos: la historia y el marco legal. Catalu?a nunca fue independiente, y mientras la Constituci¨®n no escrita del sistema brit¨¢nico facilita la convocatoria de un refer¨¦ndum, la Constituci¨®n espa?ola lo impide expresamente, alegan. Los catalanes replican que la verdadera diferencia es que en Reino Unido se considera sagrada la voluntad expresada en su d¨ªa por el Parlamento escoc¨¦s y que todo lo dem¨¢s son excusas para eludir la cuesti¨®n pol¨ªtica de fondo.
Esos argumentos de brocha gorda ocultan los matices que emergen al comparar los procesos. Hay diferencias identitarias y ling¨¹¨ªsticas, como destaca Javier Tajadura, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad del Pa¨ªs Vasco: ¡°All¨ª hablan la misma lengua y el componente identitario es mucho menor que en el caso catal¨¢n¡±. Como distinto ha sido el proceso de elecci¨®n de la pregunta, doblemente sesgada y orientada al s¨ª en el caso catal¨¢n; as¨¦ptica y neutral en el escoc¨¦s.
Tambi¨¦n, diferencias de tradici¨®n pol¨ªtica, hist¨®ricas, demogr¨¢ficas, econ¨®micas. En Escocia ha ido creciendo el independentismo a medida que se ha ido haciendo rica. En Catalu?a, a medida que ha ido perdiendo peso.
La riqueza espole¨® la secesi¨®n escocesa y el declive empuj¨® la catalana
Hay otros factores econ¨®micos contrapuestos. Mientras Catalu?a a¨²n aporta casi el 20% del PIB espa?ol y el 16% de su poblaci¨®n, Escocia es solo un 8,2% de la econom¨ªa y un 8,4% de la demograf¨ªa brit¨¢nicas, lo que facilita que los ingleses vivieran con mucho menos dramatismo una eventual secesi¨®n escocesa de lo que se vive en Espa?a el proceso catal¨¢n.
Para el nacionalismo catal¨¢n, el refer¨¦ndum escoc¨¦s es hijo de la madurez democr¨¢tica de Westminster. Tajadura discrepa: ¡°La posici¨®n del Gobierno brit¨¢nico ha sido considerada por algunos como m¨¢s democr¨¢tica, abierta, dialogante; pero, ?qu¨¦ entendemos por democracia?¡±, se pregunta. ¡°Que a un brit¨¢nico de Londres le digan que su pa¨ªs se puede ver reducido sin preguntarle a ¨¦l es poco democr¨¢tico porque el Gobierno brit¨¢nico dejaba en manos de cuatro millones de personas el destino de 60 millones¡±, argumenta. Y advierte que es un problema que se puede repetir, aunque a la inversa, en el refer¨¦ndum que el primer ministro David Cameron planea para 2017 sobre la pertenencia de Reino Unido a la UE. Sin embargo, el refer¨¦ndum escoc¨¦s apenas ha sido cuestionado por la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica desde ese punto de vista.
David McCrone, profesor em¨¦rito de la Universidad de Edimburgo y cofundador del Instituto de Gobernanza, ve al mismo tiempo razones hist¨®ricas y de sentido com¨²n como explicaci¨®n de la consulta escocesa. Subraya que tras el Tratado de Uni¨®n con Inglaterra en 1707, ¡°la sociedad civil escocesa sigui¨® siendo diferente y aut¨®noma¡±. McCrone enfatiza las diferencias que hay entre esa fusi¨®n de las coronas y los conflictos de 1714 en Catalu?a o de 1760 en Quebec, lo cual acent¨²a a su juicio el hecho de que ¡°Reino Unido no puede mantener dentro a Escocia contra su voluntad¡±. ¡°Por eso, la negociaci¨®n sobre el refer¨¦ndum de Escocia de 2014 fue muy sencilla¡±, explica. Y puntualiza: ¡°Eso no se debe a que Reino Unido fuera liberal o tolerante hacia la ruptura ¡ªhizo juego sucio durante el refer¨¦ndum, recurriendo al miedo y las amenazas¡ª sino porque no ten¨ªa m¨¢s remedio¡±.
El profesor Michael Keating, que dirige el Centro Escoc¨¦s de Cambio Constitucional, cree que la biso?ez de Cameron ahora y la de Tony Blair 15 a?os antes est¨¢n tambi¨¦n en parte detr¨¢s tanto del refer¨¦ndum de independencia como del que dio luz verde al sistema auton¨®mico en 1999. ¡°Los dos aceptaron referendos sin conocer sus consecuencias a largo plazo. Blair lament¨® en sus memorias la devoluci¨®n de poderes a Escocia y Cameron estuvo a punto de renegar del refer¨¦ndum de independencia. Al final, los dos tomaron la decisi¨®n correcta, pero quiz¨¢s por las razones equivocadas¡±, asegura. Pero advierte: ¡°Si el actual Gobierno hubiera negado el refer¨¦ndum, habr¨ªa habido una crisis constitucional y una p¨¦rdida de legitimidad de Reino Unido en Escocia, como ocurri¨® con Thatcher y Major en los 80 y 90¡±.
Keating acaba de pasar unos d¨ªas en Girona y admite que sus conversaciones en dicha ciudad no le han aclarado demasiado el panorama catal¨¢n. Cree que, si hubiera elecciones plebiscitarias, tampoco cambiar¨ªan mucho las cosas. ¡°Ninguno de mis colegas catalanes es capaz de decirme hacia d¨®nde van las cosas¡±, reconoce.
Llu¨ªs Orriols, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Carlos III de Madrid y antes de la Universidad de Girona, subraya que, en el pasado, en ambos pa¨ªses se daba la coincidencia de que tanto los nacionalistas como al menos uno de los dos grandes partidos estatales apoyaban el sistema auton¨®mico, ¡°aunque fuera con diferentes intensidades¡±. ¡°Ahora¡±, a?ade, ¡°ha habido una ruptura. La coincidencia es que los dos nacionalismos est¨¢n en un momento post-auton¨®mico¡±.
Orriols ve ¡°una diferencia demosc¨®pica y una diferencia institucional¡± entre los dos procesos. ¡°En Catalu?a, el apoyo a esa separaci¨®n del modelo auton¨®mico est¨¢ m¨¢s extendido y es m¨¢s transversal en t¨¦rminos de sociolog¨ªa electoral. En cambio, en Reino Unido hay un Gobierno central que acept¨® convocar un refer¨¦ndum y, en el caso espa?ol, no¡±.
El profesor de la Carlos III es pesimista: ¡°No hay margen de negociaci¨®n. Lo ¨²nico que puede cambiar la situaci¨®n es el liderazgo pol¨ªtico, o la ruptura. Hay que tener l¨ªderes capaces de arrastrar a la opini¨®n p¨²blica, de enfrentarse a su propio electorado. Y no creo que Rajoy sea el hombre¡±.
La asepsia de unas plebiscitarias
El independentismo escoc¨¦s ha tenido m¨¢s paciencia que el catal¨¢n y ha sido m¨¢s claro ante los votantes. El Partido Nacional Escoc¨¦s (SNP) form¨® un Gobierno minoritario en 2007 y gan¨® la mayor¨ªa absoluta en 2011 con la propuesta de refer¨¦ndum de independencia como primer punto de su programa. En Catalu?a, ning¨²n partido ha ganado jam¨¢s las elecciones con una propuesta de independencia.
Esa paradoja concluir¨¢ seguramente en las pr¨®ximas elecciones, pero no acabar¨¢ ah¨ª la falta de claridad del proceso si se convierten en plebiscitarias. ¡°No acabo de entender muy bien qu¨¦ significan¡±, confiesa Llu¨ªs Orriols, profesor de Ciencias Pol¨ªticas de la Universidad Carlos III. ¡°Entiendo que el nacionalismo catal¨¢n quiere un proceso electoral para expresar su preferencia sobre si estar dentro de Espa?a o no. Y quieren que sea un proceso electoral porque ya han demostrado que pueden hacer acciones multitudinarias de participaci¨®n ciudadana. Y el 9-N ser¨¢ eso, un acto de participaci¨®n ciudadana¡±, explica.
¡°Cuando ese proceso electoral no puede ser un refer¨¦ndum, la ¨²nica salida es coger unas elecciones convencionales y convertirlas en una especie de refer¨¦ndum. Pero me es dif¨ªcil pensar que eso pueda ser as¨ª sin unas condiciones as¨¦pticas tan grandes que son imposibles: candidatura ¨²nica del s¨ª; que no haya programa electoral; que las siglas de la candidatura sean el s¨ª; que no haya pol¨ªticos conocidos en la lista; que no haya legislatura despu¨¦s de esas elecciones, es decir, que inmediatamente despu¨¦s se convoquen unas elecciones ordinarias. Hacer unas elecciones tan as¨¦pticas que la expresi¨®n de los ciudadanos sea inequ¨ªvoca, porque en unas elecciones normales expresamos much¨ªsimas cosas con una sola papeleta. No conozco ning¨²n precedente¡±, advierte.
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