¡°Me quedan pocas vidas, siempre he dicho que voy a morir joven¡±
El actor estrena libro-disco y se sube por primera vez a escena con un mon¨®logo dram¨¢tico
Hovik Keuchkerian (Beirut, 1972) es tan poco com¨²n como su nombre. Cuando este tipo de 1,91 y voz profunda entra en el bar, se hace el mismo silencio que cuando el sheriff pisa el saloon. Y est¨¢ tan poco dispuesto como un cowboy a que le digan qu¨¦ tiene que hacer. Solo es d¨®cil con la c¨¢mara, ante la que adopta una pose de boxeador retirado. Lo es. En 2004 abandon¨® el deporte que le ha dejado la nariz rota y un f¨ªsico de huno, un a?o m¨¢s tarde public¨® su primer libro, y estuvo nominado en la ¨²ltima edici¨®n de los Goya como actor revelaci¨®n por su papel en Alacr¨¢n enamorado. No ha bajado el ritmo: ahora hace malabares para combinar la promoci¨®n de Resiliente, su nuevo libro-disco de poes¨ªa, de la obra de teatro Un ob¨²s en el coraz¨®n y de la pel¨ªcula Justi&Cia. ¡°Dime, qu¨¦ quieres saber¡±, arroja ante un caf¨¦ con leche despu¨¦s del tercer cigarro.
Hovik hoy no comer¨¢. Tiene firma del libro (el disco, en el que recita los ocho poemas musicalizados por Yuri M¨¦ndez, alias P¨¢jaro Sunrise, va incluido) y poca hambre. Su actividad en estos d¨ªas es apabullante: los viernes estar¨¢ en el Teatro Alfil con la obra, los s¨¢bados en el bar Beer Station con el disco, esta noche en Buenafuente para hablar de la pel¨ªcula. Su curr¨ªculo, que incluye el t¨ªtulo de campe¨®n de Espa?a de peso pesado, una carrera como monologuista y haberle puesto voz a un buen pu?ado de anuncios, es igualmente abrumador. ?l tampoco comprende tanto eclecticismo: ¡°A veces cuando reviso mi biograf¨ªa, me satura. No s¨¦ si la gente puede entender mi inter¨¦s en distintas cosas. De ni?o nunca he tenido ni puta idea de lo que quer¨ªa hacer. Me gustaba algo, y de repente me dejaba de gustar¡±.
Pero lleg¨® el teatro, que le permite ¡°tener diez a?os toda la vida, estar loco y decirlo y vivir muchas vidas¡±. Es su oficio, asegura. Una profesi¨®n estrenada por la puerta grande en el cine y en la que ahora da un paso de gigante. Un ob¨²s en el coraz¨®n es su primer mon¨®logo dram¨¢tico, est¨¢ producido por la compa?¨ªa L¡¯Om Impreb¨ªs y firmado por Wadji Mouawad, un nuevo astro de la dramaturgia que casualmente comparte origen con Keuchkerian. ¡°Lo que viv¨ª en el estreno en el Alfil no se puede valorar. Yo vol¨¦. Este campo lo desconoc¨ªa, apenas he ido a obras de teatro¡±, confiesa. No parecer importarle.
El actor exhibe esa mezcla de visceralidad y despreocupaci¨®n en todo lo que hace. Cuenta que no escribe en casa, frente a un flexo, sino en el bar: ¡°Cuando me viene. De mirarte a ti, de ver a un perro por la calle, de levantarme un d¨ªa jodido¡±. Es de los que consideran que no hay que leer mucho para escribir bien, y asegura que no piensa ni un momento en el lector cuando coge el bol¨ªgrafo. Y que no sufre escribiendo. Pero interrumpe: ¡°Vas a tener que cortar mucho de esto. Acabar¨¢s haciendo la entrevista con 20 taglines y voy a parecer un nazi¡±.
As¨ª, abruptamente, lleg¨® tambi¨¦n su decisi¨®n de dejar la comedia (su mon¨®logo Cocreta para Paramount Comedy tiene miles de reproducciones en Youtube) y ponerse a recitar sus poemas. Gracias al sello Lovemonk encontr¨® la complicidad de Yuri M¨¦ndez, su contrincante en lo que define como ¡°un partido de tenis¡±: ¡°En un principio chutamos los poemas y Yuri se puso con la m¨²sica, y nos los ¨ªbamos pasando. No nos ha costado adaptarnos al otro¡±. El resultado podr¨ªa considerarse cercano al slam (¡°ll¨¢malo como quieras¡±, dice), poes¨ªa oral en la que la musicalidad es b¨¢sica.
?Cu¨¢ntas vidas le quedan a este actor, poeta, exboxeador que ha hablado sin tapujos de la etapa oscura de su vida (depresi¨®n, alcohol) y se reinventa cada pocos a?os? ¡°Pocas, porque siempre he dicho que me iba a morir joven¡±, suelta, sin inmutarse. ¡°Seguir¨¦ escribiendo, intentar¨¦ cuidarme un poco, y ya est¨¢. Si la vida se pasa en un plis¡±. Y sale a fumar otro cigarro.
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