La excelencia de cerca
Este s¨¢bado ha sido incinerado en Castell¨®n el cuerpo Jos¨¦ Luis Aguirre, escritor, profesor y premio Llu¨ªs Guarner
Recuerdo ahora que la primera vez, siendo casi un cr¨ªo, que le¨ª el nombre de William Faulkner impreso en las p¨¢ginas de cultura de un peri¨®dico local, me entusiasm¨® el art¨ªculo donde se le citaba, que pens¨¦ que hab¨ªa gente que sab¨ªa un huevo de literatura, y que retuve en la memoria el nombre del autor: Jos¨¦ Luis Aguirre. Un apellido poderoso, vaya. No sab¨ªa entonces que, muchos a?os despu¨¦s, acabar¨ªa convirti¨¦ndome en yerno de hecho de un personaje de las letras al que segu¨ª durante un tiempo en sus estupendos art¨ªculos literarios.
Luego supe m¨¢s cosas, claro. Como que se hab¨ªa licenciado en Filosof¨ªa y Letras por la Universitat de Val¨¨ncia, que fund¨® en el SEU de cuando entonces un cine-club junto a Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Pi?ero y Jos¨¦ Mar¨ªa Morera, entre otros, y que form¨® parte muy activa de la difusi¨®n de la cultura que intent¨® asfixiar el franquismo, y que m¨¢s tarde, ya instalado en Castell¨®n con su familia para ganarse el jornal, fue un maestro en la ense?anza de la literatura, a la vez que un estudioso de post¨ªn del Quijote y otras obras del clasicismo espa?ol, a la vez que tertuliano de Joan Fuster o de Max Aub en los d¨ªas en que ¨¦ste estuvo por aqu¨ª, y uno de los animadores culturales del m¨ªtico Casa Pedro. Adem¨¢s de brillante autor de novelas (una de las cuales fue finalista del Nadal) y de recibir el premio Llu¨ªs Guarner en 2007.
Fuera de todo eso, que es bastante, descend¨ªa de Aguirre Matiol, que conserva en el puerto de Valencia una estatua en su homenaje como gran exportador de naranjas, y recordaba a menudo, entre risotadas como de ni?o, las aventuras de la casa medio ar¨¢biga en B¨¦tera, donde media Valencia art¨ªstica, desde Sorolla a Benlliure, celebraban sus fiestas como de broma pero con toda seriedad. En Castell¨®n recibi¨® hace pocos a?os un homenaje de jubilaci¨®n de las mujeres que fueron sus alumnas, agradecidas por tanto como les ense?¨®, y una de sus nietas subi¨® hasta el estrado como si estuviera en su casa y Jos¨¦ Luis la sent¨® en sus rodillas como si nada.
Ahora ha fallecido, despu¨¦s de una vida muy completa, y esta nota solo quiere rendirle homenaje por haber existido entre nosotros y por haber sido tan excelente y divertido en tiempos que no estaban para bromas.
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