Una empleada de Abanca: ¡°Va a empezar a disparar y nos va a matar¡±
B. S. relata paso a paso los momentos cr¨ªticos del atraco que sufri¨® el pasado viernes en el que su compa?era result¨® herida
Quedaban dos minutos el viernes para que B. S., trabajadora de Abanca, estuviese oficialmente de vacaciones cuando Enrique Lago, ¡®el escayolista¡¯, entr¨® en la sucursal del barrio vigu¨¦s de O Calvario y detuvo el tiempo. Lleva 30 de sus 49 a?os en sucursales y ha visto asaltos de todos los colores. Con sangre fr¨ªa y precisi¨®n relata el atraco en el que murieron el ladr¨®n y una polic¨ªa, y otra empleada de la oficina result¨® herida. Rechaza salir fotografiada por temor a represalias, pero el lunes quiere volver a trabajar. ¡°Mis compa?eros no est¨¢n preparados¡±.
Pregunta. ?Qu¨¦ tal su compa?era herida?
Est¨¢ bien. La bala entr¨® limpia, no toc¨® hueso ni tend¨®n. Est¨¢ relajada, no piensa m¨¢s all¨¢. El d¨ªa que se enfrente a entrar en la oficina sabe que le va a costar, que le puede venir el baj¨®n.
Respuesta. ?C¨®mo ha pasado el d¨ªa siguiente?
Tras salir de Povisa [el hospital concertado de Vigo] llam¨¦ a mi hermano y le dije que necesitaba moverme, salir. Hemos estado todo el d¨ªa por ah¨ª. No es f¨¢cil.
P. ?Qu¨¦ pas¨® el viernes?
R. El atracador entra dos o tres minutos antes del cierre de la puerta. Trae una peluca, una barba postiza y viene maquillado, caracterizado, con gafas. Ya te das cuenta, sin que diga nada, de que es un atraco. Se dirige a la caja, y las tres compa?eras nos quedamos viendo que viene a atracarnos. La compa?era que tiene jornada reducida, que se suele ir a las 14.00, [el viernes] estuvo casi hasta el final. Yo le dije: ¡°vete inmediatamente. Sal y llama a la polic¨ªa¡±. El compa?ero de caja antes de que empiece le pide el carnet de identidad, para disuadirlo. Pero va a lo que va. A veces consigues que se echen atr¨¢s si no est¨¢n muy seguros, pero otras veces nada.
P. Qu¨¦ reflejos.
R. Llevo, con este, 34 atracos. Demasiados, creo que soy la persona en Espa?a que m¨¢s se ha llevado en este vida.
P. Pero como este ninguno, supongo.
He tenido atracos muy complicados. Con pistolas que se encasquillan porque son esas compradas en Portugal o no s¨¦ d¨®nde. He tenido un t¨ªo sentado en los pies m¨¢s de media hora. Fue el primero que tuve. En el 86, a¨²n se llamaba Caja de Ahorros Municipal de Vigo. Estaba en caja y entraron dos chicos, uno de 16 y otro de 17 a?os, con una recortada y un estilete. El de la recortada se fue para el despacho. Ten¨ªamos auditor¨ªa. Con los auditores y los clientes, y el otro se vino conmigo para la caja. Se sent¨® en mis pies, me clav¨® el estilete en la pierna y hasta que abrieron las cajas. Estuvimos much¨ªsimo tiempo, entonces era todo m¨¢s rudimentario. Y expl¨ªcale adem¨¢s con mucha calma y paciencia que la luz que se tiene que encender es la roja, y pita. Es un peligro, lo entienden como que va a saltar la alarma. El de 16 a?os dici¨¦ndole ¡°te est¨¢ mintiendo, eso no es verdad¡±. Y ¡°sube las manos¡±, ¡°b¨¢jalas¡±, ¡°que no te vea nadie¡±... O que te vengan con un cuchillo jamonero y te lo pongan en el cuello. Uno de estos inmenso que dices ¡°Dios m¨ªo querido¡±. De todo.
P. Hay la idea generalizada de que en Galicia todo es muy pac¨ªfico. 34 atracos en 30 a?os no dan esa impresi¨®n.
R. Estamos hablando de una ¨¦poca, los a?os 80 y 90 en que la hero¨ªna aqu¨ª corr¨ªa por los barrios. Te pod¨ªas encontrar una semana en que te hab¨ªan atracado tres veces. Era una ¨¦poca dura. Este chico [el atracador] era de esa ¨¦poca. ?l y su hermano.
P. ?Entonces lo conoc¨ªa?
R. Yo estuve en la oficina [del barrio] de Cabral seis o siete a?os y toda la gente de esa ¨¦poca la ibas controlando. De los atracos que vas sufriendo, bajas muchas veces a comisar¨ªa, ves muchas fotograf¨ªas. Que si esta es la familia tal, que si este es fulanito. ?l era de la zona de Cabral. Sabes qu¨¦ gente es, si est¨¢ metida en las drogas¡ Cuando entra en la oficina no lo reconozco, pero tras el levantamiento del cad¨¢ver, cuando la polic¨ªa recoge la libreta y me la traen y sacamos el DNI ya lo veo: ¡°Es ¨¦l, yo a este hombre lo conozco¡±. Lo recordaba de aquella ¨¦poca, que estaba en el ambiente de las drogas.
P. Volvamos al viernes. ?Cu¨¢ndo se va la compa?era cu¨¢ntos se quedan?
R. Tres. Mari¨¢n, que result¨® herida, Rub¨¦n, el de la caja, y yo. El atracador entra con una libreta de la caja en la mano, como un cliente. Va a la caja para cambiar dinero. Lo hace para controlar que ya no hay clientes. [¡] Entran los billetes en el dispensador y se hace el cambio. Pero ya no se le llegan a dar porque saca la pistola y dice ¡°esto es un atraco¡±. El compa?ero se pone de pie. Le dice ¡°vente para aqu¨ª, cierra las cortinas¡±. Para trabajar f¨¢cilmente. Manda abrir la caja, el dispensador y el cajero. Nos dice que se quiere llevar todo el dinero. ¡°Si os port¨¢is bien no hay ning¨²n problema, pero si no vengo para mataros, estoy dispuesto a todo¡±. ¡°Si segu¨ªs mis indicaciones bien, pero si no os voy a matar. Quiero que lo teng¨¢is claro desde el primer momento. Despu¨¦s os voy a poner unas bridas, os dejo atr¨¢s, limpio las huellas y salgo¡±. Lo repite constantemente. Pregunta cu¨¢nto tiempo tarda en abrirse la caja fuerte, le decimos que diez minutos, un cuarto de hora. No nos cree. ¡°Eso es mucho tiempo, a m¨ª me la han abierto antes¡±. Se empieza a crear un clima de tensi¨®n. Los dos compa?eros se portaron de maravilla, era el primer atraco que sufr¨ªan. El compa?ero de la caja le explica los pasos y el otro le dice: ¡°Sigue, haz lo que tengas que hacer¡±. A nosotras nos va moviendo de sitio mientras sigue diciendo ¡°si os port¨¢is bien no pasa nada pero si no os voy a matar, vengo preparado¡±. Entonces saca de bolsillo lo que nosotras entendemos que es una pistola de descarga el¨¦ctrica. Y entre tanto la caja no acaba de abrirse. Un atraco habitualmente suele durar un minuto o un minuto y medio. Pero diez minutos son como dos horas. Sin hacer nada, es una eternidad.
P. Se para el tiempo.
R. Se para totalmente. Con la experiencia que ya tienes intentas entretener, tratando de distraerlo. Le digo: ¡°No me encuentro bien, me estoy mareando, ?te importa que me siente?¡± y ¡°estoy muy nerviosa, ?te importa que fume? ¡°No s¨¦ donde tengo el tabaco, ?te importa que vaya a por ¨¦l?¡± Voy al despacho y empiezo a abrir cajones. ?l me sigue con la mirada y as¨ª lo voy entreteniendo, que no piense en el tiempo de la caja. Hasta que cojo el tabaco del bolso y salgo. Me siento y enciendo el cigarrillo. Entonces se abre la caja fuerte. Se saca el abrigo, se pone cruzada la bandolera que llevaba y se vuelve a poner la cazadora. Mete el dinero ah¨ª y empieza a protestar. ¡°Qu¨¦ poco dinero hay. ?Cu¨¢ndo empezasteis a pagar las pensiones?¡± ¡°Empezamos hoy pero hay mucho dinero¡±. Se le da todo, se le ofrece un sobre con billetes rotos, pero no los quiere.
P. ?Cu¨¢nto se lleva? ?M¨¢s de 120.000?
R. Por ah¨ª, s¨ª. El siguiente paso es que me dice: ¡°Cuando acabes de fumar el cigarrillo os llevo para atr¨¢s y os pongo las bridas¡±. Lo que pretende es quitarnos del medio, olvidarse de nosotras y seguir con el compa?ero. Est¨¢ preocupado, no quiere dejar huellas para que lo localicen y sabe que los billetes que dio para el cambio los ha tocado. A partir de ese momento se pone ya los guantes y dice que va a limpiar la oficina. Con tranquilidad, se vac¨ªa el dispensador y el cajero. Pero en ese impasse llega la polic¨ªa... Pero a ver.
P. S¨ª.
R. T¨² no puedes llegar con un coche de polic¨ªa a la puerta. Ni bajarte del coche, entrar en el recinto del cajero, golpear la puerta y decir ¡°abrid la puerta¡±. Porque sabes que hay un atraco y empleados dentro. ?Qu¨¦ est¨¢s haciendo? ?Que nos maten?
P. ?La polic¨ªa no actu¨® igual en otros atracos que vivi¨®?
R. Nunca pas¨® eso. Esperan fuera, escondidos. Al principio y al final de la calle, se esconden entre los coches, en los portales. Esperan a que salgan [los asaltantes] y cuando salen, como no se echan a correr, porque [el atraco] es a puerta cerrada, ah¨ª los detienen. Y no pasa nada. No hubiera pasado nada. Es lo que se hace. Pero no haces ¡®eso¡¯. Est¨¢s poniendo en riesgo la vida de personas que hay dentro. Tal y como ¨¦l nos estuvo insistiendo, en ese momento tiene que pensar que hemos avisado a la polic¨ªa. Porque si no, ?c¨®mo aparecen ah¨ª? ?Por arte de magia? ?Tienen una bola de cristal?
P. ??l les dice algo a ustedes?
R. No. En ese momento es tiempo de solucionar. Pero toma la actitud de no saber qu¨¦ hacer. Pasan esas d¨¦cimas de segundo en que dice: ¡°Hostia, la polic¨ªa¡±. Se agacha para que no lo vean y ah¨ª te dices: ¡°Va a empezar a disparar y nos va a matar¡±. Porque te lo ha estado avisando constantemente. ¡°Hoy ha sido nuestro d¨ªa¡±, piensas. ¡°Hasta aqu¨ª hemos llegado¡±. Supongo que ¨¦l calcula: ¡°Estar¨¢n un coche o dos, si tardo media hora va a haber 40. Salgo ahora y no me planteo estar seis horas con rehenes¡±. Supongo.
P. Tambi¨¦n se pod¨ªa rendir.
R. ?l iba a por todas. A puerta cerrada no se plantea que aparezca la polic¨ªa. No se le pasa por la imaginaci¨®n. A nosotros tampoco, evidentemente. T¨² avisas para que sepan que nos van a atracar, porque si no, nos encuentran cinco horas despu¨¦s. Pero avisas para que lo detengan, no para que se monte el ¡®bacalao¡¯ que se mont¨®. ?l nos dice que tiene un compinche fuera que si pasa algo lo va a avisar y nos va a matar. Las dos estamos sentadas a su lado cuando ¨¦l dice: ¡°Te vas a venir conmigo como reh¨¦n¡±. Y la primera que tiene al lado pegada es mi compa?era. ¡°T¨² sales conmigo¡±. En la oficina hay dos columnas. Se pone detr¨¢s de la primera y mira al polic¨ªa desde all¨ª. Llega un momento en que ¨¦l dice: ¡°Abre la puerta¡± Y mi compa?era le contesta: ¡°Yo no la abro, ¨¢brela t¨²¡±. Entonces ¨¦l pasa de esa columna a la siguiente, y en ese paso el polic¨ªa me ve, me hace se?ales preguntando d¨®nde est¨¢. Le indico que est¨¢ en la otra columna, le hago se?as. Mientras tanto el ladr¨®n mira, se vuelve a meter. Mira. Se vuelve a meter. Y decide ir a la puerta. Mueve la cortina, abre la puerta y sale afuera con la compa?era al cuello y dice ¡°apartaos, dejadme salir¡±. Y la polic¨ªa: ¡°Tira el arma¡±. Y ya empieza todo el mundo a gritar. ¡°Es un pistola de fogueo¡±, dice un polic¨ªa. Hay cuatro. ?l pega un disparo para que vean que es una Parabellum de verdad y a continuaci¨®n todos gritan. Unos: ¡°Estate tranquilo, no pasa nada¡±. Y ¨¦l: ¡°Dejadme salir¡±. Pega el primer tiro, siguen gritando y empieza, pum, pum, pum, a pegar. Cuando ¨¦l sale acorrala a los polic¨ªas que estaban pegados al exterior de la oficina. Los coge de frente. La chica, que es la primera que abate, y el otro chico tambi¨¦n. Y los dos de arriba est¨¢n disparando tambi¨¦n. Y mi compa?era en medio. Yo entro y salgo. Hay 30 o 40 tiros. ¡°Van a matar a mi compa?era y tengo que quitarla de ah¨ª¡±, es lo ¨²nico que pienso. Pero tampoco me puedo meter en medio del tiroteo.
P. ?Hizo adem¨¢n de salir?
R. Varias veces. Pero con los tiros ?qu¨¦ haces? ?Te metes en el medio?
P. Salir ya parece demasiada imprudencia
R. Abro la puerta, la cierro, ya no sab¨ªa, solo me preocupaba mi compa?era. Escuchas los tiros y piensas que la han matado. Acaba el tiroteo y veo a mi compa?era que no sabe d¨®nde est¨¢ ni qu¨¦ pasa, la engancho por el brazo, la meto en la oficina y cierro la puerta. Y me dice: ¡°Me duele el brazo¡±. La desnudo, le quito la chaqueta y veo que tiene efectivamente un impacto de bala en el brazo. ¡°Es una bala, no te preocupes, te voy a hacer la cura¡±, le explico. Yo de primeros auxilios s¨¦, siempre se me ha dado bien. Le hago la primera cura y un vendaje. Se empieza a poner p¨¢lida, me dice ¡°no me encuentro bien¡±. Le digo que no se preocupe. Le pongo un abrigo de almohada y le subo las piernas y me quedo con ella. Despu¨¦s ya entra la polic¨ªa. ¡°Hemos pedido una ambulancia, nuestros compa?eros est¨¢n heridos¡±. Mi compa?ero de caja, ¡®pobri?o¡¯, est¨¢ p¨¢lido. Salgo fuera y veo a la chica que me parece que est¨¢ muerta, al atracador dando los ¨²ltimos espasmos, con un charco de sangre alrededor. Y a un polic¨ªa con un ojo lastimado por una lasca de una bala, el que me hac¨ªa se?ales. Al que est¨¢ ahora ingresado no lo veo porque lo tapa un coche. Luego ya llega el m¨¦dico con la ambulancia. ¡°Muy bien lo que has hecho, qu¨¦date aqu¨ª no te preocupes¡±, dice. Llamo a mi jefe y a partir de ah¨ª ya llega la polic¨ªa cient¨ªfica, la judicial, la UDEF, nuestros jefes, los superiores de todas partes, gente que no conozco. Empezaron a poner las marcas en las pruebas. No pudimos salir hasta las seis de la tarde, o as¨ª. Le relato al jefe de la UDEF c¨®mo fue todo. Ellos ven mi sangre fr¨ªa y se asombran. Pero muchos de los polic¨ªas ya me conoc¨ªan, que ya es mucha experiencia. Mi compa?ero no est¨¢ bien, se quedar¨¢ de baja, le va a costar superarlo. Sobre las seis, siete, me bajan a comisar¨ªa y acabo sobre las nueve o diez. Me rescata mi hermana. Se junta una pandilla de amigos para entretenerme. Luego te cuesta conciliar el sue?o. Vas rememorando lo que ha ocurrido y es duro.
P. ?Y la familia?
R. En el momento del atraco, tenemos un grupo de Whatsapp con mi hermana y les avis¨¦ de que me acababan de atracar pero que estaba bien. Yo me incorpor¨¦ ahora de una baja¡ Eres fr¨ªa pero tienes miedo. Yo hoy no quer¨ªa estar aqu¨ª. Le doy vueltas a la cabeza¡
P. ?Cree que podr¨ªa ir drogado?
R. No. Ten¨ªa una enfermedad terminal, un c¨¢ncer.
P. ?C¨®mo lo sabe?
R. Me lo confirm¨® un amigo suyo. A ¨¦l le llamaban ¡®el escayolista¡¯ por una empresa que tuvo. Este amigo m¨ªo me dijo que ten¨ªa un c¨¢ncer y que ya estaba mal.
P. Le pondr¨¢n una medalla¡
R. Que se la pongan a mi compa?era, que fue la que vivi¨® el riesgo y se llev¨® la bala. Yo soy una m¨¢s. Hice lo que pude y punto. Siento no haber podido hacer m¨¢s por ella. Cinco cent¨ªmetros m¨¢s arriba y se queda en el sitio. Y que se haya muerto la chica polic¨ªa... Que no se repita m¨¢s por favor. Mentalmente te agota. Eres empleado de banco, que siempre tengas tu vida en juego¡ Que siempre tengamos que estar pendientes de que alguien que entre por la puerta est¨¦ jugando con tu vida es un poco duro.
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